Spike Lee: “Nueva York siempre será Nueva York, pase lo que pase”

El cineasta Spike Lee.

El gran cronista fílmico de los afroamericanos vuelve con Da 5 bloods, que se estrena en Netflix. Desde EE.UU. habla de su vida en confinamiento.


Hace ya quizá demasiado tiempo de la primera película de Spike Lee. Aquella historia de Nola Darling y sus amoríos, rodada en blanco y negro bajo el título de She’s Gotta Have It, supuso el despegue en 1986 de un buen puñado de obras con las que este cineasta lleva varios decenios contando los avatares de la comunidad afroamericana de Estados Unidos y llenando la pantalla de música, destellos de realidad y fantasías sobre sus obsesiones. Entre ellas, la denuncia del racismo o el lenguaje de las calles. Y Nueva York, la ciudad de sus sueños y sus desvelos. Ahora más que nunca, convertida en uno de los enclaves más azotados por la pandemia en Estados Unidos.

Desde allí, Spike Lee (63 años) conversa mediante videoconferencia. La entrevista transcurre durante la prórroga del confinamiento por el coronavirus que ha decretado en mayo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo. Hoy todo se para en casa de la familia Lee cada día a las siete de la tarde. A esa hora, todos cenan en torno a una mesa, acontecimiento que antes solo ocurría los fines de semana.

Sentado en un sofá, Lee viste camiseta roja y cubre los ojos con los habituales lentes de marco grueso y redondo. Sobre su rostro asoma un gorro que dice Da 5 bloods: es el título de su nuevo filme bélico, cuyo estreno en Netflix es el 12 de junio. La trama gira en torno a los soldados negros enviados como carne de cañón a Vietnam en una proporción desmedida. Los ecos de Muhammad Ali y Martin Luther King resuenan de nuevo.

-Su nuevo filme es una historia de soldados que todavía tienen ganas de formar parte del juego. ¿Así se siente usted hoy?

-Nunca he dejado de estar en este juego. Atravieso mi cuarta década de trabajo y todavía tengo historias que contar.

-En las escenas iniciales, los veteranos se reencuentran entre abrazos. ¿Cuánto falta para que podamos abrazarnos con nuestros amigos?

-Ojalá vuelvan los abrazos, pero aún veo lejos el momento en que nos choquemos los cinco. Al menos, hasta que haya una vacuna.

-¿Cómo será el mundo después del coronavirus?

-Déjame ponerme bíblico. Esto va a ser a. C. / d. C. Antes del Corona y después del Corona. El mundo entero necesita reiniciarse. Esta pandemia ha expuesto las desigualdades repartidas por todo el planeta. En Estados Unidos, la población negra ha sufrido los estragos de la pandemia más que nadie. Somos conscientes de haber padecido el peor sistema educativo y muchas otras desigualdades. Cuando las escuelas cierran, ¿cómo puedes aprender desde casa durante el confinamiento si no tienes ordenador ni Wifi? Persisten muchas desigualdades sociales que fueron pasadas por alto en la época antes del corona.

-Los ecos de Martin Luther King resuenan en su nueva película. ¿Su mensaje permanece vigente para las generaciones más jóvenes?

-Yo al menos sí creo que su mensaje permanece vigente, otro asunto es si la gente quiere escucharlo o no. En general, los jóvenes saben hoy que el Dr. Martin Luther King dijo: “Tuve un sueño”, que aquí hay un día de fiesta nacional en el que no tienen que ir a clase…, y no mucho más. Pero yo no culparía a la gente joven de este tipo de cosas. Somos nosotros quienes tenemos que enseñar lo importante a las nuevas generaciones.

-¿Cómo sobrelleva el confinamiento?

-Ya vamos camino de tres meses por aquí… Intento limitar las excursiones fuera de casa. Toda la familia Lee permanece bunkerizada.

-¿Qué ha descubierto de su familia estos días juntos?

-En el mundo antes del corona el personal andaba por su cuenta. Ahora, todos los días, a las siete en punto de la tarde, nos sentamos juntos a la mesa y cenamos. Eso antes solo ocurría algunos fines de semana. Todos tienen aquí su habitación, cada cual desayuna cuando quiere y hace su vida. Pero durante los últimos días, a las siete permanecemos todos juntos.

-¿Sus hijos ven sus películas?

-Han crecido con ellas. Realmente no hablamos mucho sobre el tema. Trato de poner el foco en lo que hago y que ellos pongan el foco en lo suyo. Creo que eso es algo que aprecian. Todavía soy su padre.

-¿Echa de menos ir a ver a los New York Knicks, su equipo de básquetbol?

-La verdad es que no… ¡Lo estábamos haciendo muy mal esta temporada! Lo que sí echo de menos es sentirme como un neoyorquino. Especialmente amo Nueva York en el verano. Pero este mundo ya ha cambiado.

-Y su vida, ¿cómo ha cambiado?

-Por primera vez desde que empecé a dirigir películas voy más despacio. Todo se ha convertido en una pausa. Me he pasado cuatro décadas arrancando proyectos, corriendo de un sitio para otro, dándole vueltas al tarro sin parar. Ahora he tenido tiempo de pensar, de recordar a familiares que dejaron de estar conmigo hace años, de leer libros pendientes… He leído una biografía de Marlon Brando y otra de Paul Newman, una obra sobre béisbol... Y he visto muchas películas. Cuando entendí que este encierro iba en serio, me hice la promesa a mí mismo de no dejarlo pasar perdiendo el tiempo. Al principio pensé que esto iba a durar para siempre. Pero los días han volado. Me sigo levantando temprano por las mañanas. Hago mis ejercicios y, si puedo, paseo con la bici por la ciudad vacía. Es una sensación muy extraña. Cada vez que he salido de la ciudad por un corto periodo de tiempo, ya sea por vacaciones o para rodar una película, al regresar y bajar del avión la energía me golpeaba enseguida en la cara. La energía que hay aquí es difícil de describir. Son unas vibraciones muy especiales.

-¿Qué siente hoy al ver Nueva York vacía?

-Veo a una población extraordinaria. Encerrada y golpeada por la pandemia, pero todavía fuerte. Vivimos algo parecido el 11-S. Pero los neoyorquinos son duros y valientes. Tienes que serlo para vivir aquí. Nueva York es estilo, ego y arrogancia.

-¿Y cómo será después del coronavirus?

-Creo que Nueva York tendrá que cuidar en serio de su población negra, que ha demostrado más que nadie lo que significa estar en primera línea durante la pandemia: conduciendo autobuses y metros, despachando víveres en las tiendas y supermercados… Y, en general, los Estados Unidos de América tendrán que ser mejores cuando salgamos de esta. No podemos volver a lo que éramos antes, un territorio lleno de desigualdades. De lo contrario, miles de personas habrán muerto en vano. Y esto también vale para todo el planeta.

-¿Dejará de ser Nueva York la capital del mundo?

-Nueva York siempre será Nueva York, pase lo que pase. Y Estados Unidos…, eso ya es otra cosa. Tengo muchos amigos de distintos países que suelen preguntarme con frecuencia: “Spike, ¿qué está haciendo tu Presidente?”. Siempre les contesto igual: no es mi Presidente.

-Usted suele llamar a Donald Trump, Agente Naranja. Y en ocasiones, directamente hijo de perra.

-Lo triste es que muchos estadounidenses se toman sus palabras como si fueran el Evangelio.

-¿Qué hizo mal Barack Obama para dejarle entrar como su sucesor?

-No creo que hiciera nada equivocado. Que este tipo se convirtiera en Presidente de Estados Unidos fue la reacción a ocho años de la presidencia de un hombre negro. Espero que haya un cambio en las elecciones de noviembre. Obama ya ha dicho que van a ser las más decisivas en la historia de Estados Unidos. Yo voy más allá: el destino del mundo va a depender de lo que pase en esos comicios.

-¿Cree que su cine puede cambiar algo?

-Yo vivo en un país donde ser negro sigue siendo la única razón por la que uno puede ser asesinado. Cuando el personaje de Radio Raheem gritaba “¡Levantaos!” en Haz lo correcto, era 1989. Ahora estamos en 2020… Y nada ha cambiado. Al menos puedes aportar luz con lo que haces y que acabe formando parte de la conversación.

-¿Se reconcilió con Hollywood el año pasado cuando ganó el Oscar? Tardaron 30 años en proponerlo como candidato al premio.

-¡Demasiado tiempo! Todavía son pocas las personas de raza negra que toman decisiones en Hollywood. Me refiero a las decisiones importantes en el sistema de los estudios: quién financia, quién escribe y quién dirige una película. Esa es la siguiente frontera.

-¿Cree que el coronavirus y el enfrentamiento entre Estados Unidos y China puede incendiar una explosión de xenofobia hacia la población asiática en su país?

-Los crímenes de odio hacia la población asiática han aumentado aquí desde el momento en que el Presidente de Estados Unidos empezó a referirse a esta pandemia como “el virus chino”. Decir eso es una invitación para llevar a cabo actos de odio contra las personas de dicho origen. Y añadiría que quienes llevan a cabo esos crímenes no distinguen entre chinos, japoneses o coreanos. Piensan que todos son chinos. ¡Estúpidos! (pronunciado estúpidous).

-Así que conoce esa palabra española…

-Crecí en Brooklyn, ya sabes, con mis hermanos y hermanas de Puerto Rico. Conozco bien las palabras malsonantes. ¡Culouuu! ¡Chouchaaa!

-¿Y cómo va a cambiar con la pandemia esa industria a la que usted se dedica?

-No veo a la gente volviendo pronto a un cine, en una sala a oscuras y junto a otros desconocidos, al menos hasta que sea suficientemente seguro o exista una vacuna. El verano es la época de los taquillazos. Y me da la sensación de que todos se van a posponer hasta noviembre o diciembre. Las grandes producciones no dan dinero solo con el streaming. Lo que está pasando va a afectar a todas las industrias y a nuestras vidas. Yo iba a ser presidente del jurado en el Festival de Cannes, la primera persona de color en lograrlo. No va a poder ser de momento. Todos vamos a tener que hacer un reajuste.

-Si mira hacia atrás, ¿diría que ha conseguido lo que quería hacer?

-He sido muy afortunado, un bendecido. Tengo el derecho al montaje final de mi obra y aún me quedan muchas historias que contar. Rezo por poder seguir haciendo las películas que quiero hacer. Pase lo que pase con esta tremenda crisis que estamos viviendo, quede lo que quede después de la pandemia, la gente siempre seguirá necesitando contenido.

-¿Hasta cuándo se ve en este juego?

-Kurosawa siguió hasta los 80… Espero que a mí me queden otros 20 años haciendopelículas.

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