El estallido social sorprendió al fiscal nacional, Jorge Abbott, en plenos preparativos de la fiesta que realizarían, ese 18 de octubre, por los 20 años que cumplía el Ministerio Público. Durante esa tarde comenzaron a llegar a su WhatsApp las primeras alertas de sus fiscales regionales sobre el inusual aumento de delitos flagrantes en el marco de masivas manifestaciones en la Región Metropolitana. A eso se sumaron reportes de la policía de actos de violencia y vandalismo al interior de algunas estaciones de Metro, además de las primeras quemas y saqueos. No había nada que celebrar. Eran las 17 horas cuando Abbott decidió cancelar los festejos y activar un plan de contingencia que desde que fue elegido -en diciembre de 2015- nunca pensó que tendría que ejecutar. A 52 días del estallido, se defiende: "Si hay algo que ha funcionado bien ha sido todo el sistema penal en su conjunto".