El complejo segundo mandato de Rousseff
La Presidenta Dilma Rousseff entera esta semana el primer año de su segundo período de cuatro años al mando de Brasil. Lo hace en un entorno desolador para la economía y la política de un país que hasta hace no más de dos años era considerado una estrella ascendente en el bloque de los BRICS, las poderosas economías emergentes. La caída hace algunos días del ministro de Hacienda, Joaquim Levy, quien llegó a ese cargo como la carta de salvación de Dilma ante los mercados, ha sido un nuevo paso en la espiral descendente de la crisis. Su sucesor, Nelson Barbosa, fue escogido por la mandataria como una figura con mayor cintura política, que se supone podría lidiar mejor con los factores internos de poder. De partida es un hombre más próximo a Lula, que sigue teniendo un peso propio y específico. El problema es que Dilma no puede enfrentar las turbulencias de la economía porque primero debe resolver su enjuiciamiento político, proceso actualmente en suspenso. Esta combinación de dos crisis es lo que desde afuera se define como la tormenta perfecta y que hace muy complejo que Brasil encuentre una salida. En lo inmediato, las cifras son desalentadoras: según el FMI, Brasil se contraerá 3% en 2015 y 1% en 2016, la inflación ya supera el 10% y el desempleo está en 7,5%. En el actual escenario la interrogante que atraviesa a Brasil y se proyecta a la región es si Dilma logrará cumplir lo que le resta de mandato.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.