Incidentes estudiantiles




EL MUNDILLO universitario es incomprensible para quienes desconocen sus códigos. Como en todo círculo hermético, hay que participar de la gazmoñería, convivir con ella y descodificarla si se quiere saber la firme.

En la Escuela de Derecho de la UCh en estos días se expone una serie de fotos que muestran una cadena de protestas cuyo telón de fondo es el frontis de Pío Nono. Con la particularidad curiosa que en la secuencia correspondiente a la toma de 1971-72, donde estudiantes aparecen con cascos y linchacos, el creativo a cargo decidió titularla "incidentes estudiantiles". En fotos similares de los años 83 y 87 (contra Federici ese último año), en cambio, se las llama protestas.

Presumo que el trasfondo aquí es que la toma del 71-72, organizada por la derecha y la DC en contra de la UP no califica de épica u heroica, mientras que en dictadura éstas involucrarían algo más que "incidentes". Pudiendo tratarse de lo mismo no están por conmemorar cualquier historia, aun cuando hasta incluso quien ignore la historia como fue, no dejará de reconocer que esa es la Escuela, no otra; no hay fotos de alumnos estudiando o en clases, aunque sí de profesores votando. El mensaje es más claro que el agua, en puros juegos de poder (votaciones y protestas, a veces denominadas meros incidentes) nos llevamos. Es decir, la muestra sería un fiel retrato de lo que siempre hemos sido, si bien contado mañosa e interesadamente.

Atendido este sesgo obvio, me pregunto cómo van a calificar en el futuro la queja del personal de aseo del campus Gómez Millas. Funcionarios indignados alegaban por carta pública la semana pasada que estudiantes hacían una cantidad de asquerosidades en baños y pasillos cuyos restos hay que recoger al día siguiente. ¿Se les tratará de "incidentes" o se tomará en serio y sintomático el reclamo? Excesos políticos y académicos no han sido asumidos anteriormente por la comunidad, por tanto, estas cochinadas y bacanales no tendrían por qué quitarle el sueño a nadie.

Nuestras universidades (tipo UCh) están definitivamente en otra: masificándose, dejando entrar a cualquiera, volviéndose gratis, todo inclusivas, participativas, lugares donde se pretende revisar el pacto social para que sus egresados luego proyecten sus conquistas a la sociedad entera (publiqué un artículo reciente en revista Anales de la UCh sobre el populismo universitario). Por eso, por ejemplo, la demanda por querer hacer en la U. Católica una feria de la diversidad sexual para promover el pluralismo, un eufemismo que no engaña a nadie, obvio que militantes, para nada intelectuales sus intenciones. A lo cual se les contestó que no, y chillaron sectarismo, que los hay en la PUC (de vetos académicos en Historia y Sociología se sabe, pero eso nunca ha preocupado a instancia estudiantil alguna, tampoco a autoridades). En fin, es aconsejable fijarse en lo que apenas se vislumbra de estas instituciones en sus fotos y noticias; quizá no mienten, si bien hay que andarse con cuidado y leer entrelíneas.

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