La piratería crece en pandemia y amenaza a la industria audiovisual

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ILUSTRACIÓN: SEBASTIÁN SÁNCHEZ.

Películas y series son el enganche perfecto para los usuarios, que optan por el consumo ilegal de contenido, poniendo en riesgo sus datos ante sitios de poco fiar o subiendo contenido sin tener los derechos. De paso, ha provocado millonarias pérdidas para el mundo audiovisual.


El consumo audiovisual en streaming durante la pandemia ha sido uno de los grandes beneficiados. Con las salas de cines cerradas y con mayor tiempo en los hogares, dado el distanciamiento social, los confinamientos y el toque de queda a las 21 horas, el contenido y entretenimiento han sido la mejor alternativa. Ante la falta de estrenos, la piratería se ha vuelto, como no pasaba desde hace años, en un problema mayor para la industria audiovisual. Es lo que le ocurrió a cintas como “Mulán”, “Mujer Maravilla 1984” y durante estos días con la nueva película de “Mortal Kombat”. En muchos casos, la piratería recoge datos de los usuarios que acceden.

En los últimos meses Japón, que volvió a reabrir sus cines, lanzó algunos de sus más esperados estrenos y que habían sido pospuestos por la pandemia. “Demon Slayer: Mugen Train”, que fue un gran éxito y se transformó durante unos meses en la película más vista de ese país en su historia, tuvo diversas filtraciones: al interior de distintas salas de cine arrestaron a espectadores por intentar grabar la película, se llevaron detenidos por vender copias en DVD y comenzó una verdadera caza de brujas incluso por parte de los fanáticos, que daban de baja sitios donde podía encontrarse el largometraje.

Algo similar sucedió con la última entrega de “Evangelion” que, luego de cambiar la fecha de estreno en dos ocasiones, vio la luz el pasado 8 de marzo. Inmediatamente comenzaron a circular videos en internet en las salas de cine y Khara, el estudio a cargo, declaró la persecución de los culpables y las duras sanciones que puede dar la ley en ese país: diez años de cárcel, diez millones de yenes en multa –poco más de $65 millones– o ambas.

El fenómeno es global. Según cifras de inicios de 2020, de un estudio realizado por la firma inglesa Muso, la piratería online de películas fue del 41%. Y otros de fines del año pasado planteaban una pérdida cercana a los US$733 millones al mercado legal. Eso sí, muchos plantearon que las plataformas vivieron su mejor momento durante la pandemia, pero alguna de ellas, como Netflix, estancaron su crecimiento proyectado para este año, dado la alta competencia en el rubro de los sistemas streaming.

”Si tomamos la piratería como un robo, da lo mismo si robas un auto, un televisor o contenido”, afirma Francisco Escutia, director ejecutivo de la firma Latin America Anti-Piracy & Intellectual Property Consulting (LAAPIP), encargada de desarrollo de estrategias antipiratería en América Latina. Según comenta el abogado desde Miami, durante este último año hubo un crecimiento exponencial en la contratación de contenido legal en plataformas, pero también en el consumo de piratería. Esto se explicaría, en parte, por el mayor tiempo en casa y la presencia de los distintos miembros de la familia. “En el caso de los niños, que no pueden salir por la pandemia, consumen más contenido y los padres no necesariamente están suscritos a todos los servicios o no todos están disponibles en su sector geográfico, entonces ven estas otras vías de acceso a otros contenidos”, plantea.

Fenómeno global

Una de las técnicas que ocuparon las empresas para llamar la atención, explica, fue realizar los estrenos planeados para las grandes salas en sus plataformas digitales, así como sucedió con “Mujer Maravilla 1984”, “Mortal Kombat” o “Tom y Jerry”, que pudieron verse en algunas zonas en cines y en la aplicación HBO Go. Pero otras fueron limitadas solo al streaming, como hizo Disney+ con “Soul”. Pero estos mismos títulos sufrieron filtraciones instantáneas en internet y los usuarios que no estaban suscritos optaron por verlas de forma ilegal en internet.

“Hay gente que piensa que, porque está en Google, es legal y gratis, pero lo que está realmente en riesgo en este tiempo son los datos”, afirma el experto y añade que, cada vez que existe un sistema sin cobro en internet, el verdadero producto son los usuarios. “La gran parte de las TV hoy son smart, y muchas tienen datos o cámaras. Entonces, todas estas organizaciones con tu información podrían entrar a tus dispositivos e incluso ver a tu familia: a pesar que la industria esté sufriendo, esto es lo que se pone en riesgo realmente hoy”, dice.

Según el reciente reporte anual de 2020 de la Section 301 de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, a cargo de entregar recomendaciones y hacer una política comercial para el presidente de ese país, Chile, Argentina y Venezuela son los principales países de Latinoamérica a tener en consideración y están en la lista negra de la unidad que vela por la protección de propiedad intelectual de productos estadounidenses. El abogado de LAAPIP, que ha trabajó en la estrategia de antipiratería de HBO Latinoamérica y con distintos cableoperadores, afirma que es un fenómeno que sucede a nivel cultural. “Es importante concientizar a la población, y no es porque no haya una legislación robusta, porque sí la hay, pero se tiene que mejorar y actualizar, pero comenzando por hacer entender a los consumidores que esto es un robo y perjudica a todo un entorno, partiendo por nuestros datos personales”, afirma.

Antiguamente, destaca Gianni Gentili, general manager de la distribuidora Andes Films, las películas “pirateadas” eran grabadas al interior de las salas de cine, donde no había buena calidad de imagen ni audio, con desenfoques y dejaban expuesto su origen ilegal. Lo mismo sucedía con el audio, cuando se escuchaban gritos de niños o sonidos que no eran del metraje original. Y la pandemia evidentemente aceleró el lanzamiento de plataformas digitales con películas. “Al tener películas que se estrenan en simultáneo en Estados Unidos, observamos que los piratas hoy cuentan con contenido original, con calidad excelente y sonido perfecto”, dice el ejecutivo, y luego añade: “Cada día tienen mejor tecnología, por lo que aunque esas plataformas legales tengan todas las medidas de seguridad, ellos aún lograr conseguirse el contenido”.

Pero, como la crisis es global y no solo local y algunos de los cines se mantienen cerrados en Estados Unidos, Europa y Asia, los estudios comenzaron a buscar alternativas para generar ingresos. “Y en vista de la imposibilidad de estrenar películas en cines y la falta de productos en las nuevas plataformas, algunos estudios decidieron lanzar de forma simultánea sus estrenos en cines que estuviesen abiertos y plataformas –como “Mujer Maravilla 1984” o “Mortal Kombat”–, con el objetivo de aumentar suscriptores y, en otros casos, de aumentar sus ingresos al implementar una nueva ventana de Premium VOD”, comenta Gentili.

Además, explica que las ventanas de exhibición, que eran aquellas existentes entre su proyección en las salas de cine hasta su llegada a la casa de los consumidores –sea en DVD, Bluray o VHS en otros tiempos– se ha acortado por la digitalización y más por la pandemia. “Antes podían tardar entre 90 y 120 días, pero hoy se observa una ventana simultánea con algunos estudios u otros que tienen ventanas de entre 30 a 45 días”, añade. Eso sí, no se sabe si estas ventanas de exhibición se mantendrán o habrán modificaciones, dice, porque ha generado “bastante ruido” que los estudios hayan optado por lanzar películas en simultáneo en cines y plataformas.

Lo más importante, destaca, y al igual que Escutia, de LAAPIP, es generar conciencia con que el consumo de películas pirateadas afectan a mucha gente que forma parte de la cadena de producción y que viven de los ingresos de la venta de contenido. “Se conoce a nivel mundial que las personas involucradas con la piratería de películas también están vinculadas al tráfico de drogas y personas, por lo que consumir sus productos es también apoyar a todas sus actividades ilícitas”, afirma, y luego propone que hay que buscar formas en que las leyes sean más estrictas y que existan castigos mayores para quienes cometan estos actos ilícitos. “Hoy Chile no cuenta con todas las herramientas legales para que se protejan los derechos de propiedad intelectual y debemos siempre privilegiar comprar el producto original, porque con esto también apoyamos a la industria de cine nacional, que hoy está logrando vender series y películas a distintas plataformas digitales pero que se ven afectados por el uso de sistemas ilegales que clonan el contenido”, reflexiona.

Piratería y marco legal en Chile

Actualmente, en Chile existen ocho entidades de gestión que protegen a distintos tipos de titulares sobre obras protegidas por el derecho de autor, una de ellas es la de los productores audiovisuales con respecto a la obra audiovisual, representados por EGEDA Chile. La organización, que tiene sus pares en Argentina, Brasil, Colombia, España, entre otros países, tiene vigente un acuerdo con YouTube, que les permite monitorear si en esa plataforma existen o no obras de sus socios y que hayan sido subidas sin su autorización. “Si la obra no está autorizada, se bloquea y quedan resguardados sus derechos. Cuando el tramo es menor a 10 minutos y no ha sido subido por el productor, se monetiza en favor de este, para que los derechos del visionado no vayan a un tercero”, explica Alberto Muñiz, gerente director de la entidad, también a cargo de los Premios Platino.

El método es realizado por el sistema Content ID, por el cual YouTube, más allá del análisis de los títulos o descripciones de los videos, compara las secuencias de imágenes de la obra. Da lo mismo cómo se suban, si es que hay minutos adicionales para saltarse la verificación o cambios de descripciones. Actualmente solo tienen acuerdos con la plataforma, y la complicación se extiende fuera de ella. “Desgraciadamente, por todas las plataformas existentes e incluso los torrents, se vuelve más complicado, porque cuando quieres perseguir la piratería hay que considerar desde dónde se subió, si está en servidor de qué continente y cómo son sus leyes para que yo desde Chile pueda perseguirlo”, explicita.

En el caso de la piratería, y que la “subida” haya sido desde el territorio nacional, dice que efectivamente se está cometiendo una infracción a la ley de propiedad intelectual y, desde la perspectiva chilena, suceden dos cosas. Cuando se hace uso de una obra que no está autorizada por el titular, se comete una infracción a la ley de propiedad intelectual por la que se puede perseguir a una persona a través de lo tribunales civiles y se comete un delito en contra del derecho que tiene el titular sobre la obra. Se puede, por lo tanto, perseguir al presunto culpable a través de una acción civil por el no pago de los derechos que corresponden al titular y se traduce en un juicio de carácter sumario tramitado por un tribunal civil. El afectado podría también perseguir la responsabilidad penal respecto del mismo uso, precisa el abogado de la entidad, miembro afiliado de la Organización Mundial del Turismo de la ONU.

“La gente piensa que, como hoy día existen las redes, todo tiene que estar ahí y ser compartido, pero o es así. Cualquier obra implica el trabajo de mucha gente, y la única forma de tener compensación es a través de la explotación que puedes conseguir de la obra”, afirma Muñiz sobre la piratería. “La gente dice que ‘reciben dinero a través del cine’, pero eso era cuando estaba abierto. Y aún cuando era así, las cintas chilenas competían con las extranjeras por un cupo”, plantea. Hay otras ventanas de explotación, explica, como que antes o después de la exhibición en el cine se comercializaran en un streaming; y también la que ofrece EGEDA, similar a la que hace la SCD con los músicos, que gestionan la comunicación pública de una obra y cobran por su proyección. “Pero si a eso le sumas las plataformas ilegales con contenido gratis y sin pago de derechos al productos, lo que haces es privar a la gente que trabaja y produce ese contenido para subsistir”, afirma.

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