Todos los fuegos de Phoebe Bridgers

REUTERS/Maria Alejandra Cardona

Admiradora de Elliott Smith y Jeff Buckley, la cantautora estadounidense, quien vendrá a Chile para Primavera Sound Santiago, es una de las artistas del momento gracias a sus celebrados discos. Su meteórico ascenso se ha sustentado en su particular estilo melancólico, pero a la vez atractivo para sus seguidores. Además, su historia conecta con algunas problemáticas actuales, como el acoso -acusó a Ryan Adams- y el derecho al aborto, a propósito del borrador de la Corte Suprema de su país que lo pone en riesgo.


“La gente piensa que eres más inteligente si estás triste”, lanza Phoebe Bridgers, cantautora y figura musical de nuestros tiempos, en una charla con el podcast The Q Interview, al referirse a su música, la que contiene la atractiva cualidad de conservar en un mismo espacio melancolía y optimismo. Tal vez por ello, como otros antes que ella, al momento de nombrar a su propio sello discográfico, optó por llamarlo Saddest Factory Records. Un guiño a su propia naturaleza introvertida, pero a la vez, comunicativa.

Nacida en Pasadena en 1994, Phoebe creció en un hogar en que pudo acceder a la colección de discos de vinilo de sus padres. Allí pudo conocer a leyendas como Joni Mitchell, Hank Williams, The Pretenders, Dar Williams y Neil Young, los que de alguna forma le abrieron el mundo acústico y folk que acabó por definir parte de su sonoridad. Por ello, comenzó a tocar el piano y a los 11 años un amigo de la familia le regaló su primera guitarra. Desde allí el camino de la música se comenzó a trazar solo.

“No recuerdo haber tomado una decisión sobre la música, siempre supe que era lo que iba a hacer”, le comentó a The Fader. Determinada a seguir su vocación, le insistió a sus padres para matricularse en la Escuela secundaria de Artes del condado, a la que accedía por un audición. Decidida, preparó su presentación durante un año. Cuando comenzó a cantar Hard times come again no more, una antigua canción del siglo XIX, los evaluadores la detuvieron tras el primer verso. Lo había logrado.

Conociendo a Ryan

Desde entonces, creció entre las clases y las tardes cantando en las calles de Los Angeles. Entre sus músicos favoritos, ha mencionado a clásicos de la melancolía trágica y guitarrera como Elliott Smith y Jeff Buckley, de hecho menciona al EP Live at Sin-é, como uno de esos discos de adolescencia que acaban por marcar la vida.

“Lo tenía en mi iPod Shuffle y lo escuchaba cuando se suponía que debía estar dormida todas las noches durante años”, le contó a Rolling Stone. “Me encanta cómo puedes escuchar en tiempo real la reacción de la audiencia y lo que es tan convincente de Buckley”.

Tras un paso fugaz como bajista en una banda llamada Sloppy Jane, la joven Bridgers comenzó a pulir su voz como autora, tras años escribiendo canciones en su cuarto. La oportunidad llegaría tras conocer a Ryan Adams, a través de un chico, Harrison Whitford, el que la vio tocar en un show y quedó encantado con ella. Whitford, uno de sus actuales colaboradores, la llevó al estudio de Adams, donde le tocó algunas de sus canciones, y él de inmediato le lanzó la oferta. “Vuelve mañana y grabemos”, le dijo.

Ryan Adams

Ello le permitió lanzar en 2015 su primer EP, Killer, bajo el sello de Adams, Pax AM. Fue el primer paso. Luego vendrían los sencillos Smoke Signals, Funeral y Motion Sickness, los que adelantaron el álbum debut Stranger in the Alps, un trabajo aclamado por la crítica el que ofrece canciones suaves y reflexivas bajo capas de sonidos que alternan territorios entre lo acústico, las guitarras eléctricas limpias, algunos efectos en las voces y sintetizadores que vienen y van, pero sin mayor escándalo.

Mientras, comenzó una “aventura breve y consensuada” con Adams, la que terminó mal -y aún peor tras los cargos de acoso sexual y emocional que un grupo de mujeres, incluyendo a su exesposa Mandy Moore, lanzó su contra en un reportaje en The New York Times-. Ella detalló que tras la ruptura, él la invitó a una gira donde ocurrió un incidente. “Me pidió que le llevara algo a su habitación de hotel. Subí las escaleras y estaba completamente desnudo”, contó. Por su lado, él negó de forma tajante la historia.

“Cuando conocí a Ryan, no conocía a nadie en la música en su mayor parte”, le explicó a NME. “Pero luego me encontraba con toneladas de personas que decían: ‘Oh, Dios mío, él es una persona basura ‘. No tenía eso cuando tenía 20 años, y mucha gente todavía no lo tiene”.

Punisher y la era internet

Pero en el mundo de Phoebe Bridgers, quien debutará en el país en el marco del festival Primavera Sound Santiago, es ella quien pone las reglas. Y así lo he dejado en claro en cada ocasión en que se hace cargo de las críticas por su meteórico ascenso a la par de otras figuras femeninas y jóvenes como Billie Elish. Ella, sin rodeos, acusa que hay un trato diferente por su condición de mujeres.

“La gente no puede manejarlo -le dijo a NME-. The Strokes son un producto industrial, ¡literalmente! Todo el mundo lo sabe, al menos en la música, pero nunca ha hecho que a nadie le gusten menos. Es un maldito doble estándar tan loco. Si tienes padres adinerados, no se te permite hacer música como mujer, pero eres recompensado por ello como hombre”.

El despegue definitivo vendría con su segundo disco, Punisher (2020). Este obtuvo una buena recepción crítica y la posicionó como un crédito relevante en la generación de cantautores millenials, con una suerte de emo-folk de alto vuelo. “Punisher es más seguro de sí mismo que su predecesor, gracias a la composición afilada y estudiada de Bridgers”, escribió el crítico de Rolling Stone, Jonathan Bernstein, quien en un ejercicio anacrónico, le dio 4 estrellas de 5 posibles. El trabajo se apuntaló con temas como Kyoto y Garden Song, los que abren su paleta indie hacia una sonoridad algo más transversal, con instrumentos diferentes y un afinado sentido pop.

Como estrella de la era millenial, y casi desde los primeros días de su carrera, Phoebe suele publicar a menudo en su cuenta de Twitter. “Básicamente, tuiteo desde mi trasero -le dijo, entre risas a NME-. Apenas terminé un pensamiento y lo twittearé”. Incluso ha detallado como ejecutivos de la industria han intentado regular su actividad en las redes sociales. “En ese momento no pensé que fuera ridículo, pero estaba hablando con dos hombres mayores de 40 años y luego pensé: ‘Espera, yo soy el que sabe sobre Internet’. Me di cuenta de que no hay nada peor que alguien que parece no ser él mismo”.

Desde entonces ha ganado atención. Por Punisher obtuvo cuatro nominaciones a los Grammy, fue invitada al Metallica Blacklist, el homenaje al Black Album en que interpretó Nothing Else Matters. En febrero de 2021 se animó a romper una guitarra en vivo, azotándola contra una monitor falso de utilería, durante su participación en el programa Saturday Night Live. La jugada le trajo críticas, e incluso un cruce en Twitter con el legendario Dave Crosby, quien la había calificado de patética. “Little bitch”, le respondió ella.

Incluso se ha metido en la contingencia. El pasado 3 de noviembre, mientras espera los resultados de la elección presidencial en EE.UU. la artista lanzó una promesa vía Twitter: si Donald Trump perdía, grabaría una versión de Iris, de Goo Goo Dolls. Como es una mujer que valora sus palabras, cumplió, y grabó junto a Maggie Rogers bajo el nombre de Phoebe & Maggie. La versión se lanzó exclusivamente en la página de Bandcamp de la artista solo por un día.

Fue a través de esa vía en que se sumó al debate público que surgió en su país, tras publicarse un reportaje del portal Politico, en que publicó un primer borrador de la Corte Suprema de Estados Unidos en que por mayoría votó la posibilidad de derogar el derecho al aborto. Allí Bridgers contó su propia historia al respecto.

“Tuve un aborto en octubre del año pasado mientras estaba de gira”, escribió en su cuenta de Twitter. “Fui a planificación familiar donde me dieron la píldora abortiva. Fue fácil. Todo el mundo merece ese tipo de acceso. Aquí hay una gran lista de lugares a los que puedes donar ahora mismo”. No reveló más detalles. Prefiere ser simplemente ella misma.

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