La incómoda verdad del CFA

SEÑOR DIRECTOR:
Al parecer, ejercer con seriedad un rol técnico y autónomo, como lo hace el Consejo Fiscal Autónomo (CFA), se ha convertido en un acto casi subversivo.
Que una entidad pública y técnica se “atreva” a opinar y hacer recomendaciones concretas y con cifras en mano sobre la sostenibilidad fiscal del país sin pasar por el filtro de la conveniencia política es, al parecer, demasiado pedir.
El CFA no ha hecho otra cosa que cumplir con su mandato legal, esto es, mirar las cuentas con lupa y advertir, con cifras en mano, sobre riesgos fiscales reales. Pero su independencia y el tono directo de sus informes han desatado una reacción airada por parte del Ministerio de Hacienda, cuya molestia parece deberse más al contenido del mensaje que a su forma.
En el fondo, el problema no está en el mensajero. El verdadero inconveniente con este gobierno surge cuando los datos no calzan con el relato, y cuando la técnica desentona con el voluntarismo.
Roberto Darrigrandi U., economista
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