Columna de Rodrigo Guendelman: Los 100 años de un santiaguino gigante

Fernando Castillo Velasco,

"Impresiona cómo este prohombre vivía adelantado a los tiempos. A mediados de los 90, ya entendía mejor que nadie el problema que traerían las viviendas sociales tipo Bajos de Mena y le llevaba la delantera al futuro premio Pritzker, Alejandro Aravena".


Así como Benjamín Vicuña Mackenna fue el santiaguino más importante del siglo XIX, es el momento de homenajear al que tiene todos los méritos para ser el número uno del siglo XX.

Fernando Castillo Velasco (1918-2013) lo hizo todo: fue parte de uno de los estudios de arquitectura más influyentes del siglo pasado; fue intendente de la Región Metropolitana (sólo entre marzo y septiembre de 1994, pues renunció por razones éticas), fue alcalde de La Reina por cuatro períodos, fue rector de la UC y el único democráticamente elegido en la historia de esta institución académica (entre 1967 y 1973).

Recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1983; estuvo exiliado cuatro años entre Inglaterra y Venezuela, en los cuales fue profesor en la U. de Cambridge y de la U. Central de Venezuela. De vuelta en Chile, desarrolló más de 30 comunidades Castillo Velasco, ejemplo de un estilo de vida comunitario que operó como resistencia al modelo que imponía la lógica mercantil y de privatización del régimen militar.

Fue uno de los fundadores de la Universidad Arcis, presidió el equipo que elaboró el proyecto académico de la Escuela de Arquitectura de la USACH, fue nombrado profesor honorario de la Facultad de Arquitectura de la UNAB y fue miembro de la junta directiva de la U. Metropolitana de Ciencias de la Educación. ¿Más? En 1994, la Confederación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos le otorgó el premio al mejor alcalde-arquitecto de América. Y en 1995, en el marco de la 10ª Bienal de Arquitectura de Santiago, recibió junto a su equipo el premio a la mejor obra arquitectónica de interés social por la Comunidad Andalucía.

Esta breve enumeración curricular dice poco. No detalla sus principios, su manera de entender el mundo o su postura ante las problemáticas de Chile. "Fue un hombre que se hizo presente en la historia de nuestro país. Su persona pública actuó en la sociedad en variados ámbitos. Fue un hombre de crédito. Un hombre de liderazgo, desde el compromiso", escribe Elisa Silva Guzmán, la historiadora que editó el imprescindible libro Fernando Castillo Velasco, proyectar en comunidad, de Ediciones UC.

Impresiona cómo este prohombre vivía adelantado a los tiempos. A mediados de los 90, ya entendía mejor que nadie el problema que traerían las viviendas sociales tipo Bajos de Mena y le llevaba la delantera al futuro premio Pritzker, Alejandro Aravena. "El gobierno manda a pedir que los empresarios le hagan diez mil casas que no tienen ni un árbol, ni un policlínico, ni una escuela. Esa casucha en 20 años ninguna familia la va a aceptar para vivir. Estamos gastando miles de millones en esas casas y a muy corto plazo la familia chilena tendrá capacidad para vivir en una casa mejor que la que hoy se le hace", dijo en una entrevista en 1995 publicada en La Época.

Otro ejemplo: "Falta una capacidad de operación concertada. Falta que el gobierno regional, usando el cúmulo de las energías comunales, sea el punto donde toman contacto las políticas nacionales del gobierno para administrar la ciudad de una manera coordinada. No puede ser que el Ministerio de Vivienda, el MOP, el Ministerio de Transportes, anden cada uno por su sector". Nuevamente, aplauso cerrado. Castillo Velasco explica con palabras perfectas una discusión que hoy, casi 24 años después de esa entrevista, está más viva y es más necesaria que nunca: la urgente necesidad de una autoridad metropolitana para Santiago y las otras grandes conurbaciones de Chile.

A 100 años del nacimiento de este hombre maravilloso, tan brillante como solidario, tan jugado ética y políticamente, los invito a leer el libro que he citado para entender por qué no sólo es probablemente el arquitecto más destacado de nuestra historia, sino, también, el santiaguino más relevante del siglo XX.

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