Eduardo Galeano, en sus propias palabras: “El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas”

Un 13 de abril de 2015 dejó este mundo el destacado escritor y periodista uruguayo, autor de Clásicos como El fútbol a sol y sombra, Las venas abiertas de América Latina y Memoria del fuego. En Culto recopilamos algunas de sus frases más notables para recordarlo.


“No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta”.

Escribo para los amigos que todavía no conozco. Los que conozco ya están hartos de escucharme”.

“Sólo los tontos creen que el silencio es un vacío. No está vacío nunca. Y a veces callarse es la mejor manera de comunicarse”.

“Vivimos en un mundo donde el funeral importa más que el muerto, la boda más que el amor y el físico más que el intelecto Vivimos en la cultura del envase, que desprecia el contenido”.

Enseñar, es enseñar a dudar”.

“En realidad, todos escribimos un solo libro, que va cambiando y se va multiplicando a medida que la vida vive y el escritor escribe. Para mí, Las venas fue un puerto de partida, no un puerto de llegada”.

“Mucha gente pequeña, en sus lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.

La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”.

“Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico a perder las cosas que tienen”.

La violencia engendra violencia, como se sabe; pero también engendra ganancias para la industria de la violencia, que la vende como espectáculo y la convierte en objeto de consumo”.

La cibercomunidad naciente encuentra refugio en la realidad virtual, mientras las ciudades tienden a convertirse en inmensos desiertos llenos de gente, donde cada cual vela por su santo y está cada cual metido en su propia burbuja”.

“En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”.

El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces”.

Yo no soy más que un mendigo de buen fútbol. Voy por el mundo, sombrero en mano, y en los estadios suplico una linda jugadita por amor de Dios. Y cuando el buen fútbol ocurre, agradezco el milagro sin que me importe un rábano cuál es el club o el país que me lo ofrece”.

“El fútbol es la única religión que no tiene ateos”.

Jugar sin hinchada es como bailar sin música”.

“Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido”.

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