El dato: Gomina Brancato, la de siempre
Lo de la gomina Brancato es un rito. En una farmacia, compre el sobrecito plateado por menos de mil pesos. Luego, en casa, caliente agua. Enseguida mezcle allí los polvitos del sobre. Espere media hora. Y no lo dude: esa pócima rosada es el secreto de todo caballero tradicional chileno.
Producida desde las primeras décadas del siglo pasado, esta gomina fue de seguro la que ocuparon sus abuelos y bisabuelos para peinarse cada mañana. Era el signo para dejar de ser niños. Si no, pregúntele a mi padre, que se peina con ella desde que tiene 13 años. Curiosamente, a sus 60 apenas tiene canas -reconoce que le gustaría tenerlas- y lleva más de dos décadas soportando bromas sobre el tema. ¿Será que Brancato retrasa la aparición de canas? Puede ser. Yo lo he comprobado en varias cabezas masculinas de mis reuniones familiares. Y todo gracias a esa gomina, cuyo lema de siempre dice: peina mejor, peina más barato.
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