Los altibajos de la vida televisiva de Nicole Kidman

Kidman en el cuarto episodio de Nine Perfect Strangers. Foto: Vince Valitutti/Hulu

La actriz cristalizó uno de los mejores momentos de su carrera de la mano de su protagónico en Big Little Lies en 2017. Pero desde entonces sus producciones en televisión no han estado a la altura. Se han quedado por debajo de las expectativas tanto la segunda parte de esa ficción de HBO como The Undoing y la recientemente estrenada Nine Perfect Strangers.


“Nicole Kidman es uno de nuestros actores de cine más impredecibles. Entonces, ¿por qué sus papeles televisivos no son más interesantes?”, se preguntaba hace unos días The Washington Post. La interrogante surgía a propósito de su más reciente estreno, Nine perfect strangers, miniserie original de la plataforma Hulu que en Latinoamérica se puede ver a través de Amazon Prime Video.

La ficción la presenta como la enigmática Masha Dmitrichenko, una gurú que acoge a nueve personas diferentes en un centro de retiro en California, Los Angeles. Un personaje que remite a una figura casi celestial e inescrutable que, en principio, parece un rol hecho a la medida de la estrella, aquí rodeada por un elenco cotizado: Melissa McCarthy, Michael Shannon, Regina Hall, Bobby Cannavale y Luke Evans.

Nine Perfect Strangers

Pero, a la luz de los tres primeros episodios –disponibles desde el viernes pasado en el streaming–, la producción despilfarra buena parte de los atributos actorales de la intérprete australiana, dentro de una trama ya de por sí bastante extraviada. La crítica internacional, que accedió a seis de los ocho capítulos y le dio comentarios mixtos a la historia, estuvo en general de acuerdo en que es un título que no está a la altura del potencial de su protagonista.

No es la primera vez en el último año que Kidman parece desencajada o sobregirada en un papel en la televisión. The undoing, la miniserie de HBO que debutó en octubre, le concedió nominaciones a los Premios del Sindicato de Actores y a los (ahora desprestigiados) Globos de Oro. Pero para nadie fue una sorpresa demasiado grande que los Emmy decidieran omitirla de la categoría de miniseries, inclinándose por las contundentes interpretaciones de Kate Winslet (Mare of Easttown), Michaela Coel (I may destroy you), Anya Taylor-Joy (Gambito de dama), Elizabeth Olsen (WandaVision) y Cynthia Erivo (Genius: Aretha).

Dentro de una ficción melodramática que anteponía los golpes de efecto y el trazo grueso en vez de las sutilezas, la actriz tuvo escaso espacio para los matices al encarnar a Grace Fraser, la esposa de un mitómano (Hugh Grant) envuelto en el crimen de una mujer en Nueva York. A fin de cuentas, pese a que la producción fue un éxito de rating para HBO, Kidman no ganó demasiado con su participación. O no tanto como Grant, a cargo de un rol oscuro que rara vez ha tenido la oportunidad de interpretar en su trayectoria.

La australiana, en cambio, ya había tenido la posibilidad de asumir un personaje similar y con bastante más capas que el de The undoing: la Celeste de Big little lies, una mujer víctima de violencia doméstica a manos de su marido (Alexander Skarsgård) que refuerza lazos con un grupo femenino conformado por los personajes de Reese Witherspoon, Shailene Woodley, Zoë Kravitz y Laura Dern. Ese papel cristalizó un momento particularmente brillante de la intérprete: como productora y actriz, se abría paso a los 49 años en la televisión con una serie que fue un fenómeno de crítica y audiencia y sigue siendo un imperdible de la cosecha de HBO del último tiempo.

Una innecesaria segunda parte estrenada en junio de 2019 –en la que convocaron nada menos que a Meryl Streep– brindó las primeras señales de agotamiento en el formato seriado para Kidman. Si los primeros siete capítulos la erigieron como ganadora de los principales galardones de la industria, la temporada dos pasó casi sin pena ni gloria por el circuito de premios.

Tanto en Big little lies como en The undoing y Nine perfect strangers su principal aliado creativo ha sido el veterano David E. Kelley, toda una institución de la TV de Estados Unidos, responsable de éxitos como L.A. Law y Ally McBeal, así como de varios títulos que han tenido debut y despedida. Mientras su colaboración comenzó bien y luego ha tenido altos y bajos, desde 2017 Kidman ha multiplicado facetas en el cine, junto a nombres como Sofia Coppola, Karyn Kusama, Jay Roach y Ryan Murphy, en ocasiones acertando y en otras estrellándose. Pero, mal que mal, ha aplicado la dosis de riesgo que le ha faltado en el mundo de las series, donde –dado su estatus como productora e intérprete– podría levantar prácticamente el proyecto que desee.

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Curiosamente dos películas podrían servir como oportuno refresco para una trayectoria que se ha ido aletargando en la televisión. Sus siguientes proyectos son The Northman, la ambiciosa cinta de Robert Eggers (La bruja) inspirada en la mitología islandesa, y el largometraje Being the Ricardos, donde bajo dirección y guión de Aaron Sorkin se pondrá en le piel de la histórica actriz de televisión Lucille Ball. Luego de cierta decepción, lo mejor del repertorio de Kidman podría estar por venir.

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