Descubren que los humanos modernos con ciertos genes neandertales tienen cráneos menos redondos

Los expertos analizaron el genoma de alrededor de 4.500 personas vivas, identificaron los fragmentos de ADN neandertal y hallaron que los presentes en los cromosomas 1 y 18 se relacionaban con cerebros menos globulares y, por tanto, más alargados.


Los humanos modernos que portan ciertos fragmentos de ADN del hombre neandertal tienen cráneos ligeramente menos redondos, según un estudio divulgado hoy que indaga en los fundamentos moleculares de la forma globular de nuestro cerebro.

"Nuestro objetivo era identificar posibles genes candidatos y vías biológicas relacionadas con la globularidad del cerebro", afirmó la genetista Amanda Tilot, del holandés Instituto Max Planck de Psicolingüística y coautora del estudio publicado en la revista especializada Current Biology.

Para realizar su investigación, el equipo dirigido por el paleoantropólogo Philipp Gunz, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva con sede en Leipzig (Alemania), combinó análisis de cráneos fósiles, datos de secuencias de antiguos genomas e imágenes cerebrales.

Además, aprovecharon el hecho de que los humanos vivos con ancestros europeos llevan ciertos fragmentos de ADN neandertal enterrados en sus genomas.

Los investigadores estudiaron el genoma de alrededor de 4.500 personas vivas, identificaron los fragmentos de ADN neandertal y hallaron que los presentes en los cromosomas 1 y 18 se relacionaban con cerebros menos globulares y, por tanto, más alargados.

Esos fragmentos se asociaban asimismo con dos genes, denominados UBR4 y PHLPP1, vinculados al desarrollo del cerebro.

La evidencia más sólida de los efectos de esos fragmentos de ADN neandertal en la actividad de los genes la encontraron estos expertos en el putamen, situado en los ganglios basales, y el cerebelo.

Ambas estructuras participan en la preparación, el aprendizaje y la coordinación de los movimientos, y en el caso de los ganglios basales también contribuyen a funciones cognitivas.

"Los efectos de tener estos raros fragmentos de ADN neandertal son realmente sutiles, pero detectables debido al gran tamaño de la muestra", destacó el genetista Simon Fisher, del Instituto Max Planck de Psicolingüística.

Esta investigación es solo "un primer vistazo a los fundamentos moleculares de la globularidad", ya que, "al igual que otros aspectos de la estructura cerebral, es un rasgo que probablemente esté influenciado por los efectos combinados de muchas variantes genéticas diferentes", matizó Fisher.

Los autores del estudio anticipan que futuras investigaciones de detección del genoma humano revelarán genes adicionales ligados a la forma globular del cráneo del hombre moderno.

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