Asociamos el nombre de Graham Greene, inmediatamente, a esas tramas llenas de espías, secretos y misterios que encontramos en sus novelas. Pero lo que no sabíamos era que mientras publicaba esos libros, también escribía -al parecer sin muchas ganas, como lo cuenta en la introducción de Cuentos completos- historias breves y perfectas, llenas de su humor inglés, elegante, despiadado. Son 53 cuentos los recopilados en este libro, donde también hay sacerdotes que dudan por momentos de su fe, un hombre que roba la Torre Eiffel y postales de la Segunda Guerra Mundial, pero todo en un contexto donde la prosa de Greene se muestra más precisa, más rápida, más absorbente. Aunque lo mejor está en los cuentos protagonizados por niños. Ahí, relatos como “El ídolo caído”, “El espía” o “Los destructores” destacan por la atmósfera que plantea Greene, donde las historias siempre se saben a medias, donde todo no es más que “La sugerencia de una explicación”, como tituló uno de sus mejores cuentos.