Niño Cohete en Teatro Oriente, un salto adelante con el sonido de la naturaleza
En la presentación de su nuevo disco, Donde las serpientes toman el sol, el grupo mostró la consolidación de una etapa concentrada en un sonido más ambiental. Una buena chance para ver en vivo su nuevo material y las lecturas refrescantes para su música anterior.
Envueltos en el juego de luces que por momentos los ocultan de la vista, Niño Cohete se deja llevar por su sonido. En el lanzamiento de su paisajístico nuevo disco, Donde las serpientes toman el sol, el grupo se acomoda en su nuevo rincón musical.
Tal como lo hicieron hace una década al presentar La era del sur, su última novedad discográfica antes de su regreso, el grupo volvió al Teatro Oriente la noche del viernes 20. De alguna forma, el recinto estilo art decó, permite marcar con claridad su nueva etapa y ofrece un marco coherente con su obra.
Niño Cohete sintió el impulso de trabajar en nueva música, hace dos años, al reconstruir su maquinaria creativa de cara a sus shows de aniversario del celebrado disco debut, Aves de Chile (2013). Lo interesante, tal como ocurrió en buenos regresos como el de Slowdive, es que ofrecieron una refrescante lectura de su sonido, sin ceder integridad.
Por ello, el nuevo álbum presenta el interés de la banda por los sonidos ambientales y los largos pasajes instrumentales. Una sensación que se potencia con el bien desarrollado juego de luces, que apuesta por el diseño. Destaca más al colectivo, y concentra la atención en las capas que generan los instrumentos.
No es algo novedoso para el seguidor habitual de Niño Cohete, pero es llamativa la manera en que se distribuyen en el escenario; al costado derecho, el baterista Joaquín Cárcamo; luego, a su izquierda, el bajista Camilo Benavente; hacia el frente, Pablo Álvarez; y en el otro rincón, el guitarrista Cristián Dippel con una estación que incluye teclados. Formados en una línea, como si fueran un conjunto andino, o como Creedence Clearwater Revival (con la salvedad que en aquel, “Cosmo” Clifford se montaba con la batería al centro).
De alguna manera, esa formación se vuelve coherente al escucharlos desde el primer acorde. El grupo interpreta el álbum al completo, en estricto orden. Al arrancar con Abedul, una de las canciones que les exigió más trabajo, dejan en claro su interés por las capas de sonido, los timbres, y los efectos.
Canciones como Lo que ya planté (una de las mejores del álbum), ganan con el rodaje que ha agarrado el grupo en vivo. Los cuatro músicos recrean la sensación de una atmósfera etérea y campestre: Cárcamo muestra su ductilidad para manejar la dinámica y la posibilidad que entregan los timbres de los platillos; Dippel, maneja su estación de sonidos con atención a las texturas; Benavente tiene muy claro cuando entra y cuando sale; la voz de Álvarez ha ganado en interpretación.
Lo que ha mantenido Niño Cohete, es el interés por la naturaleza en su obra. En un minuto, Pablo Álvarez lee un breve texto de San Serafín de Sarov, un monje ortodoxo medieval, que cantó a la naturaleza. De una de sus reflexiones, casi como un manifiesto, salió el nombre del disco. "Planta un árbol donde el topo escarba/Construye tu casa donde las víboras toman el sol/Cava un pozo donde los pájaros se esconden del calor“.
También sorprenden con algunas sorpresas, como un nuevo arreglo para la rítmica de Cazando Lagartijas, y la amplitud que gana el sonido de Monstruo, en la disposición instrumental que mantiene el grupo en estos días.
Con el bagaje que han tomado desde su regreso, donde ya habían mostrado en directo algunas canciones (como Reverdecer), la banda maneja con soltura su sonido actual y parece llevarlo hasta los rincones que les place.
Una vez terminada la interpretación del disco, Niño Cohete pasó a un segundo bloque en que revisó material de sus dos primeros discos, como Hierba de San Juan, Osos y cazadores, Pájaros Rojos, entre otros, adaptados a su sonido actual. Tampoco son cambios muy decisivos, pero es posible apreciar la dirección que han tomado. Una en que el paisaje todavía es la clave. En el directo, la banda muestra que su regreso, llevando una carrera desde región, está sostenido en un crecimiento musical difícil de soslayar. Respiran y andan.
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