Revista Que Pasa

Música: R.I.P.: Gerry Rafferty

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Entro a mi tienda de discos favorita de la calle Tallers, en El Raval de Barcelona, y ahí está, luego de tantos años descatalogado y buscándolo: Night Owl de 1979, el único CD que me faltaba de Gerry Rafferty. Y yo muy contento, claro. Pero, enseguida, la sospecha de que la reedición puede deberse a algo terrible y vuelvo a casa y lo pongo a sonar (y vuelvo a oír la magnífica "Days Gone Down") y tecleo Gerry Rafferty en Google y Wikipedia y, sí, ahí está: Rafferty murió a los 63 años, a principios de este enero, y yo ni me había enterado porque no hubo grandes necrológicas por aquí. Y casi por ninguna parte, salvo en UK. Y cuando digo Gerry Rafferty seguro que muchos de ustedes pensarán "¿quién?". Pero si digo "Stuck in the middle with you" (aquella canción que Quentin Tarantino rescató como música de fondo para cortar orejas en su Reservoir Dogs) o si, sobre todo, digo "Baker Street" (que, estrenada en 1978, seguía rindiéndole a Rafferty 80.000 libras anuales en royalties en buena parte gracias a ese definitivo solo de saxo que él mismo le escribió a Raphael Ravenscroft), seguro que ya saben a quién me refiero y a quien celebro y cuya muerte lamento tarde pero para siempre. Rafferty -escocés que arrancó con los alegres dos LP de The Humblebums (con el ahora comediante Billy Connolly), siguió con tres en los magníficos Stealers Wheel (con el muy talentoso Joe Egan) y, finalmente, se la jugó y triunfó a solas- es uno de los paradigmas de esa poca pero excelente música que nos dejaron los años 70. Canciones amables y perfectas como las de Cat Stevens, Supertramp, el McCartney de Wings, el primer y más melódico Paul Simon solista quien, de paso, señaló a "Stuck in the middle with you" como "mi canción favorita de todos los tiempos"… Música noble, que encontró en Rafferty uno de sus puntales con álbumes como Can I Have My Money Back?, City to City (que desbancó al soundtrack de Saturday Night Fever), el ya mencionado Night Owl y Snakes and Ladders, entre otros, donde -bajo esas portadas ya clásicas pintadas por John Patrick Byrne- había bonitas love-songs, canciones melancólicas sobre la infancia y la carretera pero con una rara insistencia, auténticos himnos sobre la podredumbre y la falta de escrúpulos en la industria discográfica y alrededores. Tracks como "Stuck in the middle with you", "Star", "Baker Street" (la paradoja de que una canción sobre el saberse solo e incomprendido lo transformara de la noche a la mañana en popular millonario), "Time's Caught Up on You"… Y de ahí parte del drama y la rareza de Rafferty: el hombre que -en el cenit de su fama- se negó a salir en tour por USA y a jugar a ser el efímero sabor de la temporada. También, es cierto, decía ser alcohólico desde los cuatro años (cuando una tía le convidó una copita de cherry), solía tropezar y caer en profundas depresiones, y no se tenía fe ni se sentía seguro en el circo de ahí afuera. Sus últimos años fueron duros y oscuros. Entrando y saliendo de clínicas de desintoxicación y, de tanto en tanto, de estudios de grabación, volvía a brillar como siempre brilló. Su último disco -que incluyó villancicos clásicos y tonadas tradicionales- se llama Life Goes On. No fue así. Pero que siga sonando su música y -tarde aunque no por eso con menos sentimiento- que descanse en paz.

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