Pullman Bus, otra vez en panne financiera

Pullman Bus
Pullman Bus, otra vez en panne financiera.

Por tercera ocasión en cuatro años, la compañía de transporte, que perdió a su fundador en 2021, está negociando con sus acreedores para reprogramar sus deudas bancarias, que alcanzan a $100 mil millones. Para acompañarla en la gestión, la firma ha sido asesorada por el exministro Felipe Morandé. Y en aras de darle viabilidad a su camino de reordenamiento, decidió desprenderse de varios activos prescindibles, entre ellos un grupo de inmuebles que saldrán a remate este jueves 28 de noviembre.


El próximo jueves 28 de noviembre al mediodía se realizará un remate online de 21 propiedades pertenecientes a Pullman Bus. La subasta, a cargo de Tattersall Propiedades, pone a la venta al mejor postor campos, bodegas, terrenos industriales y agrícolas, inmuebles comerciales y hasta una casa en Antofagasta, Calama, Copiapó, Vallenar, Los Andes, San Antonio, Rancagua, Talca, Linares, Concepción y la Región Metropolitana, con la cual pretenden obtener, de acuerdo a sus posturas mínimas, un total de al menos 830 mil UF, equivalentes a más de $31.700 millones o unos US$32 millones.

Esta es una de las decisiones que ha debido adoptar la segunda compañía de transporte interurbano del país -después de Turbus- para enfrentar una compleja situación financiera que la tiene negociando con los bancos para reprogramar sus deudas por tercera vez en cuatro años.

“La compañía ha ido acumulando una importante posición en activos inmobiliarios, lo cual ha sido y es en la actualidad un fuerte respaldo patrimonial que da tranquilidad no sólo a la empresa, sino también a nuestros socios financieros”, dijo por escrito Antonio Dezerega, subgerente general de Pullman Bus a Pulso, para explicar las razones del actual momento de la compañía y las vías de salida que baraja la administración.

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Pullman Bus, otra vez en panne financiera

El por qué de la deuda

Pullman Bus, creada en 1940 por Pedro Farías Soto con seis máquinas que cubrían el trayecto Cartagena-San Antonio, es el nombre de fantasía de la empresa que unifica los servicios de Arica a Puerto Montt que antes entregaban la propia Pullman Bus y otras marcas que fueron adquiriendo en el tiempo como Los Corsarios, Fitchtur, Los Libertadores, Elqui, Nilahue o LIT. En el caso de la Región de Valparaíso, los servicios son operados por Pullman Bus Costa Central, que es una sociedad con administración independiente y cuya propiedad pertenece a un grupo de empresarios, entre los que se encuentra la familia Farías.

El negocio interurbano de Pullman Bus hoy da trabajo a 1.200 colaboradores y utiliza aproximadamente 400 buses. Sin embargo, el grupo opera también en transporte privado para empresas con la marca Tandem y en carga con Pullman Bus Cargo.

La firma enfrentó un período crítico durante la pandemia, ante la obligada reclusión a la que se vio sometida la ciudadanía y la consecuente paralización de sus operaciones, que la encontró con un alto endeudamiento para financiar inversiones de un negocio intensivo en capital.

La deuda global al inicio de la crisis sanitaria llegó a un máximo de 4,1 millones de UF (unos $127 mil millones o US$150 millones de la época). A esto se agregó el fallecimiento del fundador, en agosto del 2021, que dejó la propiedad de la firma en manos de sus hijos Rocío y Luis Pedro Farías Quevedo en partes iguales. Luis Pedro se mantuvo un año como gerente general y Rocío siguió en el directorio, pero ya en 2022 el primogénito pasó a encabezar la mesa directiva, y como CEO fue nombrado Marcos Campos, acompañado como subgerente general por Antonio Dezerega.

La elevada deuda había obligado a la empresa a entrar en un proceso de reprogramación de pasivos con sus acreedores bancarios en 2020. “Al igual que varias empresas que vieron su negocio impactado por los efectos de las cuarentenas que trajo la pandemia, la compañía refinanció sus pasivos de manera de ir ajustando cuadros de pago al flujo del negocio. Efectivamente, el año 2020 se estructuró un crédito sindicado con los principales bancos del país, con un flujo proyectado prepandemia”, contó Dezerega.

Pero a los dos años, y ya sin Pedro Farías, debieron entrar a un segundo proceso de repactación parcial, en medio de un escenario macroeconómico adverso de baja actividad y alta inflación.

Desde el 2022 hasta ahora, la compañía ha centrado sus esfuerzos en reducir su endeudamiento, que actualmente se encuentra en unos 2,6 millones de UF (casi $100 mil millones, unos US$102 millones). Según la empresa, “todas estas acreencias están respaldadas con garantías reales y el valor de dichas garantías supera ampliamente el monto adeudado”.

Sin embargo, la operación no ha dado muestras sólidas de repunte, pues la demanda se ha recuperado más lentamente de lo esperado tras la pandemia, debido a cambios de hábito de los usuarios del transporte, que viajan menos o prefieren el vehículo propio o el avión. Esto ha significado que los ingresos (cuyas cifras la empresa no detalló) se han mantenido estables en los últimos dos años, en niveles nominales similares a los de 2019. “El aumento de costos y la inflación han afectado nuestros márgenes operativos”, explicó Dezerega.

Antonio Dezerega
Antonio Dezerega, subgerente general de Pullman Bus.

¿Qué tan precaria es la situación financiera de la empresa?

-Aunque enfrentamos una estrechez financiera, no consideramos nuestra situación como precaria. Contamos con una sólida base patrimonial, flujos de ingresos estables y activos inmobiliarios que respaldan nuestras operaciones, sostuvo el ejecutivo.

Otra renegociación bancaria

Las dificultades para enfrentar su aún elevado nivel de deuda llevaron a Pullman Bus a acercarse de nuevo a los bancos para abrir una nueva renegociación que les permita responder a los compromisos.

En paralelo, contrataron a la consultora Confluence BF, del economista y exministro Felipe Morandé, “para obtener una evaluación objetiva e independiente” de los resultados de la empresa, dijo Dezerega. “Su experiencia en el ámbito financiero, además de la recomendación de uno de nuestros bancos acreedores, motivó esta decisión. La asesoría se enfocó en analizar aspectos financieros y operativos, no en la venta de la empresa”, agregó el ejecutivo. Sin embargo, una fuente conocedora de la negociación dijo que a Morandé al menos sí se le contrató para “valorizar” la empresa y “acompañarla en la gestión con los bancos, dado que la deuda con los proveedores la están sirviendo bien”.

Pese al momento complejo, la compañía no ha querido tomar el camino de la reorganización judicial, como lo han hecho otras empresas afectadas por la pandemia como Enjoy en Chile o Latam Airlines en Estados Unidos. Según conocedores de la situación de Pullman Bus, aún no les convendría adoptar ese camino, puesto que “la reorganización te protege de los acreedores, pero afecta tu reputación y existe cierto temor de que contratos con algunos clientes puedan caerse”.

De acuerdo con la empresa, no sería necesaria una reorganización, “debido a la estabilidad ya obtenida” en sus flujos operacionales, el apoyo de sus acreedores y su plan de venta de activos, “con el cual -aseguró Dezerega- se obtendrá una mejora significativa en nuestro endeudamiento”.

De los casi $100 mil millones en deuda que aún enfrenta, alrededor de $40 mil millones están comprometidos sólo con el Banco de Chile, su principal acreedor. “El Banco de Chile y los demás bancos participantes del crédito sindicado (de 2020) han respaldado esta reestructuración. El acuerdo incluye la venta de algunos activos prescindibles”, aseguró Dezerega.

Los bancos nombraron al exjefe de Normalización del Banco de Chile Jorge Tamblay, como coordinador del proceso de venta de activos prescindibles. “Es una persona con gran experiencia en estos procesos y muy conocido y respetado por quienes se desenvuelven en este ambiente. Estimamos que su experiencia contribuirá significativamente al éxito de este proceso”, añadió el ejecutivo.

Entre los activos de los que Pullman Bus ha considerado desprenderse están algunos inmuebles que antes se utilizaron en la operación del negocio y ahora están sin uso, como aparcaderos o talleres, y otros que fueron adquiridos como oportunidad de inversión. Parte de ellos son los que saldrán a remate el jueves.

“Lo mejor es que sea un remate, un proceso público, al que le ponemos un mínimo. Es una forma de vender muy transparente, en que todo el mundo puede participar y el vendedor se da cuenta de que no está dejando plata encima de la mesa”, explicó el martillero público Víctor Ovalle, de Tattersall, encargado del proceso.

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