Foo Fighters o el rock para volver de la muerte

Lollapalooza 2022 Foto: Natalia Espina La Tercera

La banda capitaneada por Dave Grohl se presentó al cierre de la primera jornada de Lollapalooza Chile 2022. Con un set en que hubo momentos para clásicos y algunas jugarretas, presentó un show contundente que se alimentó de la leyenda del rock de estadios, para marcar el regreso de las guitarras estridentes de viejo cuño a la cita.


En tiempos como estos, con el beat del reggaetón dominando charts y preferencias juveniles, una banda de rock en toda la regla como Foo Fighters parece una rareza. Pero fue precisamente, esa condición, de pieza de rock aceitada para festivales, lo que justifica de pleno derecho la inclusión de la banda capitaneada por Dave Grohl, al cierre del primer día en que Lollapalooza Chile volvió a funcionar.

El combo ya tiene una historia con la versión chilena del evento. Estuvieron en Lollapalooza 2012, ocasión en que cerraron la jornada del domingo 1 de abril, pero regresaron en 2015, en un extenso show en solitario de tres horas en la Pista atlética del Estadio Nacional. Y durante la noche cerrada del Parque Cerrillos, con millenials y generación Z como grandes protagonistas, los rockeros ofrecieron un espectáculo en que hacen gala de su extenso repertorio y sus eternas ganas de no tomarse muy en serio a sí mismos.

Lollapalooza 2022 Foto: Natalia Espina La Tercera

Desde marzo, la banda comenzó una serie de shows fuera de Estados Unidos, cuyas primeras presentaciones se registraron en Australia y México. La presentación en Chile marca el inicio del tramo sudamericano que tendrá otras paradas en Buenos Aires, Asunción, Bogotá, y Sao Paulo.

Con el siempre juguetón Dave Grohl al frente, la banda ofreció un set muy similar al que interpretó en sus últimos shows -como en el Foro El Sol, en México-, en que pasaron clásicos de la era MTV como Times likes these -la que abre-, Learn to fly, Breakout, This is a call, además de la siempre poderosa All my life, y otros cortes.

A estas ineludibles, se le suman un puñado de temas de Medicine at midnight, su último álbum publicado el 5 de febrero 2021 -por el que obtuvieron tres nominaciones al Grammy-, en que trabajaron una propuesta decididamente más transversal y de vibra positiva, según Grohl, como una forma de superar el drama de la pandemia.

Lollapalooza 2022 Foto: Natalia Espina La Tercera

Y algo de eso se extiende hacia los shows. La formación habitual (Grohl, Pat Smear, Nate Mendel, Taylor Hawkins y Chris Shiflett) es reforzada por una sección de voces y la habilidad de Rami Jaffee en los teclados, quien consigue la difícil labor de aportar, pero a la vez mantenerse en los márgenes del poderoso sonido de guitarras que define a la propuesta post grunge del grupo. El carisma y simpatía del exbaterista de Nirvana, hacen el resto.

Es decir, en su versión en vivo, se trata de una banda con vocación de estadio en toda regla; algo mucho más cercano a lo que existía en la oferta musical de sus primeros tiempos, que en la actualidad. Un bálsamo para quienes no han visto música en vivo en dos años. De hecho, en junio de 2021, Foo Fighters fueron los encargados de reabrir el legendario Madison Square Garden tras el cierre por la pandemia; es decir, sintonizan con el espíritu de regreso que tiene la edición 2022 de Lollapalooza Chile.

Eso significa que hay atención a los detalles; el grupo no solo lanza algunas variaciones en los temas más conocidos de su repertorio (por ejemplo, en My Hero), sino que recurre a pequeños momentos disfrazados de jugarretas; un siempre divertido Taylor Hawkins toma el micrófono, se pone en la piel de Freddy Mercury para jugar con el público, y luego interpreta Somebody to love, el clásico de Queen de 1976, bien sostenido con las voces femeninas y el piano de Jaffee. Es también un momento en que Grohl, le da un respiro a los nostálgicos que pueden verlo tocar la batería a la manera de Roger Taylor, pero con la potencia de John Bonham.

Lollapalooza 2022 Foto: Natalia Espina La Tercera

A esa hora, pese al cansancio, el calor agobiante del día, las distancias y la sensación de novedad flotando en el aire, hubo quienes -con mascarilla puesta- se animaron a vivir el show de forma intensa, mientras que otros, decidieron seguirlo en la posición más rezagada, sentados en la alfombra que cubrió ese sector del Parque Bicentenario, mientras el fresco de la noche entregaba un respiro.

Hacia el final, quedará para la anécdota la irrupción del anfitrión, Perry Farrell, quien vestido como un dandy, saldó parte de la deuda que dejó la bajada del cartel de su banda, Jane’s addiction, con una interpretación de la clásica Been caugh stealing, mientras soltaba un etílico “Viva Chile mierda”, estimulado, como no, por el vino chileno. Un soplo de la era de gloria del rock alternativo de los noventa, que Grohl mantiene vivo en cada show. Valga el cliché de que los viejos rockeros no mueren, tras una pandemia que azotó las carnes de la industria, Basta un soplido, a festival lleno, para revivirlo.

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