Óscar Landerretche: “Este gobierno enfrenta un serio peligro de terminar con un currículo de reformas sociales muy inferior al de Lagos y Bachelet, pero incluso al de Piñera”

Óscar Landerretche

El académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile afirma que si la ciudadanía “sigue votando por proyectos políticos voluntaristas, sean de extrema izquierda o extrema derecha, que vienen a ofrecer soluciones mágicas redentoras, vamos a seguir en estos bandazos”.


Está comenzando a escribir un nuevo libro que verá la luz en 2024, luego de publicar Hacia un nuevo pacto y Siete nudos, entre 2021 y 2022. Óscar Landerretche mantiene su mirada crítica sobre la gestión del gobierno de Gabriel Boric, y hace pocas semanas transparentó que votará “En contra” en el próximo plebiscito constitucional del 17 de diciembre. Pese a ello, dice que “da lo mismo” el resultado, ya que la Constitución que se presenta no es muy distinta a la actual. Esta semana expuso su visión sobre el devenir político y económico del país al participar en el seminario “El enigma del dólar 2023″, organizado por Capitaria.

¿Por qué da lo mismo el resultado del plebiscito?

-Lo que ocurre es que la propuesta constitucional no es muy diferente realmente a la actual. Por supuesto que las partes interesadas en un resultado electoral van a enfatizar las diferencias tanto positivas como negativas, pero en realidad no es algo tan diferente. Tiene algunas innovaciones que fueron parte de la estrategia del Partido Republicano, como introducir estas cosas populistas de las contribuciones, que no son buenas, pero no son el fin del mundo. Lo bueno que podría tener era este pequeño cambio en las reglas electorales de exigir el 5% de representatividad parlamentaria, pero lo diluyeron, y ahora es un porcentaje menor. Hay harta letra chica y por ello no creo que eso vaya a cambiar tan radicalmente el sistema político.

¿No soluciona los problemas políticos?

-Es un proyecto que políticamente no es satisfactorio. Una Constitución nueva tiene que tener dos características para que sirva: técnicamente adecuada, y que sea una solución política al problema chileno, y esta no lo es. No es una solución política: la mitad de este país, quizá más, desde el centro hacia la izquierda, considera que estas propuestas no los incluyen. No se sienten parte de ella, no soluciona el problema político. Básicamente lo mejor es rechazar esta propuesta y continuar con la Constitución actual, y tratar de hacer reformas dentro del sistema constitucional actual al sistema político.

Llevamos dos procesos de cambios constitucionales consecutivos. El primero fue rechazado y el actual tampoco parece que generará un consenso amplio. ¿Por qué cree que se da esta situación?

-Uno tiene que dejar de echarle la culpa a los políticos. Aquí la responsabilidad la tienen que asumir la ciudadanía y los votantes chilenos. Si siguen votando por proyectos políticos voluntaristas, sean de extrema izquierda o extrema derecha, que vienen a ofrecer soluciones mágicas redentoras, vamos a seguir en estos bandazos. Al final esta es una decisión que tiene que tomar la ciudadanía adulta chilena, de que este carnaval por el que pasamos tiene que terminar. La idea de elegir a políticos más fomes puede ser útil, y que la gente entretenida, con estilo o desplante en los programas de televisión como panelista, no significa que sea una persona que tenga ideas correctas o capacidades para enfrentarla. Esta es una reflexión que tiene que hacer la ciudadanía chilena. Mientras sigan premiando el discurso estridente… un ejemplo de ello se dio entre los dos finalistas de la segunda vuelta de las elecciones pasadas: uno decía que el TPP traía muerte, y el otro dice que la ONU tiene un plan secreto para tomarse Chile. Si estamos escogiendo entre esas opciones vamos a estar siempre en problemas.

¿Considera que se cierra el debate constitucional más allá de qué opción gane?

-No se cierra, en el sentido de que no habrá una Constitución muy legitimada. Nadie podrá decir esta es mi Constitución y yo la defiendo. No habrá esa mayoría más allá de quien gane, pero creo que el apetito para seguir en la discusión constitucional está desaparecido. No creo que haya permiso de la ciudadanía para otro proceso constituyente por mucho tiempo.

Usted fue bastante crítico desde un principio del gobierno actual. Ya de camino a cumplir dos años, ¿cuál es su evaluación?

-Da la impresión que perdieron mucho tiempo en el primer proceso constituyente. Usualmente los gobiernos de cuatro años tienen una ventana muy corta, de un año y medio a dos años, para hacer sus reformas. Eso se gastó en una estrategia extremadamente equivocada, equivocada en sus propios términos. Alguien que quisiera asesorar al gobierno para que le vaya bien no le hubiera dicho que condicionen el programa de gobierno a un resultado del plebiscito, porque está el riesgo de perderlo, y se perdió. Luego ha sido un enredo tras otro. Llevamos dos años y hay muy pocas reformas. Este gobierno enfrenta un serio peligro de terminar con un currículo de reformas sociales muy inferior a los gobiernos de Lagos y Bachelet 1 y 2, pero incluso inferior a los de Piñera, porque está completamente inmovilizado. Tienen un problema muy serio.

06 Mayo 2021 Entrevista a Oscar Landerretche Foto : Andres Perez06 Mayo 2021 Entrevista a Oscar Landerretche Foto : Andres Perez

¿Ve autocrítica?

-Me imagino que están preocupados, que están mirando la realidad y no autoconvenciéndose de que han hecho cosas fantásticas, cuando en realidad no las han hecho. Es una generación política que tendrá que darse cuenta que, si bien son jóvenes que les queda mucho tiempo por delante, en política los fracasos estrepitosos se cobran, los cobra la ciudadanía. Pronto tienen que tener éxitos de algún tipo, si no esto puede terminar muy mal para ellos.

¿Esto también se debe en parte al rechazo de la reforma tributaria que iba a financiar gran parte del programa de gobierno?

-Fue una reforma bastante tirada para la punta, que no reconocía que no tenía mayoría parlamentaria para llevarla adelante. Era evidente, pero se hizo para hacer un punto político, y se perdió todo el espacio temporal que podría haber para hacer una reforma. Ahora, en marzo se cumple el año del rechazo, pero vamos a ver, porque se entra en un ciclo electoral, está mal la economía, está difícil hacer una reforma tributaria agresiva al alza, se perdió una ventana muy importante.

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