Del baile a la fusión: los días que dieron forma a Los Jaivas

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Entre 1969 y 1971 la agrupación viñamarina dejó atrás su período como banda de música bailable en busca de su propia identidad musical. Largas improvisaciones, recitales parados por carabineros, y sus primeras grabaciones, fueron parte del proceso que definió el sonido del grupo.


Pelo largo, barba y ropa de colores fuertes. Así lucía Eduardo “Gato” Alquinta cuando se presentó antes sus compañeros de los High Bass al regresar de su viaje por sudamérica, muy diferente a como habían comenzado. El nuevo look de Alquinta marcó un punto de quiebre en la agrupación: decidieron dejar atrás sus días de intérpretes de música bailable, para dar paso a un proceso de búsqueda de su propia identidad y sonido.

Comenzaron buscando un nuevo nombre. "Pan negro" fue el primer intento. Por esos días la banda integrada por Alquinta, Mario Mutis, y los hermanos Eduardo, Gabriel y Claudio Parra, se sometía a largas jornadas de improvisación y búsqueda musical, las que le llevaron inicialmente a explorar en el blues, siguiendo el sonido de fines de los 60'. Clave fue la participación del estadounidense David Fass quien tocó la armónica junto a los viñamarinos entre 1969 y 1970. El volumen 1 del compilado La Vorágine da cuenta del sonido del grupo por entonces: guitarra muy saturada, armónica de blues y los fraseos de Gabriel Parra a la batería.

Dicha propuesta musical fue la que llevaron al escenario de la Quinta Vergara cuando fueron convidados a participar en el Primer Festival de Música de Vanguardia, en 1970. Enojados por el retraso en su participación, más en su ciudad natal, el conjunto se subió sin más al escenario y comenzó una larga improvisación, la que fue repudiada por parte de la audiencia, que no sintonizó con la densa música experimental que interpretaban. Enojado, "Gato" Alquinta reprochó al público: "Música de vanguardia querían ¿no? ¿no pagaron diez lucas para escuchar música de vanguardia? ¡tocamos música de vanguardia!¿y qué?"

Por esos días, la agrupación también se presentaba en Santiago. El 30 de diciembre de 1969 fue su primera vez en la capital, con un concierto en el Parque Balmaceda que acabó de manera abrupta por la interrupción de carabineros. En la prensa de entonces, que no comprendía del todo la disruptiva propuesta de los viñamarinos, salieron titulares como: "Batalla campal entre hippies y carabineros".

También fue en la capital cuando los creadores de "Indio hermano" ofrecieron su primera presentación con el nombre definitivo Los Jaivas, sugerido por el artista Diego Santa Cruz, quien hizo un afiche en que castellanizó el antiguo nombre High Bass. Fue el 11 de mayo de 1970 en la antigua Sala La Reforma de la Universidad de Chile -hoy Isidora Zegers-. En el volumen 2 de la serie La Vorágine se puede escuchar la actuación, en que se oyen progresiones atonales, ruidos, ritmos intrincados e instrumentos como el tormento que ya daban cuenta del interés del quinteto por fusionar distintos lenguajes. Por esos días era común que algunos asistentes se sumaran a las improvisaciones del conjunto. En octubre de ese año fueron convidados a ser parte del Festival Piedra Roja, en que según relatan testigos, el caos fue total.

A fines de ese acontecido 1970 los viñamarinos tuvieron su primer acercamiento a un estudio de grabación profesional. En aquellos días sus improvisaciones les habían hecho un nombre, lo que les valió ser solicitados para crear el songtrack del film ¿Qué hacer? de Raúl Ruiz, bajo la producción del californiano Country Joe McDonald y Frank Benko como ingeniero de sonido en el estudio Splendid de la RCA. Ese registro se puede oír en el volumen 5 de La Vorágine, en que desarrollan música con percusiones latinas.

Esta primera experiencia en el estudio será un aliciente para la banda, pues al año siguiente, 1971, grabará su primer disco conocido como El Volantín. Financiado y producido por la misma agrupación en el estudio Splendid, la grabación resume los días de exploración sonora de Los Jaivas pues se grabaron dos horas de improvisaciones, las que luego fueron editadas para obtener los casi 38 minutos del elepé. Solo "Foto de primera comunión" y "Que o la tumba serás", son los únicos temas con algo de estructura y letra. No obstante ya se advierten algunos rasgos distintivos del quinteto: percusiones latinas, ritmos folklóricos, voces que sugieren cantos de pueblos originarios, ya evidencian los resultados del proceso de búsqueda.  Al año siguiente para su segundo trabajo, La Ventana, el grupo compondrá temas organizados por partes, con una líneas melódicas y con repeticiones, lo que decantará en éxitos como "Mira Niñita" y la inmortal "Todos Juntos". Porque en esos días de ensayo y error, Los Jaivas afinaron su fuerza colectiva como una efectiva maquinaria creativa.

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