IFRS a cuatro años de su aplicación: lo único constante es el cambio

El año 2009 hicieron su estreno oficial las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) o IFRS, que modificó la forma en que las sociedades anónimas abiertas y una serie de otros agentes de mercado debían comenzar a informar sus estados financieros cada trimestre del año.
Antes y durante su puesta en marcha, la convergencia de las empresas hacia IFRS ha requerido de una serie de cambios en el área financiera y contable, en la mayoría de los sistemas y procesos, así como también en el área de recursos humanos. Es decir, una revolución que en la práctica ha implicado un cambio constante.
Desde el punto de vista de las auditoras, existe consenso sobre el mayor detalle de la información que entregan las empresas frente a lo que sucedía cuando se aplicaban las normas locales. Esto, por cierto, ha demandado un esfuerzo grande de capacitación de los distintos agentes. “Hoy todos los usuarios de la información financiera pueden disponer de la información relevante y pormenorizada de los segmentos operativos de las entidades a las que les aplica”, señala Robinson Lizana, socio de Auditoría de Deloitte.
En las complicaciones que han enfrentado las empresas que informan, Rodrigo Vera, socio de Assurance de EY, señala entre las más relevantes, “la necesidad de contar con personal o asesores capacitados en distintos conocimientos expertos, sobre todo los relacionados a la determinación de valores justos o estimaciones, tales como expertos tasadores de propiedades de inversión, activos biológicos, instrumentos derivados, cálculos actuariales, etc.”, destaca.
Robinson Lizana indica que “la adaptación de los sistemas informáticos, la revisión de procesos, metodologías y controles han sido un ejercicio beneficioso, mirando esto también desde una perspectiva de la gestión de información y de riesgos”.
Para las auditoras, el desafío que trajeron estas normas vinieron por el lado de una mayor participación de especialistas en el proceso de auditorías, por ejemplo de expertos en valoraciones, instrumentos financieros, actuarios. Michael Wessel, socio de asesoría en normas contables e IFRS de KPMG Chile, agrega los planes de capacitación y actualización permanente en las NIIF y temas relacionados con éstas, a lo que se suma “un mayor escepticismo en la revisión de estados financieros, en los que el riesgo de errores es muy superior al de los estados financieros bajo normas anteriores”.
Jonathan Yeomans, socio de Auditoría de PwC Chile, añade que han surgido dificultades en algunas áreas “como la auditoría de los valores justos y de las estimaciones relevantes realizadas por la administración de la sociedad auditada”.
Si bien las auditoras sostienen que es prematuro decir qué sigue en deuda con estas normas -dado que se está en el último año para que nuevas empresas adopten el estándar-, su implementación generó una expectativa de que los estados financieros cambiarían radicalmente hacia un enfoque intensivo en el uso de valores justos, por lo que de alguna manera el valor contable se acercaría bastante al valor económico. “Esto, en la práctica, no ha sido así. Es cierto que hay más valores justos, por ejemplo, en las propiedades de inversión y activos biológicos, pero en general no ha sido tan diferente”, puntualiza Yeomans.
Wessel agrega que no se pueda hablar de una adopción plena de las NIIF en todas las entidades. “Para ciertas industrias se definieron ciertas excepciones a la aplicación de las NIIF, lo que incide directamente en la comparabilidad de los estados financieros, tanto a nivel local como internacional”, dice. Rodrigo Vera sostiene que el mercado debe continuar persiguiendo la consistencia en la aplicación global de IFRS y la profundización de su entendimiento de la norma.
El mayor consenso, eso sí, es que IFRS no es una norma estática, sino que dinámica. Por tanto, el constante cambio seguirá implicando múltiples desafíos a los distintos actores que se ven involucrados en su aplicación.
ESCENARIO DE MAYOR TRANSPARENCIA Y COMPROMISO
Para el director de la clasificadora de riesgo Feller Rate, Eduardo Ferretti, este nuevo marco normativo enfrentó a todos los actores a un escenario de mayor transparencia y compromiso frente a sus stakeholders. "Obligaciones como la evaluación de deterioro de activos y suficiencia de pasivos son también un importante pilar de autoevaluación que cada entidad debe respaldar", destaca.
Por el lado de las complicaciones sostiene que la capacitación, aumento de los presupuestos de auditoria, mejoras en los sistemas de información, así como los marcos y procedimientos internos y de control de riesgo sofisticados generaron presiones de costos.
Una complejidad adicional, “está vinculada a la necesidad de generar información de mercado oportuna y confiable”
Sobre los desafíos, indica que lograr una aplicación coherente y confiable de IFRS requiere ser complementado con otras funcionalidades. “Entre ellas, fortalecer procedimientos de control de riesgos y de gobernabilidad, contar con sistemas de información interna muy completa y confiable, entregar al mercado una información de calidad tal que se condiga con los estándares y expectativas generadas. Algunas de estas exigencias complementarias se encuentran en proceso de desarrollo”, afirma.
EXCEPCIONES QUE SE CONTEMPLAN COMPLICAN HOMOLOGACIÓN CON LO QUE EXISTE AFUERA
Pedro Atria, country head de Principal Financial Group, destaca que en la mayoría de los temas IFRS refleja mejor la información que lo que había antes. No obstante, dice, no se dieron todos los avances que se hubieran esperado para que existiera una homologación con lo que existe afuera. Y esto se explica principalmente a las excepciones que considera IFRS.
“En el ámbito de seguros sí ha sido un tema más complejo. En parte viene dado porque maneja sus propios balances de los fondos. Implementado, IFRS recoge ciertos principios que le son propios y ciertas excepciones. Se recogió una serie de excepciones y ahí es más discutible si ellas son las que corresponden o no”, explica. “Al final del día, teniendo una herramienta que podría haber permitido cumplir con uno de los objetivos, que era poder homologar con lo que existe afuera, no se cumple por las excepciones que quedaron implementadas”, señala.
INFORMACIÓN ENTREGADA ESTÁ POR DEBAJO DEL NIVEL DE UN MERCADO FINANCIERO DESARROLLADO
Cristina Acle, analista del departamento de estudios de Banchile Inversiones, destaca como un acierto de IFRS que las cifras históricas dejaran de cambiar -dado que ya no se hace corrección monetaria- y que "la información que deben entregar obligatoriamente las empresas por norma, es mucho mayor a la que se daba antes, ya que ahora se debe desagregar en los mismos segmentos que usa el directorio para tomar sus decisiones".
En lo que aún hay una deuda es que la información que entregan las empresas -que es el mínimo exigido por la norma- “en muchos casos está por debajo del nivel de un mercado financiero desarrollado e incluso del nivel de información que dan las empresas de países con mercados de capitales menos desarrollados que Chile”. Además, “los plazos de reporte son exagerados e innecesariamente largos”. Agrega que los plazos -que ya eran largos para los reportes semestral y anual- se extendieron aún más a causa de la implementación de las normas IFRS. “Sería ideal que los plazos de reporte fueran de 30 días para los estados financieros interinos y de 45 días para los estados financieros anuales”, añade.
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