Biden lanza ambicioso plan de US$ 2 billones para reconstruir la infraestructura y remodelar la economía de EE.UU.

El Presidente Joe Biden durante un discurso este miércoles sobre el plan de infraestructura en el centro de entrenamiento Carpenters, en Pittsburgh. Foto: AP

La propuesta aumentaría los impuestos corporativos para pagar la reparación de carreteras y puentes, impulsar la investigación y abordar el cambio climático.


En un intento por cumplir una promesa de campaña que hizo justamente en la estación de Amtrak en Pittsburgh, Pennsylvania, semanas antes de las elecciones de noviembre, cuando señaló que iba a “reconstruir nuestro país y nuestra economía mejor que antes”, el Presidente de EE.UU., Joe Biden, dio a conocer este miércoles en ese mismo estado un plan de infraestructura de US$ 2 billones, centrado en reparar carreteras y puentes, expandir el acceso a internet de banda ancha e impulsar el financiamiento para investigación y desarrollo, al tiempo que propone un aumento expansivo de los impuestos corporativos para pagar esta iniciativa.

“Es la mayor inversión en empleos estadounidenses desde la Segunda Guerra Mundial. Creará millones de empleos, empleos bien remunerados”, aseguró Biden en un dicurso en Pittsburgh. Y agregó: “Nos hará más competitivos en todo el mundo, promoverá nuestros intereses de seguridad nacional y nos pondrá en una posición para ganar la competencia mundial con China en los próximos años”.

La medida, que se da a conocer después de que el mandatario promulgara un proyecto de ley de alivio por la pandemia por US$ 1,9 billones, es la primera etapa de un plan económico de dos partes que el Presidente espera aprobar en el Congreso en los próximos meses. En abril se lanzará un segundo plan centrado en el cuidado infantil, la atención médica y la educación.

La Casa Blanca dijo que la propuesta costará US$ 2 billones durante ocho años y se pagará durante más de 15 años, elevando la tasa del impuesto corporativo al 28% desde el 21% actual y aumentando los impuestos sobre las ganancias extranjeras de las empresas.

Un trabajador realiza labores de soldadura en el puente Ninth Street en Pittsburgh, en mayo de 2020. Foto: AP

La propuesta de Biden incluye US$ 621 mil millones para modernizar la infraestructura. En este sentido, se renovarán las carreteras y caminos, incluidos 10 puentes principales y 10 mil puentes más pequeños que necesitan reconstrucción. También se considera mejorar la seguridad vial, incluso para ciclistas y peatones.

En la misma línea, el plan solicita US$ 85 mil millones para modernizar los sistemas de tránsito existentes y ayudar a las agencias a expandirse para satisfacer la demanda de pasajeros. La inversión duplicaría los fondos federales para el transporte público. Además, se considera presupuesto para arreglar la acumulación de reparaciones en las estaciones de la Compañía Nacional de Transporte Ferroviario (Amtrak).

La iniciativa también considera el medioambiente. Así se establecen programas de subsidios e incentivos para que los gobiernos estatales y locales y el sector privado construyan una red nacional de 500.000 cargadores de vehículos eléctricos para 2030. Asimismo, busca reemplazar 50.000 vehículos de tránsito diésel y electrificar al menos el 20% de la flota de buses “amarillos” del país. A esto se suma la inversión de miles de millones de dólares en la fabricación nacional de semiconductores. Además, Biden propone establecer un estándar que exija que una parte cada vez mayor de la electricidad del país se genere a partir de fuentes bajas en carbono, con el objetivo de eliminar las emisiones de carbono de la red eléctrica para 2035.

El plan considera US$ 650 mil millones para la modernización de distintos sectores. Busca ofrecer banda ancha universal, incluso a más del 35% de los estadounidenses rurales que actualmente carece de acceso. También contempla reemplazar las tuberías de plomo y las líneas de servicio del país. El esfuerzo reduciría la exposición al plomo en 400.000 escuelas y guarderías y mejoraría la seguridad del agua potable.

“Es un plan de inversión que se hace a varios años. La idea es que durante ocho años, cada año se invierta más o menos el 1% del PIB. A la larga creo que no va a aumentar el nivel de la deuda, porque se trata de inversiones y no de gasto. Lo que se trata acá es de aumentar la capacidad productiva de la economía y es invertir a futuro. Como cuando uno invierte, por ejemplo, en educación, que a la larga eso se recupera. Esas inversiones seguramente van a redundar en mayores empleos y en mayor crecimiento económico, lo cual genera impuestos y hace que se disminuya el déficit. Este es un plan en que la idea es que se pague por sí mismo”, explicó a La Tercera Andrés Vinelli, vicepresidente de Política Económica del centro de estudios Center for American Progress.

Un remolcador y una barcaza en el río Allegheny pasan bajo los puentes en Pittsburgh, en marzo de 2014. Foto: AP

“La realidad es que Estados Unidos lleva varias décadas de poco nivel de inversiones y con un crecimiento que ha sido menor al tradicional. Estados Unidos solía crecer al 4% y en las últimas dos décadas crece a un promedio de 2% y eso antes de la crisis del coronavirus. Hay una necesidad innata de aumentar el nivel de inversiones y este programa lo que pretender hacer es incrementar el nivel de inversiones de varias maneras en la economía, para generar un nivel de crecimiento más alto y más inclusivo, más compartido entre todos los sectores de la sociedad y con un énfasis que sea sostenible en cuanto al medioambiente”, añadió el experto.

Así, el discurso de este miércoles de Biden es el punto de partida de una batalla en el Congreso que se vislumbra sea tan dura como incierta. Las primeras críticas al plan se hicieron escuchar desde el ala izquierdista del Partido Demócrata. Para la congresista de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, los montos propuestos son simplemente “insuficientes”.

Para el senador republicano por Wyoming, John Barraso, al contrario, el proyecto no es más que un “caballo de Troya” para permitir a los demócratas “gastar más y aumentar los impuestos”.

“Quieren hacer otro proyecto de ley de gasto masivo, que incluirá deuda adicional y, por cierto, grandes aumentos de impuestos”, dijo el líder de la minoría del Senado, el republicano Mitch McConnell, en un evento el martes. “Creo que este nuevo gobierno demócrata va en la dirección equivocada. La economía está mejorando por sí sola”, añadió, según consignó The Wall Street Journal.

Dos enfoques distintos

Los cambios fiscales que contempla el plan, sostiene The Wall Street Journal, renovarían o reemplazarían gran parte de la estructura fiscal internacional que el Congreso construyó hace apenas cuatro años en la ley firmada por el entonces Presidente Donald Trump. En este sentido, Vinelli explicó que el enfoque de Trump y Biden son muy distintos.

El entonces aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, saluda a una mujer en medio de una multitud durante un acto con trabajadores en Pittsburgh, en abril de 2019. Foto: Reuters

“Trump hizo dos cosas: la primera una baja, impositiva para las empresas y los sectores más acomodados de la sociedad. Y lo otro, una guerra comercial con China. El objetivo de la baja impositiva era generar mayor inversión para que eso redundara en un mayor crecimiento. Lo que sabemos hasta ahora es que esa baja impositiva no aumentó la inversión por parte de las empresas y los beneficios de ese recorte impositivo que son reales afectaron favorablemente básicamente al 10% de la población que gana más dinero”, dijo Vinelli.

“El enfoque de Biden es más de abajo hacia arriba, es beneficiar primero a la clase trabajadora y la clase media, y estimular la economía por ese lado. Entonces, si se ve este plan de infraestructura y también el plan anterior de recuperación, son planes que a lo que apuntan es a dar dinero y oportunidades a la gente de a pie, a la mayoría de la población y no necesariamente el criterio anterior que era estimulemos a la gente que produce empleos”, indicó el experto.

La decisión de Biden de hacer el anuncio en Pittsburgh tiene resonancia política y económica. No solamente ganó en esa ciudad y sus alrededores en la elección presidencial, sino que lanzó su campaña ahí en 2019. Además, visitó Pennsylvania más que cualquier otro candidato, 19 veces en cinco meses, recordó The Washington Post.

La ciudad, conocida por siderúrgicas que alimentaron el crecimiento industrial de la nación, ha navegado firmemente hacia la tecnología y el sector de salud, atrayendo a graduados universitarios en una muestra de cómo cambia la economía.

Tiene una importancia simbólica que es real, porque esa zona representa el deterioro del tejido industrial en Estados Unidos. Este es un proceso que lleva varias décadas en curso, pero mucha de la industria manufacturera se fue apagando a lo largo del tiempo y esa región de Estados Unidos se vio muy golpeada por eso. Los trabajos que solían haber ahí se pagaban muy bien, eran sindicalizados, permitían la posibilidad de que los hijos de uno tuvieran un futuro mejor que el de sus padres. Esa fue la tradición de Estados Unidos por mucho tiempo. Lo que plantea este plan de inversiones no es solo la idea de crear trabajo, sino que la idea de crear trabajos de calidad, que permitan a la gente vivir de un sueldo de un solo trabajo, de tener las prestaciones sociales que las familias necesitan”, concluyó Vinelli.

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