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Los males que amenazan la economía de Japón

El año pasado, la economía japonesa perdió su cetro como la segunda más grande del mundo a manos de China. Deflación, bajo crecimiento, elevada deuda pública y una población que envejece cada día más, son algunos de los problemas que afectan a Japón, un país al que le está costando cada día más mantener su puesto de tercera economía mundial.

La economía nipona creció 0,3% el segundo trimestre de este año, muy por debajo de lo esperado y menor al 1,0% del trimestre de enero a marzo, informó ayer el gobierno. La oficina del gabinete indicó que el menor crecimiento se debió a que se moderó el gasto del consumidor, además del efecto que ha tenido la crisis de deuda de Europa en la demanda global y menores exportaciones. El gasto del consumidor representa más de la mitad de la actividad económica del Japón.

El menor gasto se debió al desvanecimiento del impulso que le dio a la economía la reconstrucción tras el terremoto de 9,0 grados y posterior tsunami que afectaron a Japón en marzo del año pasado.

Pero esto no es algo nuevo para los japoneses, quienes han estado luchando contra la economía hace años. En 1990 el país vivió una de las peores crisis financieras del mundo, donde hubo una recesión a raíz de una crisis financiera. Las autoridades fiscales expandieron el déficit presupuestario además de crear una reforma para recuperar los distintos sectores de la economía.

La política monetaria se ha flexibilizado desde ese entonces hasta tal punto que hoy la tasa se mantiene en 0%, para luchar contra la crisis internacional. La semana pasada, el Banco de Japón mantuvo estable su política monetaria, pero rebajó su estimación de la producción industrial y de las exportaciones, un indicio de que está listo para dar más alivio si las perspectivas de recuperación se ven amenazadas. El problema es que, al estar la tasa en prácticamente 0%, no tiene mucho espacio donde moverse.

Mientras, una deflación que no ha cedido por 15 años amenaza las perspectivas de crecimiento del país. En tanto, la deuda del gobierno es hoy una de las más altas del mundo, con cerca de 215% del PIB. Y el Fondo Monetario Internacional espera que se incremente a 229% este año, o US$11,73 billones (millones de millones).

Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, tiene alguna de las mismas preocupaciones. Según expresó en un discurso en Japón en abril de este año, el problema fiscal del país ha llegado a un punto crítico. “Hemos hablado hace tiempo de la necesidad de un plan creíble a plazo medio para lograr un superávit presupuestario primario para 2020”, dijo.

“Redactar un presupuesto suplementario es un hecho, ya que la economía nipona puede anticipar poco apoyo de la demanda externa y el gobierno no tiene otra opción sino movilizar el gasto fiscal”, dijo Hiroshi Watanbe, economista jefe de SMBC Nikko Securities en Tokio. “La presión política sobre el Banco de Japón probablemente se intensificará ya que se espera que la deflación permanezca arraigada”, dijo a Bloomberg.

ENVEJECIMIENTO
Otro de los problemas de difícil solución es el envejecimiento de la población. Según cifras de la OCDE, Japón tiene la población más vieja de este grupo: 20,1% de su población tiene más de 65 años.

De hecho, según el gobierno nipón, esta situación es cada vez más crítica. Se espera que la población japonesa se contraiga en un tercio de aquí a 2060, cuando se espera que el 40% de la población esté en edad de jubilación. Para ese entonces, el gobierno espera que haya 87 millones de personas, por debajo de los 128 millones de la actualidad.

Es que a pesar de la globalización, Japón sigue aislado del mundo, con el menor nivel de importaciones e inversión extranjera directa como parte del PIB dentro de los países de la OCDE.

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