Opinión: Dinámica del empleo: una cancha todavía abierta

GENTE CAMINANDO

Es importante mantener las perspectivas. Las 80.000 desvinculaciones adicionales a un mes normal que se acumulan en noviembre y diciembre representan solo el 0,5% de la fuerza de trabajo.


A mediados de noviembre, cuando la crisis social se encontraba en uno de sus momentos más álgidos, el ministro Briones indicó que existía la posibilidad de que hacia fines de 2019 se perdieran 300.000 puestos de trabajo, lo que llevaría la tasa de desempleo hasta 10%. En su IPoM de diciembre el Banco Central planteó que el desempleo podría alcanzar dicho nivel a inicios de 2020.

Los hechos que siguieron al 18-O han afectado de manera clara la actividad, lo que se evidenció en los últimos registros de Imacec. Sin embargo, el desempleo del trimestre septiembre-noviembre medido por el INE nos sorprendió con un 6,9%, una décima menor al registro previo y bastante por debajo de las expectativas de mercado.

Este resultado parece poco intuitivo a primera vista, ya que evidencia anecdótica apunta a una importante destrucción de puestos de trabajo. Por su parte, los datos de la Dirección del Trabajo (DT) muestran que en noviembre los despidos por "necesidades de la empresa" sumaron 20.000 más que en un mes promedio. Sin embargo, esto no necesariamente contradice la cifra de desempleo pues, por un desfase, tales desvinculaciones podrían no haber sido capturadas en la encuesta del INE. Y probablemente algo similar ocurrirá con la próxima cifra oficial de desempleo, que conoceremos a fines de enero, donde es posible que no queden capturados los 60.000 despidos adicionales a los de un mes normal que informó la DT en diciembre.

Por otra parte, es importante mantener las perspectivas. Las 80.000 desvinculaciones adicionales a un mes normal que se acumulan en noviembre y diciembre representan solo el 0,9% de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, el impacto que esto tendrá en el desempleo es acotado, sobre todo teniendo en cuenta que parte de estas personas podría haber transitado hacia otros empleos.

Pero el partido más importante lo jugaremos en el mediano plazo, donde la cancha sigue abierta para evitar un deterioro mayor del mercado laboral. Aunque los flancos de incertidumbre tendrán un impacto negativo en la inversión –y con ello en el empleo–, este efecto podrá ser menor si en los próximos meses la economía retoma un ritmo saludable, que le dé un impulso a la confianza y permita la recuperación de la capacidad productiva afectada.

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