Felipe Schwember y la imaginación liberal
SEÑOR DIRECTOR:
Creer que una idea exitosa no necesita ser defendida es un error. Cuando una idea se realiza, se expone a ser traicionada por la imaginación que le dio vida. El atractivo imaginable de lo inexistente compite en desigualdad con la sosedad desprolija de lo existente y las novedades históricas exigen actualizaciones que amenazan el original. La democracia liberal y la economía de mercado han sido ideas erosionadas por esta dinámica del éxito.
Los intelectuales son propensos a distinguirse golpeando lo existente y ofreciendo lo novísimo en tiempos críticos. La particularidad de mi recientemente fallecido colega, el filósofo Felipe Schwember, radicó en declinar esta distinción, apostando a la gris tarea de defender lo que se depreciaba.
Lo hizo apelando a la derecha, el sector que en Chile se había acostumbrado al gesto mecánico de levantar las banderas de la democracia liberal, no sabiendo qué decir cuando la historia los obligó a responder por qué había que hacerlo. La valiente inteligencia de Felipe respondió esos por qué, desenterrando los olvidados fundamentos en las particularidades de la contingencia.
No debe pensarse que Felipe defendía el statu quo. Su alma rebosante de creatividad pensaba en un mundo en donde la imaginación se dirigiera a la creación de formas de vida tolerantes y respetuosas del resto, en contra de la deriva distópica de las utopías refundacionales. Para él, la democracia liberal tenía aún muchos frutos para dar. Su legado servirá para cultivarlos.
Lucas Miranda
Faro UDD
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