Ricardo Darín: “Mi esperanza no está cifrada en los políticos, pero no podemos prescindir de ellos”

El actor argentino ejerce como narrador de un nuevo especial del canal History sobre los hechos que desencadenaron y las consecuencias del Corralito, la profunda crisis de su país de la que este mes se cumplen 20 años. “Que tengamos al alcance de la mano los elementos para aprender no significa que aprendamos”, plantea en esta conversación.


El último estreno cinematográfico de Ricardo Darín (64) fue un fenómeno en Argentina. Un millón 835 mil personas acudieron a salas a ver La odisea de los giles, convirtiéndola por lejos en el mayor éxito local durante 2019.

Una gran respuesta que puede explicarse desde el inoxidable poder de convocatoria del actor de El secreto de sus ojos, a partir de su pletórico elenco (Luis Brandoni, Chino Darín, Verónica Llinás, Andrés Parra, entre otros) o el mero interés en torno a una película que adapta La noche de la Usina, de Eduardo Sacheri, Premio Alfaguara de Novela 2016.

Quizás fue una suma de todos esos compontes, coronado en el hecho de que la historia se inspira en personajes vapuleados por la economía y en específico por el Corralito, la restricción impuesta por el gobierno de Fernando de la Rúa que paralizó los depósitos bancarios de todos los argentinos en diciembre de 2001. Un acontecimiento telúrico que aún produce réplicas en el país y que hace dos décadas detonó una de las más grandes crisis sociales en la historia de esa nación.

La odisea de los giles.

“La ficción nos permite calar profundamente en lo que les ocurrió a al menos algunas personas en su intimidad, en su vida personal, en sus proyectos frustrados, en esa sensación difícil de definir que es cuando uno atraviesa una circunstancia de gran injusticia y no es escuchado por nadie”, explica Darín.

Conectado por videollamada vía Zoom, el actor habla de un proyecto en el que considera “lógica” su participación. Tras encabezar a fines de 2020 el especial de los 20 años del canal History y protagonizar La odisea de los giles, fue contactado por la cadena de TV cable para ejercer como narrador de un nuevo documental sobre el Corralito.

“Ni el nuevo milenio ni Odisea del Espacio. Para nosotros el 2001 fue el año del Corralito”, enuncia en el adelanto de la producción, que ya está disponible a través de VOD y History Play, y donde se reúnen las voces de exfuncionarios de gobierno, empleados bancarios y expertos en la materia.

“Uno cree que recuerda todo, pero basta recorrer este documental para darse cuenta de que nuestra capacidad de almacenamiento no llega, no alcanza para retener todo que ocurrió”, señala en la conversación. “Creo que acabadamente ilustra y muestra el dolor y la desazón en la que se vio sumergida tanta gente”.

Si bien Darín no terminó apareciendo en pantalla, como inicialmente estaba programado –debido a sus compromisos con el rodaje de la película Argentina, 1985, inspirada en el juicio a la Junta Militar–, sí hubo tiempo para que el equipo de History le mostrara íntegramente el material con el que estaban trabajando. “Confieso que me sentí impactado por el nivel. Impactado muy fuertemente por cosas que yo creía que sabía, o creía que recordaba y no recordaba exactamente en su totalidad o en su plenitud”.

¿Pero qué conclusiones extrae de la revisión de esa época? “Cuando uno empieza a observarlo con cierta distancia u objetividad, hay mucho para aprender. Después ya queda en nosotros si lo incorporamos o no como un aprendizaje, pero los datos están, las demostraciones son muy claras y están al alcance de la mano. En el documental vamos a atravesar zonas de dolor, pero también zonas de esperanza”, afirma.

Luego agrega: “Que tengamos al alcance de la mano los elementos para aprender no significa que aprendamos”.

“Pretender poner de relieve la experiencia personal es un poco imprudente, porque en mi caso particular podría decirse entrecomillas que no fui tan afectado”, dice el actor. Más adelante en la conversación se abrirá a contar la historia de su fallecida madre, la actriz Renée Roxana, fuertemente golpeada por los efectos del Corralito.

Ante la angustia que la mujer transmitió hasta sus últimos días de vida por el dinero que no pudo recuperar, la familia decidió mentirle “descaradamente, solo para intentar tranquilizar un poco su alma”. “Le dije que todo lo tenía en manos de unos abogados y que me habían dado esperanzas de que eso se podía solucionar. Si hubieras visto el brillo de sus ojos en el momento en que yo le dije eso entenderías hasta qué punto, creo yo, esa fue una mentira piadosa”.

Sin identificarse actualmente con un sector político, Darín es –además de una garantía para cualquier producción audiovisual– una de las voces más escuchadas e influyentes de la sociedad argentina. Desde ese ese lugar, el actor argumenta una especie de defensa.

Fernando de la Rúa en el documental de History.

“Tenemos tendencia a generalizar, a decir ‘los políticos’, y en esa definición entran todos. Yo, por una cuestión de honestidad moral, he conocidos a políticos, a algunas personas que se dedican a la política que son saludables, honestas, sensibles”, sostiene, como una forma de “destacar a esos pocos que se levantan en la mañana todos los días tratando trabajar por el bien común ”

“Mi esperanza no está cifrada en los políticos. Pero si bien es cierto hemos llegado a la conclusión de que la democracia es lo mejor que nos puede ocurrir, es el estado de cosas más conveniente, amable y armonioso, no podemos prescindir de los políticos. Lo que tenemos que recuperar, y es algo que los pueblos latinoamericanos tienden a olvidar con mucha facilidad, es que somos nosotros los que decidimos, no solo con nuestro voto, con nuestro pensamiento y con nuestra voz, con nuestras acciones. Sobre todo en esta era, que es la era de la comunicación, la era digital, en donde una idea, una palabra, un sentimiento, atraviesa pueblos y regiones en un instante”, expone, para luego agregar, “mi esperanza está más cifrada en que despertemos, recuperemos la consciencia de que los dueños de la situación debemos ser los ciudadanos”.

Por último, concluye: “Es doloroso recordar, pero mucho más doloroso es no tener memoria. Porque el dolor de no tener memoria afecta el presente y el futuro”.

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