Luca Guadagnino: "Una relación gay no es necesariamente más difícil que la heterosexual"

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El jueves se estrena Llámame por tu nombre, nominada a cuatro Oscar, entre ellos Mejor Película. La cinta de más bajo presupuesto entre las postulantes, describe el despertar sexual de un adolescente en Italia.


Elio Perlman vive entre su afición a la música y sus jugueteos con Marzia, la muchacha con la que comparte ciertas afinidades, pero con la que rara vez avanza más allá del primer beso. Tal vez le gustan las mujeres, pero es probable que no demasiado como para escenificar su futuro junto a ellas. Prefiere, en cambio, probar a tocar mejor Bach en el piano.

Una mañana de verano, sin embargo, todas sus pasiones librescas y musicales pasan sólo a tocar el segundo violín en su corazón: a la gran villa familiar ha llegado Oliver, un estudiante estadounidense de Arqueología invitado por el padre de Elio, también americano, para empaparse de las viejas culturas etruscas en el norte de Italia. Con impecable apostura de metro noventa y un bronceado permanente, Oliver se mueve por la casa de veraneo de los Perlman con sorprendente aplomo, como si siempre hubiera vivido ahí.

Las chicas del pueblo lo desean y el señor y la señora Perlman, lo miman. Sólo Elio no termina de entender que diablos le provoca este alumno aventajado de su padre: en principio lo tolera a medias, luego lo cree algo pedante, después comienza a conectar con él, al paso siguiente está conexión se siente peligrosa y atractiva.

Filmado con un presupuesto de tres millones y medio de dólares, Llámame por tu nombre es el largometraje de menor costo entre todos los que están nominados al Oscar a Mejor Película. En su caso, la postulación corre en otras tres categorías;: Mejor Actor, Mejor Guión Adaptado y Mejor Canción. Los nombres que firman las últimas dos nominaciones no podían ser menos prestigiosos: el veteranio cineasta James Ivory (Lo que queda del día) se encargó de adaptar la novela homónima del estadounidense André Aciman y el reconocido cantautor Sufjan Stevens compuso el tema principal.

El resto de la música, hay que decirlo, es una soberbia compilación de canciones pop de principios de los años 80 (desde Giorgio Moroder a The Psychedelic Furs), calzando con primor en el año 1981, que es cuando transcurre esta historia de amor de miradas y gestos entre un muchacho de 17 y un joven de 25.

"En un principio Elio y Oliver no se comunican con la ideal fluidez porque siempre es difícil encontrar la verdad. Me refiero a la verdad en cuanto a los deseos que sientes, no la verdad sobre tu identidad, sobre quien eres. Aún así es complicado explicar que los hace inhibirse", explica al teléfono desde París Luca Guadagnino (1971), uno de los más internacionales de los cineastas de la nueva ola de su país integrada además por Paolo Sorrentino (La grande bellezza) y Matteo Garrone (Gomorra). A través de su obra, compuesta de cinco largometrajes de ficción, Guadagnino siempre ha ido escarbando en la superficie de los deseos y el amor. Ahí están los ejemplos de Melissa P. (2005), que se basó en el bestseller de Melissa Panarello, y I am love (2009),protagonizado por Tilda Swinton, actriz fetiche de Guadagnino desde su debut The protagonists (2003) hasta la celebrada A bigger splash (2015).

Un cine llamado deseo

Consultado sobre si el inicial lazo homoerótico entre Elio y Oliver pudiera ser más arduo que el de una casual relación adolescente entre chico y chica, Guadagnino hace una pausa, respira fuerte y responde con cierta ofuscación: "No creo que necesariamente una relación gay deba ser más complicada que una de hombre y mujer". Luego, analizando la unión entre ambos muchachos con mayor perspectiva, agrega: "En Llámame por tu nombre el deseo es lo que te hace entender quien eres y al mismo tiempo te permite cambiar y transformarte en una nueva persona, en una mejor".

Es más, el tópico del deseo comunica al menos tres de sus largometrajes. "Algunos consideran que Llámame por tu nombre es parte de una trilogía acerca del amor donde además está A bigger splash (2015) y I am love (2009), pero en realidad yo nunca lo vi en esos términos. Lo que sí puedo decir es que cuando Llámame por mi nombre se estrenó el año pasado en el Festival de Sundance, escribí en el catálogo del festival que las tres estaban unidas por el deseo y la motivación romántica".

Desde aquella exhibición, la película ha ido parando de festival en festival con un éxito a prueba de cualquier espíritu desdeñoso, ganando adeptos en Europa y Estados Unidos y entrando en sucesivas listas de los mejores largomerajes del 2017. Ninguno de sus actores es universalmente conocido, pero todos sobresalen en personajes que requieren calidez, entrega y una buena dosis de honestidad. Los dos principales son Timothée Chalamet como Elio y Armie Hammer en el rol de Oliver, pero al menos en una escena Michael Stuhlbarg se roba la película como el comprensivo padre de Elio.

A la hora del casting, Guadagnino actuó bajo aquel mandato del deseo. Así lo explica, por lo menos en el caso de Armie Hammer: "La primera vez que lo vi fue en la película La red social (donde interpretaba a los gemelos Winklevoss). Lo amé en esa película, con el tiempo lo conocí, le ofrecí el rol de Oliver y él aceptó. Creo que fue un regalo para todos tenerlo en la película."

Aunque muchos buscan reconocer huellas del cine de James Ivory en esta producción, Guadagnino prefiere desmarcarse de esa conexión, aún considerando que el cineasta estadouunidense escribió el libreto original. "Sólo puedo repetir lo que me dijo alguna vez mi mentor Bernardo Bertolucci (El último tango en París): 'Cuando comienzas a hacer una película debes olvidarte del guión'".

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