Drive, de The Cars, o el largo regreso a casa

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The Cars.

La muerte de Ric Ocasek, el cáncer de Benjamin Orr, la crisis nerviosa de Paulina Poriskova y la hambruna en África. Todos sucesos acompañados por la misma enorme balada de The Cars. Que no te engañe el terciopelo plástico de su sonido ochentero, que acá la pregunta es seria: ¿Sabes quién estará a tu lado? Mejor aún, ¿alguna pálida idea de quién te llevará a casa esta noche?


Por qué tocar sólo en un continente cuando se lo puede hacer en dos. Y por qué no llevarlo a cabo el mismo día, además. Así, de bajo perfil, eran las reflexiones de Phil Collins en Julio de 1985 ante su espejo. Por ello, luego de su actuación personal en Londres y, como quien se toma un alimentador y luego la troncal, cogió un helicóptero, después un Concorde y aterrizó en Filadelfia, donde lo hizo muy bien con Eric Clapton y un poco terrible con Led Zeppelin.

¿Algo excesivo, quizás? Bah, que eran los 80s y si se iba a hacer un festival a beneficio, qué mejor que hacerlo con toda la parafernalia que la incipiente globalización permitía. Live Aid se llamó y mientras se recaudaba dinero para África, Freddie Mercury vocalizó relajado frente a 72 mil personas, Bob Dylan ensayó en público con Keith Richards, se juntó Black Sabbath y Madonna se empezó a probar la corona, entre otras postales de una inédita emisión satelital.

Y hablando de reyes, David Bowie también se apareció para dar una lección de categoría en 4 píldoras musicales en Wembley para luego mostrar un video en que la temática "hablaba por sí misma". Acompañaba las duras imágenes de la hambruna en Etiopía, una engañosa canción de amor que hablaba de ausencias y la necesidad de ayuda. Una de relaciones de pareja, es cierto; pero también de momentos difíciles en los que se implora por una mano que nos ayude.

You can't go on/ thinking nothing's wrong…

En Filadelfia, a tiro de piedra en el sistema métrico de Phil Collins, ya habían tocado los responsables de "Drive", los bostonianos The Cars. Con una década previa de intentos fallidos y luego 5 discos multiventas, el quinteto se daba el lujo de interpretar una mayoría de canciones del reciente Heartbeat city (Elektra, 1984) y sólo una del fulgurante debut homónimo de 1978.

Formados dos años antes de su primer disco, por Benjamin Orr en bajo y voz, Elliot Easton en guitarra, Greg Hawkes en teclados, David Robinson a la batería y Ric Ocasek en guitarra, voz y composición, The Cars fundieron como nadie el empuje del power pop, con el atractivo plástico de la new wave y más de una referencia al art pop de gente como Roxy Music.

Según el crítico español Carlos Pérez de Ziriza en 3 minutos de magia. Una historia del power pop y la new wave (Efe eme, 2018), The Cars fueron exitosos en lograr una transversalidad entre la apelación al gran público y al melómano en búsqueda de referencias. Sin olvidar el humor, claro, y sus dosis considerables en canciones con más de un sentido y en clips donde no había problemas en alejar a la banda de cualquier imagen cool.

Con mayor cercanía al catalán Eugenio que a nuestro compatriota Jorge "Chino" Navarrete, hay que decir que Ric nunca se rió de sus propios chistes. Ni cuando fue una mosca en "You might think", integrante de una nave espacial serie B en "You are the girl" o parte del festín kitsch de Andy Warhol en "Hello again". Quien quiera exponerse a una versión de El señor de los anillos en ácido, bien puede acercarse al clip solista "Emotion in motion" de 1986 y entender de qué estamos hablando.

Who's gonna pick you up/ when you fall…

Es 2011 y The Cars vuelven al ruedo con la gira menos sudorosa de la temporada. Quizás de parte del público sí, que van a una suerte de karaoke masivo con los hits de la vida; también en Easton, Hawkes y Robinson que por fin regresaban después de algunos intentos fallidos; pero lo que es el jefe…

Fueron más de dos décadas negando cualquier atisbo de reunión y, bien se sabe, que el dueño de la pelota, cuando se aburre, para el partido y se va a tomar onces a su casa. Ric Ocasek, compositor de las canciones, voz y poseedor del balón, prefirió dedicarse a la producción musical y los discos solistas con escasa intención comercial. Todo ello, mientras Easton y Hawkes, se juntaban con el talentoso, pero algo mercenario Todd Rundgren en 2005, para hacer The New Cars y salir en un tour tocando las canciones de la banda madre.

Hasta que Ocasek decidió que era hora de llamar a los ex amigos, hacer un digno disco llamado Move like this (Hear Music, 2011) y salir en una cortísima gira de sólo 11 actuaciones y un mes de duración. Ahí, entre varios cortes del nuevo disco, se escucharon algunos de los mega hits que entregaban sin dificultad en el pasado como "Good times roll", "Touch and go" o "You might think". Todos, menos "Drive".

No era lo único que faltaba de la banda en el tour de 2011. Tampoco estaba el bajista y como Ocasek era un hombre de cariños ciertos, decidió que no hubiera nadie en escena para reemplazarlo. Era el puesto de Benjamin Orr, fallecido de cáncer al páncreas en 2000 y voz en "Drive". Cosa extraña en estas épocas de sobre representación: la ausencia era lo que hacía recordar al integrante homenajeado.

Benjamin Orzechowski o "Benny 11 letras", como con justicia le decían antes de acortarse el apellido, conoció a Ric Ocasek en 1965 y formó los desconocidos Milkwood a inicios de la década siguiente. El escaso éxito no los desanimó, como tampoco el fracaso de Richard and the Rabbits ni de Cap'n Swing, sus siguientes bandas. Faltaba la llegada de los 3 integrantes restantes y la combinación de la voz deudora de Lou Reed de Ocasek con el aterciopelado tono de Orr, quien cada tanto, recibía bazas ganadoras del compositor como "Just what I needed", "Let's go" y, por supuesto, "Drive".

Algunos años después de su muerte, en "Silver" del subvalorado Nexterday (Columbia, 2005), Ocasek diría su epitafio al amigo perdido, con quien tuvo algunos líos antes de su muerte: "Fuiste mi mano derecha/fuiste mi amigo/fuiste fuerte hasta el final (…) fuiste quién tuvo fé en mí".

Who's gonna pay attention/ to your dreams…

"A través de los años, The Cars lograron lo que cualquier chico que alguna vez ha sudado tocando en un garage ha podido soñar, incluyendo un joven Kurt Cobain que eligió 'My Best Friend's girl', como una de las primeras canciones para aprender", dijo Brendan Flowers, vocalista de The Killers el año pasado en la inducción de The Cars al Rock 'n Roll Hall of Fame, pagando más de una deuda a nivel de influencia.

Pero bien que se podrían haber puesto en la fila junto a otros nombres que saquearon ideas, muchas veces con el beneplácito de los robados. Para entendernos, podemos mencionar a Weezer, Smashing Pumpkins, Nada Surf y un largo etcétera que, en varias ocasiones, fueron producidos por el mismo Ocasek.

"Cuando eras su amigo, lo eras de por vida", dijo Rivers Cuomo hace algunos días a propósito de la muerte del responsable de sus exitosos primer y tercer disco. Eso sí, el dueño del "corazón más grande y dulce de la industria", según el vocalista de Weezer, no sólo dedicaría sus esfuerzos a bandas súper ventas, sino que cada cierto tiempo pondría su pericia en importantes artistas con escasísimo olfato comercial como Bad Brains, Suicide o Le Tigre.

Justamente fue su labor de estudio a la que dedicó sus últimas décadas, sin ganas de reverdecer sus viejas glorias. En su casa, donde también recibía a las bandas noveles que producía, vivió tranquilo con su esposa Paulina Poriskova, modelo, actriz y protagonista del video clip de "Drive". Ese, dirigido por Timothy Hutton, donde los maniquíes le daban la bienvenida a la crisis nerviosa de su futura cónyuge.

Justamente, fue su actual ex mujer quien dio la noticia a la prensa la semana pasada. En el sueño, producto de problemas cardíacos, murió Ric Ocasek. De ahí, las celebraciones a su legado no se han detenido, con "Drive" como elección casi universal de homenaje. Nuevamente, como una oda pop a la ausencia y a la necesidad de que alguien nos muestre el camino a casa.

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