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Cómo Borges emerge en la literatura de la Nobel Han Kang (y cómo la salvó de un bloqueo creativo)

La autora surcoreana, ganadora del premio Nobel de Literatura 2024, integra al escritor argentino de forma central en una de sus obras, titulada La clase de griego. Kang se declara admiradora de Borges y de otros nombres latinoamericanos.

Cómo Borges emerge en la literatura de la Nobel Han Kang (y cómo la salvó de un bloqueo creativo)

Han Kang (53), mientras escribía su cuarta novela, sufrió un bloqueo creativo que no le permitía leer o ver ficción. Los documentales eran sus mayores aliados y, también, un escritor argentino. La obra de Jorge Luis Borges fue su lectura predilecta y su salvación.

“Fue un periodo en el que no tenía deseos de escribir ni de leer novelas (…) En ese momento, pasaba la mayor parte del tiempo leyendo libros de astrofísica. Curiosamente, de ficción, únicamente podía leer los cuentos de Borges”, dijo en entrevista con Infobae.

La ganadora del Premio Nobel de Literatura 2024 es una de las escritoras más reconocidas de Corea del Sur y hoy se erige como la primera galardonada de su país, además de la más joven en obtener el reconocimiento en 37 años.

En 2016, se hizo con el International Booker Prize gracias a la novela La vegetariana, publicada originalmente en 2007, pero traducida al español en 2017, por Editorial Rata.

Su sexta novela, La clase de griego, nació precisamente tras ese bloque creativo donde la acompañó Borges. “Después de este periodo de bloqueo, pude completar mi cuarta novela y, de manera natural, surgió en mi mente la protagonista de la siguiente novela, una mujer que había perdido la capacidad de hablar. También el protagonista masculino que lee a Borges”, relata Han Kang, en Infobae.

El título, publicado originalmente en 2011 y traducido al español por Penguin Random House el año pasado, cuenta la historia de una profesora de literatura y poeta que enmudece mientras realiza una clase en la universidad. Según su terapeuta, la causa radica en el duelo por el fallecimiento de su madre, seis meses atrás, y la pérdida de la custodia de su hijo de 8 años. El episodio es parecido a lo que le pasó cuando tenía 16 años, problema que superó tomando clases de francés.

“La mujer protagonista ha perdido su capacidad de hablar y también su capacidad de expresarse en su idioma”, explica la autora en el podcast Nota al pie, de Vanity Fair. “Ella quiere recuperar el único medio de expresión que ella tiene, porque es una poeta, y por eso trata de una manera tan intensa, de aprender otra forma de hablar, en este caso, el griego antiguo. Lo hace para recuperar su vida”, agrega.

Como una forma de enfrentar su hilarante situación, la protagonista se inscribe a clases de griego antiguo, denominada como una ‘lengua muerta’. En ese entorno, se encuentra a un profesor de griego, quien vive un proceso similar, pero con otro sentido: él poco a poco comienza a perder la visión-

Borges y el budismo

El paralelismo con la vida de Jorge Luis Borges, quien perdió progresivamente la vista, y uno de los protagonistas del libro, es evidente. La autora lo hace explícito al inicio de La clase de griego:

“Borges le pidió a María Kodama que grabara en su lápida la frase: ‘Él tomó su espada y colocó el metal desnudo entre los dos’. Kodama, la hermosa y joven mujer de ascendencia japonesa, quien fuera su secretaria, se casó con Borges cuando este tenía 87 años, y compartió los últimos tres meses de vida con el escritor. Ella fue quien lo acompañó en su tránsito postrero, que acaeció en Ginebra, la ciudad donde el escritor pasó su infancia y donde deseaba ser enterrado. Un crítico escribió en su libro que esa breve frase grabada en su lápida representaba ‘el filo acerado’. Sostenía que esa imagen era la llave que permitía el acceso a la obra de Borges, que esa espada separaba la literatura realista anterior, de la escritura borgiana. A mí, en cambio, me sonó más a una confesión personal y callada. La breve frase es la cita de un antiguo poema épico nórdico, la primera y así mismo la última vez que un hombre y una mujer pasaron juntos la noche, una espada colocada sobre el lecho separó a ambos hasta la madrugada. ¿Qué otra cosa puede ser ese filo acerado, sino la ceguera que aquejó a Borges en sus últimos años y lo aisló del mundo?”.

Asimismo, en la novela, el protagonista masculino es un lector habitual del argentino. “Aunque he estado alguna vez en Suiza, nunca he ido a Ginebra, pues no me apetecía visitar la tumba de Borges para verla con mis propios ojos. En su lugar, recorrí la biblioteca de la abadía de San Galo, que de seguro habría provocado en el escritor argentino una fascinación sin límites si la hubiera conocido”, narra el texto en la voz de este maestro de idiomas.

Este profesor, que bordea los 40 años, también ve una conferencia donde Borges habla sobre el budismo y cita una frase clave del escritor de El Aleph. “El mundo es una ilusión y la vida es un sueño”. Y reflexiona: “¿Cómo puede ser un sueño si mana la sangre y brotan las lágrimas calientes?”

Han Kang también hace evidente la relación entre la filosofía budista—de la que es seguidora—, la obra borgiana y su personaje. “Las condiciones mentales de este protagonista masculino son similares a las de Borges. Al igual que en Borges, la filosofía budista también está profundamente arraigada en su pensamiento. En mi mente, los dos están conectados de manera sutil”, comentó la surcoreana.

Lo que decía Borges es igual que la idea fundamental del budismo. Desde los veinte años soy fan del budismo y siento que él también lo era. Tengo entendido que le gustaba mucho porque en el budismo, cuando alguien tiene una flecha clavada, la gente no comenta por qué le ha pasado, sino que le quita la flecha. El budismo nos hace ver directamente el sufrimiento que hay en este mundo, pero desde una distancia. No huir, sino mirar claramente, pero desde una distancia”, agregó en La Vanguardia.

También, Han Kang es admiradora de la obra de otros escritores latinoamericanos, como César Vallejo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Manuel Puig y Ariel Dorfman. Según ha relatado, Samanta Schweblin y Mariana Enríquez están presentes en sus últimas lecturas.

La clase de griego, puede encontrarse en Buscalibre en formato e-book y en físico en algunas librerías del país.

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