Nuevo protocolo, antiguas preocupaciones
SEÑOR DIRECTOR:
Después de varios meses de incertidumbre y de que Carabineros de Chile definiera que el protocolo del uso de las pistolas de descarga eléctrica –conocidas como Taser o de electroshock– era secreto, al fin, se publicó un breve documento que transparenta algunos lineamientos de uso de estas armas.
Resulta preocupante que este tipo de noticias se den a conocer por la prensa y no directamente a quienes han trabajado este tema en la Unidad Consultiva para la Reforma a las policías, órgano constituido por expertos y expertas en materias de seguridad, entre los que se encuentra Amnistía Internacional, cuyo objetivo es aportar con orientación especializada.
Seguimos advirtiendo ciertas inconsistencias y contradicciones en lo señalado en esta actualización del protocolo, que seguirían poniendo en riesgo tanto al personal que deberá usar estas pistolas como a quien reciba su impacto. A modo de ejemplo, el protocolo menciona que se deberá “hacer lo posible” para evitar su uso en niños, niñas y adolescentes, pero no se explicita su prohibición total, las armas de electroshock no han sido sometidas a pruebas con este grupo poblacional y los expone de manera específica a sufrir consecuencias y daños graves.
Sin duda Carabineros requiere un conjunto de armas y equipamiento adecuado para poder cumplir con su labor, pero no debemos olvidar que estas armas son complejas, peligrosas y portan posibles consecuencias letales. Por eso, desde Amnistía Internacional insistimos en que deben ser implementadas con mucha responsabilidad derivada de protocolos transparentes y discutidos con la sociedad, contar con formación exhaustiva y sólidos sistemas de monitoreo y rendición de cuentas.
Viviana Cáceres
Directora de investigación e incidencia de Amnistía Internacional Chile
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