Revista Que Pasa

El ambicioso Elorriaga

<p>Quien fuera por años uno de los hombres de confianza del grupo Gálmez hoy enfrenta una querella criminal por apropiación indebida. José Antonio Elorriaga defraudó en US$ 1 millón a los ex dueños de Almacenes Paris. Nadie de sus cercanos logra explicar por qué el ingeniero comercial se embarcó en una aventura que lo condujo a la cárcel.</p>

La cita era ineludible. A pesar de ser 24 de diciembre, y a una semana de finalizar el 2009, José Antonio Elorriaga Uribe (41) debía presentarse en forma "urgente" en la oficina que comparten tres de los hermanos Gálmez Puig -Juan Antonio, José Miguel y Luis Alberto- en el piso 15 de la Torre París, en calle Lyon.

Elorriaga llegó y saludó. Ahí fue encarado duramente. Semanas antes, y tras las múltiples evasivas por parte del profesional respecto a sus inversiones, los ex dueños de Almacenes Paris iniciaron una investigación. Las conclusiones eran definitivas. La auditoría confirmaba que desde su cargo de gerente general de la administradora del fondo Agro Key Capital -propiedad de los Gálmez-, Elorriaga se apropió indebidamente de cerca de US$ 1 millón.

El ex hombre de confianza de los históricos dueños de Paris intentó hilar una respuesta que aliviara la tensión del momento. Pero no encontró escapatoria. Las pruebas eran irrefutables: días antes había gastado $ 5 millones en artículos comprados en Casa Barros con la tarjeta de crédito de la empresa. Y venía recién llegando a Chile, luego de un viaje por Buenos Aires, Nueva York, Boston y Miami, en el cual no tuvo problemas para pagar hoteles de lujo como el Marriott o el Ritz Carlton. Además, en varios de los vuelos utilizó pasajes en primera clase y con la misma tarjeta pagó el arriendo de autos.

Pero eso no era todo. En los últimos dos años, Elorriaga traspasó más de $ 400 millones desde el fondo Agro Key Capital a las sociedades de su propiedad, Santa Mónica y Santa Patricia.

Con toda la evidencia sobre la mesa, el ejecutivo decidió confesar. En presencia de un hombre de confianza de los Gálmez y del abogado del grupo, Fernando Uribe-Etxeverría, reconoció que se había apropiado de ese dinero y ofreció devolverlo.

Consultado por Qué Pasa, Uribe-Etxeverría declinó hacer declaraciones.

Haciendo caja

La idea de los ex controladores de Paris era llegar a un acuerdo "amistoso". Por eso su primera opción era evitar recurrir a la justicia. Elorriaga no era un ejecutivo más para ellos. Su mujer es hija de uno de los dueños de Pesquera Camanchaca, quien por años ha sido cercano al clan Gálmez. Además, el ejecutivo forma parte de una de las familias más acomodadas de Codegua. Su padre fue alcalde de la comuna y es un próspero empresario agrícola que cultiva almendras y ciruelas de exportación.

Lo que menos quería Elorriaga era que el caso saliera a la luz pública. Así que ofreció devolver parte del dinero. Esa mañana retiró un vale vista en el Banco Penta por $ 63 millones. Lo endosó a nombre de los Gálmez y además les transfirió su BMW último modelo, estacionado en el subterráneo del edificio de calle Lyon. Él mismo acudió a la notaría más cercana, situada en Orrego Luco, para realizar los traspasos.

Con todas estas operaciones completaba $ 80 millones del dinero defraudado. Por ende, faltaban cerca de $ 420 millones. Y Elorriaga juraba que no los tenía en su poder.

El ejecutivo ha debido pasar las últimas dos semanas en la cárcel Santiago Uno. Allí comparte con sus compañeros del módulo 12, entre los que se encuentran los ejecutivos procesados por el caso del ADN defectuoso y Cristián Lizama, el ex encargado del departamento de acciones de la Compañía Chilena de Fósforos, procesado por estafa.

La exigencia de los ex dueños de Paris fue que el lunes siguiente volviera con un pagaré, firmado o por su padre o por su suegro como aval.

Sin embargo, el lunes 28 de diciembre pasado, Elorriaga llegó a la oficina sin el pagaré firmado. No había logrado apoyo para recaudar los fondos defraudados. En su desesperación ofreció entregar como prenda un Rolex de $ 5 millones que portaba en ese momento; una alfombra persa; diez caballos de polo e incluso su propia casa de Codegua. Los Gálmez no aceptaron.

Pasaron los días. Corría la primera semana de enero del 2010 y el ejecutivo todavía no tenía una respuesta. Entonces dejó de contestar las llamadas. Ante esto, los Gálmez Puig decidieron querellarse.

"Lo tenía todo"

El caso llegó hasta la Fiscalía de Ñuñoa, a cargo de Vinko Fodich. El 8 de enero se emitió la orden de detención. Y el 17 de enero, cuando salía de misa en la Parroquia Nuestra Señora de la Merced de Codegua rumbo a votar en las elecciones presidenciales, Elorriaga fue detenido por la Brigada de Delitos Económicos (Bridec). Ese mismo día fue trasladado a la Penitenciaría y luego al Penal Santiago Uno, donde hoy se encuentra recluido.

Su cercanos todavía no lo pueden creer. "Le gustaba tener una vida de lujos y era agrandado en todo, pero jamás pensé que podía haber hecho algo deshonesto", dice una de sus amistades.

Elorriaga era un personaje bien conocido en la elite empresarial chilena. Veraneaba en Santo Domingo y era común verlo durante la temporada de esquí en La Parva, donde su suegro tiene un refugio. Por eso muchos se preguntan cómo una persona así pudo caer en un robo de esas características. "Lo tenía todo: una buena familia, educación, contactos y un súper buentrabajo. La verdad es que no le encuentro explicación", agrega otro conocido.

A este ex alumno de la Universidad Gabriela Mistral le gustaba gastar. A quien conocía en el mundo de los negocios, lo invitaba a almorzar al Hyatt y nunca dejó que los demás pagaran una cuenta, recuerda un miembro de su círculo. Por su afición al polo también desembolsó varios millones al mes. De hecho, en su casa de Codegua tiene una cancha de polo para practicar con sus amigos.

Una persona vinculada al deporte ecuestre calcula que Elorriaga gastó cerca de $ 2 millones un fin de semana para armar un equipo que participó en el Abierto de Mahuida. En los registros del campeonato todavía aparece con una deuda impaga de $ 500 mil por la inscripción.

Las cuentas de la tarjeta de crédito de Key Capital también dan cuenta de su afición por desembolsar grandes sumas. Entre sus compras aparece una por US$ 1.700 en  la tienda Brooks Brothers en Nueva York.

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