La moda y la autoexpresión

La manera de vestir y la elección de qué usar no es casual, al contrario, es una decisión, una suerte de declaración de principios a la hora de salir a la calle. Los pañuelos verdes o con la bandera LGTBIQA+, mensajes sobre causas sociales, chapitas o los Jibbitz para personalizar las clásicas Crocs, son algunos de los accesorios que los más jóvenes, usan como una herramienta para decir algo. Otra forma de visibilizar nuestra postura frente al mundo.




Los mensajes están en todos lados. Los vemos en las chapitas de los jóvenes que se suben al metro por las mañanas y en los pañuelos verdes que cuelgan de las mochilas de ellas en las calles. Ahí están, con nosotros.

La utilización de ropa y accesorios que apoyan movimientos sociales son una tendencia y según las creadoras de contenido Fernanda Namur (@lachanchavegana) y Javiera Mieres (@turbangirll), han sido esenciales para visibilizar dichos movimientos.

Expresar eso que queremos decir a través de un símbolo gráfico y material, y andarlo trayendo como parte de tu identidad, es súper potente”, dice Javiera Mieres, quien también es abogada, y que en su cuenta de Instagram muestra cómo se viste con atuendos muy interesantes, de distintos colores, texturas y diseños y empodera a muchas a vestirse como ellas quieran, sin temor al qué dirán.

Ella toma la experiencia de los pañuelos identitarios de causas, tan comunes como muñequera en las marchas, y más común en las mochilas. “Veo que se le ha dado mucha más visibilidad a la bandera de la comunidad LGTBIQA+ y está mucho más normalizada ahora, algo que siempre debió ser así. Lo mismo con el pañuelo verde. Me acuerdo que, en el 2018, para la época de las tomas feministas, era muy raro andar con él. Ahora veo a tantas personas con el pañuelo en la calle, que da gusto decir que hay un movimiento consolidado”.

Luego enfatiza: “Esto ayuda a unir a la comunidad y a las mujeres a sentirse seguras en los espacios, sabiendo que hay gente como tú, que te puede ayudar”.

De lo personal a lo colectivo

En los últimos años, con la exposición de las redes sociales, el vestuario como identidad es un gesto personal que se une a lo colectivo. Una forma de expresión que se apropia de los elementos para visibilizar las posturas de uno frente al mundo. Es como decir, mírame y verás quién soy.

La ropa, que ha caracterizado a movimientos sociales desde hace mucho tiempo, apropiándose de diversos elementos como el total black look de las Panteras Negras en los 60′s o la minifalda durante la segunda ola del feminismo, hoy también se relaciona con el género y cómo queremos ser percibidos. “A las mujeres eso también nos pasa mucho. Cuando la sociedad nos decía que nos podíamos vestir de cierta forma por no tener cierto tipo de cuerpo. Y hoy quiero romper ese ciclo y ese lenguaje”, dice Javiera.

“Creo que está muy normalizado no preguntarnos por qué nos vestimos como nos vestimos o qué significa la vestimenta para nosotros. Y es que no está visto como una forma de expresión o un arte, sino que de una manera más utilitaria, que no está mal, pero sí me gusta mostrarle a la gente que puede ser distinta”, ahonda la influencer.

No sentirse capaz de participar en la moda también es parte de eso, contrasta Fernanda Namur. “Desde hace muy poco siento que puedo participar de la moda ya que me siento mucho más segura con mi cuerpo y siento que puedo ponerme cosas que antes ‘no podía’. Empecé a expresar a primera vista, a través de accesorios y vestimenta, ciertas partes de mí, como el pertenecer a una disidencia y a posturas feministas políticas”.

El mensaje que se dispersa es que se pueden vestir con lo que quieran, que no pasa nada. Ante eso, las marcas están escuchando lo que sus fans quieren ver.

Ejemplos modernos

Si en los ‘90s diversas marcas fueron transgresoras, tanto en sus vestimentas como en sus campañas, que abordaron la diversidad y la libertad de vestir cuando aún era algo controversial, hoy son los calzados Crocs los que están marcando tendencia a través de un calzado que, en sus inicios, fue símbolo de burla y mal estilo.

Cumpliendo 20 años este 2022, la marca pasó de ser objeto de burla por su aspecto a convertirse en un “must in” entre artistas y figuras del espectáculo. Crocs usó esa crítica para abrazar a diferentes comunidades, siendo sus icónicos zapatos livianos una plataforma para hablar, expresarse, sin miedo al qué dirán. Hay que decir que la pandemia ayudó a establecer el estilo comfy que, tal como dice la palabra, es buscar prendas más cómodas para conseguir el look ideal.

Universal en su público, tanto en edades como género, los suecos hoy son usados tanto por trabajadores de todas las áreas, así como jóvenes que han visto en los agujeros de este calzado particular una forma de expresión. Son los Jibbitz, los accesorios para las crocs que personalizan los suecos sin importar el color o tamaño.

Los agujeros del calzado pasa a ser una forma de autoexpresión, lo que lleva a la gente que tome sus motivos de lucha y las lleve en su caminar. Los accesorios Jibbitz hablan por quienes los usan en su vestimenta, combinando colores con lemas, o con los gustos de la vida.

Las posibilidades son variadas, con temáticas ligadas al cine o a profesiones, e incluso han sabido responder a la contingencia. En 2020, tras las diversas protestas internacionales que levantaron al movimiento “Black Lives Matter”, Crocs creó una serie de “jibbitz” que permitieron a sus fanáticos apoyar el movimiento. Misma situación para el “Pride Month”, presentado diversos accesorios para acompañar la expresión de identidad o rebeldía.

Lo que podría tomarse como una apropiación, ha sido tomado como una oportunidad para ahondar mucho más allá de las etiquetas y aportar a fundaciones que trabajan con dichos movimientos. Para el mes del Orgullo LGTBQ+, Crocs entregó aportes a Todo Mejora en su programa “Horas Seguras”, herramienta de la fundación pensada en aquellas personas que se encuentran de una necesidad urgente de una hora psicológica, pueden llamar a un número de manera gratuita para enfrentar la crisis.

Las colaboraciones de estrellas como Bad Bunny o Karol G, han hecho también que sus seguidores busquen identificarse, no con la colección, sino aceptando la diferencia, vinculándolo al estilo de cada uno. No es extraño ver en pasarelas de Estados Unidos alguien con vestidos y sus Crocs de plataforma, o alguien que tenga un estilo más urbano con calcetines largos y el calzado cómodo yendo a hacer un trámite.

Al parecer utilizar este tipo de simbología públicamente ya no es un acto de valentía, sino que de reconocimiento y valor. “En el metro o en la calle si veo a una persona que lleve algún tipo de simbología que haga alusión a que es queer, me siento un poco más segura, acompañada y menos sola”, complementa Fernanda.

Las marcas así lo comienzan a entender creando ropa y accesorios que les permitan a las personas transformar su look en una plataforma de autoexpresión. “De a poco nos damos confianza entre nosotros a través de la moda para ser más genuinos y auténticos con nosotros mismos de manera pública como un círculo virtuoso de expresión”, concluye.

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