De un partido de fútbol en Puerto Montt a un cambio de hotel por Pinochet: historias de Soda Stereo en los escenarios chilenos

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Desde sus primeras presentaciones en el país, hasta su ascenso como estrellas continentales, Soda Stereo visitó el país prácticamente en todos sus períodos. Allí quedaron algunas historias de hoteles atacados por fans, presentaciones en televisión, espectáculos prorrogados por problemas en la llegada de sus equipos y hasta un cambio de hotel a causa de una visita de Augusto Pinochet a la misma ciudad en que se hospedaban. En Culto repasamos algunos hitos del legendario grupo argentino con los escenarios chilenos, a propósito del evento Gracias Totales con que sus dos sobrevivientes llegan hoy al Estadio Monumental.


Desde su irrupción como un fenómeno musical en el primer tercio de los ochentas, la carrera de Soda Stereo mostró ambición por ganar alcance internacional. Fue así, que comenzaron a hacerse gestiones para que el grupo se hiciera conocido en un Chile que por entonces estaba más pendiente del toque de queda y las primeras protestas nacionales.

Fue en 1986 cuando comenzó a gestarse el lazo. “En mayo, Gustavo, Zeta y Charly viajaron a Chile y aunque algunos DJs que cruzaban a Mendoza a comprar vinilos habían empezado a hacer sonar algunos de sus temas en los boliches, CBS todavía no había editado sus discos y no los conocía nadie”, detalla Juan Morris en su biografía de Cerati.

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“Los trajimos a un programa de televisión. Si no me equivoco era Martes 13, ya que Gonzalo Beltrán aceptó que pudiéramos incorporar el rock argentino en la televisión, situación que no era fácil en aquella época. Pudimos entrar con Soda Stero, Virus y Charly García”, recordó el productor Jorge Saint-Jean, en charla con Cooperativa. Aquella fue la ocasión en que el grupo comenzó a comentar su popularidad con sus primeras presentaciones y su lazo con Canal 13, donde se presentaron prácticamente en todas sus visitas posteriores.

Pero tras algunas gestiones de Alfredo Lois, el hombre responsable del grupo por entonces, se logró que la compañía editase los primeros discos en el país. Ello permitió una rápida difusión de su material, y para su regreso en noviembre, el fenómeno estaba en ciernes, gracias a temas que impactaron a la juventud de la época, como Nada Personal. “En solo tres días, tocaron cuatro veces en el Estadio Nacional de Santiago y dos en el Fortín Prat de Valparaíso”, detalla Morris.

De allí, el grupo entró en el circuito de Festivales, como el Free Concert. Pero el gran salto fue Viña en el verano de 1987. La juventud, que pateaba piedras y frustraciones, mostró un desbordado entusiasmo por el grupo, que derivó en el acoso de las fans en el hotel. A eso le llamaron Sodamanía. “En aquella época los artistas actuaban dos noches. Una locura que siguió por el sur del país. Estuvimos en el Estadio Chinquihue de Puerto Montt, en Valdivia, Estadio Nelson Oyarzún de Chillán y La Tortuga de Talcahuano”, recuerda Saint Jean en la misma charla.

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Una de las tantas personas que siguió la transmisión de TVN para ver a Soda, fue la cantante Denisse Malebrán. “Tenía 11 años me marcó para la vida. Se cortó la luz en el barrio, y fue una tragedia porque yo me había preparado mucho para ver el show de Soda, y fue tanta la desesperación y el llanterío de todas las cabras chicas, que se colgaron de un poste del alumbrado público, algo que pasaba mucho en los ochentas -recordó en charla con La Cuarta-. Logré verlo en la casa con mucha gente porque todos se juntaron finalmente donde llegaba la luz, así que fue muy bonito, muy emotivo”.

Cuando una visita de Pinochet obligó a mover a Soda

Pero el impulso del éxito en Viña abrió a la banda el resto de los escenarios en el país. En Puerto Montt, el grupo visitó una discoteca local y se alojó en el Hotel Vicente Pérez Rosales. Incluso, las crónicas de la época dan cuenta que el grupo disputó un animado partido de fútbol contra los técnicos chilenos en el Chinquihue, para hacer hora mientras esperaban la reposición del servicio eléctrico que se había cortado mientras hacían la prueba de sonido. No fue lo único. Además debieron mudarse de improviso a Puerto Varas ¿la razón? el mismo Augusto Pinochet llegaba a la ciudad y se alojó en el hotel en que estaban los argentinos.

“El caballero se quedó con lo que habíamos reservado para Soda Stereo, así que al grupo lo tuvimos que llevar al Gran Hotel de Puerto Varas. Pero esa estuvo lejos de ser la única dificultad”, relató el productor Víctor Vega, al diario El Llanquihue.

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Meses después, el 30 mayo de ese año, en plena gira promocional del álbum Signos, Soda se presentó con dos conciertos en Punta Arenas, probablemente de los más australes de toda su carrera. Un show historiado porque originalmente la banda tocaría en días sucesivos, pero el retraso del camión con su equipo desde Río Gallegos a causa de una falla mecánica, hizo que el primer show se suspendiera y debió reagendarse una jornada doble en el Gimnasio Fiscal de la ciudad. La presentación fue seguida con fervor por los jóvenes que aplaudieron a rabiar apenas sonó la introducción de Signos, el tema de apertura.

“La verdad es que vinimos a Punta Arenas porque nos interesaba un poco mantener el contacto con Chile”, le dijo Gustavo Cerati a los medios de la zona, en palabras consignadas por el portal En remolinos, que tributa la historia de la banda. “Estas actuaciones formaban parte de la gira por el interior de Argentina y las incluimos porque en verdad es difícil llegar en otra oportunidad hasta un lugar tan alejado como Punta Arenas, pero en el que hemos recibido el mismo calor que en Argentina o Santiago”.

Entre TV y los grandes teatros

Desde esa vez en Punta Arenas, la banda volvió al país ya entrada la década de los noventas. Para promocionar Canción Animal (1990), el grupo se presentó en el programa Martes 13, conducido por Javier Miranda y la conanimación de Viviana Nunes, ocasión en que hicieron playback con algunos de los cortes del disco, como De música ligera, Un millón de años luz, y la que da título al álbum. Claro que muchos se quedaron con la imagen de Cecilia Amenábar, la entonces pareja de Cerati, sentada entre el público luciendo un vistoso sombrero blanco.

Durante el primer lustro de los noventas, cuando ya eran una fuerza asentada en el mainstream, los Soda se presentaron en puntos como el Teatro Municipal de Rancagua, el Sporting Club de Viña del Mar, La Portada de La Serena, y La Tortuga de Talcachuano. Aunque no siempre salió todo bien; en enero del 93′, los shows tuvieron una convocatoria menor, debido a lo difícil que le resultó al público asimilar el material más abrasivo del álbum Dynamo, en que la banda mostró un sonido más cercano al indie ingés, con cruces hacia Ride y My Bloody Valentine, que no generaron la misma reacción que antaño.

“Siempre nos criticaron, siempre, con Dynamo fue terrible. Pero nosotros, en vez de deprimirnos, nos agarraba el empoderamiento para darlo vuelta, y al final terminó convertido en un disco clásico”, detalló Zeta Bosio en charla con Culto.

Sin embargo, hubo revancha. Hacia 1995, cuando las tensiones comenzaron a trizar la relación entre el grupo, la banda volvió al país para tocar en dos noches en el Teatro Monumental como promoción de Sueño Stereo. La ocasión generó una alta expectativa de los fans, y aunque era inicialmente un solo show, la demanda generó una nueva presentación.

“En medio de una importante escenografía de aires art deco, con columnas blancas y juegos de luces en tonos pastel, SODA STEREO se paseó por su historia con una entrega demoledora. Con un sonido pulcro y sutil que, reforzado por un cuarteto de cuerdas vivas (dos violines, un cello y un contrabajo), mantuvo la fidelidad del público durante las dos horas y media que duró el recital”, detalló la crónica de El Mercurio.

Por supuesto, hubo otro paso por la televisión, esta vez por el programa Venga Conmigo del mismo canal 13, ocasión en que doblaron tres temas; Zoom, Ella usó mi cabeza como un revolver y De música ligera. También agendaron fechas en Viña del Mar y La Serena, aprovechando la temporada estival. Antes, en 1994, Gustavo se había presentado en el mismo espacio para hacer unos temas de su debut solista, Amor Amarillo, acompañado en escena por Cecilia -al bajo eléctrico- para doblar Te llevo para que me lleves y Pulsar.

Otro concierto que quedó en el recuerdo ocurrió al año siguiente. En octubre de 1996, el grupo regresó para hacer dos fechas en el Teatro Monumental en el marco de la gira promocional de Confort y música para volar, el show -una suerte de unplugged, pero enchufado- que el grupo ofreció para MTV. Se trató de conciertos memorables donde el grupo despachó veinte canciones entre las que incluyó un par de versiones; Génesis, de la banda argentina Vox Dei -de las favoritas de Cerati- y hasta Vuelta por el universo, el tema de Cerati y Daniel Melero.

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De allí vino la despedida. Al año siguiente, en septiembre de 1997, mientras la selección cimentaba la clasificación a Francia 98′ de la mano de los goles de Iván Zamorano y Marcelo Salas, la banda llegó a Chile como parte de su gira de despedida. Meses antes, Cerati, junto a Cecilia Amenábar, asistió al programa Plaza Italia, de Canal Rock & Pop, donde abordó algunos preparativos de la gira y mencionó algunas pistas sobre su futuro musical, pero evitó entrar en temas más peliagudos como la ruptura del grupo.

En el show, la expectativa fue tal, que los medios reportaron a gente que se quedó afuera del Estadio Nacional con entrada en mano y que incluso debió intervenir personal de carabineros a caballo para evitar mayores desmanes, tal como ya había ocurrido en otros conciertos masivos como el debut de Metallica, cuatro años antes. El show fue transmitido por la radio Zero, que lanzó al aire una programación especial acorde al evento. “¡Hola Chile! ¿Están todos?, ¿no falta ninguno?”, preguntó Cerati antes de arrancar con La ciudad de la furia, y extenderse por un set de 27 canciones concentradas más en sus discos noventeros.

El Coloso de Ñuñoa además fue el escenario para el regreso triunfal del trío original, en el marco de la gira Me verás volver, que en 2007 trajo de vuelta al grupo en 22 shows en que lograron, al menos, estar a la altura de su leyenda, lo que alcanzó para un registro de un álbum en vivo. En Chile se presentaron otra vez, en dos jornadas, como en los viejos tiempos. Como si para su fanaticada no hubiese pasado el tiempo.

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