El ingeniero de Temuco que pasó de vender celulares a crear una franquicia
Tecnobox, creada en Temuco por el ingeniero Ricardo Silva junto a un amigo, terminó transformándose en una marca de servicio técnico de celulares y accesorios presente en más de ocho regiones del país, dando trabajo a más de 200 personas.
Desde que comenzó sus estudios en ingeniería en informática, Ricardo Silva importaba cosas que no llegaban a Temuco. En un inicio, pedía teléfonos con triple SIM desde China que se vendían fácilmente, en tiempos en que las compañías telefónicas cobraban precios diferentes si se llamaba a alguien con chip de la competencia.
Si bien Silva lograba generar un sueldo que le permitía vivir tranquilamente como estudiante, Felipe Pardo, un compañero de clase, cuando supo que los teléfonos eran un buen negocio, le ofreció unirse como socios para expandir el emprendimiento.
“En un principio trajimos 10 celulares, después 100. Y cuando ya empecé a importar harto, me di cuenta de la importancia de formalizar”, recuerda Silva, agregando que luego de terminar la universidad, ambos tomaron caminos separados, pero con el sueño de dar forma a un negocio.
“Nos pusimos de acuerdo chateando que nuestra idea era juntar capital para generar una empresa de importación que trajera a Temuco las cosas que se veían en las páginas digitales y no llegaban acá, de tenerlas en stock”, cuenta. Así, en 2013 abrieron Tecnobox, una tienda de accesorios de protección para celulares, servicio técnico y artículos tecnológicos de diversa índole, pasando por mouses portátiles y “palos-selfie”.
Si lo buscas, lo tenemos
“Como estudié algo nada que ver con comercio, con el tiempo fui aprendiendo a importar de manera más barata, a cómo usar los Tratados de Libre Comercio que te ayudan a bajar los impuestos de importación y solo pagar el IVA”, explica Silva, recordando los primeros pasos del primer local abierto hace seis años.
El primer lema que tuvo Tecnobox era bastante largo para sus creadores, pero cumplía: “Si lo buscas, lo tenemos. Si no lo tenemos, lo traemos”. Luego agrega: “En Temuco, las pocas empresas que existían eran elitistas y caras. Nos pusimos de acuerdo en poner una pequeña tienda, sin pensar en el potencial éxito, en una calle cercana al centro, pero por donde no pasaba tanta gente caminando, trayendo las marcas que buscaban por internet”.
Una de las claves del éxito del servicio es, según su creador, la constante presencia de sus ofertas por redes sociales. En esos años, llegaron a ser propietarios de diversos grupos de Facebook en La Araucanía: “Empezamos a comprar todos los grupos. Y si sumabas a toda la gente que estaba ahí, teníamos a 300 mil personas interactuando para que se acercaran a comprar los productos”.
La empresa fue creciendo, se hizo popular en la ciudad y comenzaron a generar más tiendas. Tan solo en el sector de Temuco existen 16 Tecnobox. Cuando el éxito los llevó a conseguir más stocks de los productos, Ricardo Silva comenzó a viajar a Asia, para generar acuerdos entre proveedores. Si se pensó que la barrera del idioma sería un problema, allá ya están pensando en el futuro: “Antes hablaba con los chinos en inglés, pero ahora puedo negociar con ellos en español, porque están interesados en el mercado latinoamericano”. Incluso, durante la época de negocios hubo espacio para el amor. En uno de esos viajes, conoció a la hermana de unos de sus proveedores. Terminó casándose, teniendo un hijo chino-chileno y armando lazos con la familia de ella, que trabaja en el mismo rubro, pero a escalas industriales.
De Temuco a otras regiones
Tecnobox funciona de manera particular según Silva: los dos socios hicieron de la empresa una franquicia, comparten el marketing, pero cada uno maneja sus tiendas, tomando las decisiones en cada contexto, tal como una partida de “Age of Empires”, creando aldeas y abasteciéndolas con víveres que, en este caso, son los utensilios tecnológicos.
A seis años de formalizar el negocio, Tecnobox pasó de ser una marca de carácter regional a tener presencia en ocho regiones, con 46 locales repartidos entre Viña del Mar y Puerto Montt, llegando a facturar en 2018 cerca de 3.600 millones de pesos.
En constante expansión, Silva y compañía van rodeando donde “se ve bueno el mercado y, al final, hemos ido comprando tiendas de la competencia y creciendo”. Es más, para enero de 2020 esperan tener disponible otros cinco locales que por estos días terminaban de construir.
Las tiendas repartidas por Chile dan trabajo a cerca de 150 personas a tiempo completo, más otras 70 part-time. Estas últimas solo tienen que cumplir un requisito: ser estudiantes de educación superior o estar en proceso de tesis, “no pueden ser ninis (jóvenes que ni Estudian ni Trabajan)”.
En tiempos de manifestaciones sociales, Silva admite que estas semanas complejas para las pymes no han sido impedimento para tomar decisiones en la empresa: “Hemos tenido el apoyo de los trabajadores y en ningún caso se ha pensado en cerrar tiendas o despedir gente”.
Así, el creador de Tecnobox cuenta que han analizado la situación con los jefes de local, quienes han ajustado los horarios de ingresos de los trabajadores para que no tengan problemas en llegar a sus casas. Y tirando líneas hacia adelante, dice que espera que la empresa recaude 5 mil millones de pesos hacia el año 2020, fortaleciendo una marca que desde el sur de Chile abre empleos y resuelve necesidades tecnológicas.
Este evento, que reunió en el Teatro Municipal de esa ciudad a expositores de distintas soluciones tecnológicas -entre ellos, Kinesix VR, Zeus y Huawei, partners de Claro empresas- fue también el punto de partida para la nueva Corporación de Innovación y Desarrollo Sostenible de la Ciudad Jardín.