El empresario del pan que se abre paso en España
Se acaba de adjudicar la concesión para la alimentación de más de 300 colegios en Cataluña y ya planea seguir invirtiendo en España. El dueño de la cadena panadera Tomás Moro, Agustín Campeny a sus 46 años ya construyó un imperio de las panaderías y decidió buscar nuevos horizontes esta vez en un mercado en plena crisis.
Para proveer a los colegios, adquirió una nave industrial de 2.000 metros cuadrados en Cataluña.
Este chileno -de ascendencia catalana- explica que la rentabilidad de invertir en este negocio alcanza el 100%. Dada su ascendencia española, el negocio está siendo representado por parientes en ese país, al que viaja frecuentemente.
"Vamos a hacer el negocio del cook and chill. Esa es comida que se prepara, se envasa al vacío y se baja la temperatura rápidamente. Eso queda pasteurizado y puede durar hasta dos meses y eso es lo que se manda a los colegios", explica. "Tenemos toda la zona cerca de Barcelona donde hay muchos pueblos. Sólo nos quedó fuera Tarragona y Terraza", cuenta el empresario, quien agrega que ha aprovechado el bajo precios de las propiedades en la península para invertir.
"Las propiedades están a un tercio del precio que valían antes de la crisis", destaca.
HISTORIA FAMILIAR
Campeny conoce el rubro panadero: atiende a colegios en todo Chile, así como hoteles, las FFAA y minimarkets, entre otros. Es dueño de la panadería Tomás Moro, ubicada en IV Centenario y conocida por sus empanadas, junto con otras tres filiales en Peñalolén, La Florida y La Granja.
Sin embargo, explica que, por ahora, sus ojos no están puestos en abrir más locales puesto que es un rubro "que está muy saturado", debido a la arremetida de los supermercados y las bajas barreras de entrada. "Cualquiera puede entrar un tiempo y si no le va bien se va, pero provoca muchas distorsiones, sobretodo en los barrios", afirma.
Según explica, su negocio vende cerca de 200 toneladas de pan al mes, las que se dividen en panadería (40%), empanadas (40%) y pastelería (20%). Para tener una idea: la casa matriz de IV Centenario vende 25.000 empanadas a la semana y factura cerca de $400 millones al mes.
Agustín entró al negocio por su padre, quien tenía panaderías junto con otros tres socios, a quienes luego les compró la participación.
Por estos días está construyendo una planta de congelados para diversificar la oferta. Además, está levantando una planta con su hermano, para "atacar el negocio de los supermercados", que como explica es el que tiene mayor potencial por los llamados "consumidores de conveniencia", aquel que compra habitualmente en el supermercado.
Y aún hay más: hace dos años adquirió en la Novena Región un molino que produce cerca de 40.000 costales al mes. Fue una inversión de $3.000 millones. Según explica, este es un negocio "de compra al contado, pero de venta a crédito, a diferencia de la panadería". Siguiendo la línea de negocio familiar, de este negocio se hace cargo la mayor de sus tres hijos; Daniela de 27 años, quien es ingeniera comercial.
No tranquilo con el éxito en el mercado alimenticio, este ingeniero comercial de la U. de Chile formó hace unos años una inmobiliaria dedicada a la reparación de propiedades, arriendos y otros servicios. Sin embargo, explica que en cuanto a las perspectivas del negocio inmobiliario, dejó de comprar hace un año ya que los precios, dice, se deben estabilizar.
Como si fuera poco, hace cinco años creó una consultora en sociedad con su cuñado llamada Grupo Cas, cuyo negocio principal son las auditorias y fondo de inversión.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.
¿Vas a seguir leyendo a medias?
NUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mesTodo el contenido, sin restricciones SUSCRÍBETE