Crítica de discos de Marcelo Contreras: el oficio de Radiohead, My Morning Jacket y Los Auténticos Decadentes

Nombres con una voluminosa, diversa e inventiva trayectoria aparecen entre los lanzamientos de esta semana: Radiohead reviviendo los dos discos con que inauguró su quiebre creativo del nuevo siglo, los argentinos pasando revista a sus influencias y los estadounidenses despachando una entrega rotunda.


Radiohead - Kid A Mnesia

En el cambio de milenio las bandas de rock enfrentaron una encrucijada creativa. Una porción practicó arqueología adelantando el funeral del género. Radiohead decidió ampliar el campo de batalla para una nueva era, postergando las guitarras si era necesario. El resultado fue Kid A, publicado en octubre de 2000, seguido siete meses después por Amnesiac, títulos que no podían competir con la épica de Ok Computer (1997), y a la vez superiores en arrojo artístico, dividiendo a la fanaticada irremediablemente.

En este lanzamiento ambos discos encuentran al fin el formato unitario en el cual fueron concebidos, como parte de las mismas sesiones producidas por Nigel Godrich, mientras se agrega un tercer álbum con material que no quedó en la selección original. Como suele ocurrir con estas entregas donde va toda la carne a la parrilla, incluyendo los cortes de segundo orden, queda claro por qué determinadas composiciones no pasaron el examen. La obra no ha sido remasterizada, por lo cual la estricta novedad radica en los temas descartados. Los 20 años transcurridos sólo confirman que el criterio editorial fue el correcto en su momento.

Los Auténticos Decadentes - ADN: Capítulo A

Cuando se repasan los mejores nombres de todos los tiempos de la música argentina, a veces Los Auténticos Decadentes quedan rezagados, injusticia tremenda porque la misión que enarbolan por décadas es absolutamente noble: perpetuar la fiesta, reírse, celebrar la picardía con singularidad indiscutida -qué otra banda tiene dos vocalistas fenomenales-, unas letras eternas -”el gremio del pirata, es muy sacrificado”-, verdaderos himnos de la bohemia latinoamericana. Si Canitrot fuera música, se encarnaría en ellos.

Esta es la primera de tres partes que tributan las influencias del combo trasandino. Al menos en este capítulo, se inclinan por sus héroes locales. El arranque con Los viejos vinagres de Sumo acentuando el funk, demuestra lo buenos músicos que son, junto a unas ingeniosas citas a Yazoo. La versión de Seguir viviendo sin tu amor de Luis Alberto Spinetta, encaja perfecto en un vivaz traje de reggae junto a Los Pericos. El cierre con el cover de Live is life, el one hit wonder de los austriacos Opus, interpretada mediante energía de estadio rioplatense en inglés chicano, logra revivir con humor una canción convertida en martirio en su época.

My Morning Jacket - My Morning Jacket

El quinteto de Kentucky representa una especie de ideal indie donde el talento, el instinto y lo genuino figuran en primerísimo primer plano. Este noveno álbum que sólo lleva el nombre de la banda liderada por Jim James, ofrece una experiencia en distintas capas que finalmente redunda en un viaje por la historia de la psicodelia, el alt rock y la casilla americana. Jim James adopta un tono imbuido de Bob Dylan antes de las rasgaduras irreparables para generar distintos estados anímicos, desde el rock clásico y cortante de Complex, los ambientes litúrgicos superpuestos de Regularly scheduled programming, el dream pop que colorea Love love love, la sensación nocturna de The Devil’s in the details, el retrofuturo impreso en Lucky to be alive, el arrullo cristalino que moldea a Out of rage, Pt. 2, y los saludos al Radiohead de The Bends en Penny for your thoughts.

El cierre con I never could get enough, donde se cruzan punteos de guitarras acústicas y sintetizadores en pos de un paisaje sideral, redondea un álbum atemporal que administra con gusto lo que merece ser catalogado como rock heredero de la mejor tradición.

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