Ejército despide restos de ex comandante en jefe Ricardo Izurieta
Un grupo de ocho alférez, subtenientes y tenientes cargaron el ataúd con los restos del general (r) y ex comandante en jefe del Ejército de Chile, Ricardo Izurieta Caffarena, quien falleció el domingo pasado. Una bandera chilena, como es la tradición, cubrió el féretro en la ceremonia que se llevó a cabo en dependencias de la Escuela Militar, para efectuar el rito fúnebre de quien fue el sucesor del general Augusto Pinochet a cargo del Ejército.
El cuerpo de Izurieta fue trasladado hasta dicho lugar el mismo domingo para su velatorio, y posteriormente hasta el patio de la escuela para oficiar la misa de responso, a cargo del obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte.
Hasta el lugar llegaron ex autoridades, como el ex Presidente Sebastián Piñera; los ex ministros Edmundo Pérez Yoma y Jaime Ravinet; el ex general director de Carabineros, Rodolfo Stange; y los ex comandantes en jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre y Óscar Izurieta Ferrer, primo del fallecido. También asistieron a los honores de rigor el general (r) Guillermo Garín y el coronel (r) Cristián Labbé.
En las exequias, fue una de sus hijas, Victoria Izurieta Linzmayer, la que tomó la palabra para agradecer las muestras de afecto de los últimos días. Allí, Izurieta Linzmayer describió a su padre como un “oficial exitoso, eximio equitador, un caballero, un hombre sencillo, hermano preocupado, esposo ejemplar, y padre muy amado”.
Lo propio hizo, en nombre de la institución, su actual comandante en jefe, general Humberto Oviedo, quien aprovechó la oportunidad para valorar la obra de Izurieta, en especial al asumir tras el general Pinochet en la primera línea del Ejército. Oviedo especificó que quien fuera la cabeza del organismo durante el periodo 1998-2002 debió afrontar la detención en Londres de Pinochet, por los cargos de delito de lesa humanidad perseguidos en ese entonces por el juez español Baltazar Garzón, en la investigación de 94 españoles presuntamente torturados en su administración.
A la ceremonia asistió, en nombre del gobierno, el ministro de Defensa, Jorge Burgos, junto al subsecretario de Fuerzas Armadas, Gabriel Gaspar. Burgos fue quien entregó -al igual que el domingo pasado- las condolencias oficiales a la familia del general Izurieta. El titular valoró la disposición de Izurieta a conformar una mesa de diálogo para resolver en parte la situación de violaciones a los derechos humanos durante el gobierno militar, pero marcó el punto de inflexión al especificar que el ex oficial mantuvo un rol crítico frente al rol de su rama en dichos delitos.
Una carroza antigua y un caballo sin jinete, como acostumbra la tradición, hicieron un breve recorrido al interior del recinto. Posteriormente, los restos fueron trasladados por el servicio fúnebre hasta el Cementerio General y despedidos en una ceremonia privada.
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