Sorprendió el anuncio que hizo el gobierno en orden a que el monumento del general Manuel Baquedano volverá a su lugar de emplazamiento original, en la actual Plaza Italia, luego de que fuera removido en marzo de 2021 tras la constante vandalización de la que fue objeto a partir de los sucesos de octubre de 2019. Esta noticia se da en el contexto de la reciente cuenta pública del Presidente Gabriel Boric en la cual mencionó que en dicha zona se emplazaría un monumento a Gabriela Mistral, sin hacer mención a Baquedano. Ello dio pie a especular de que la intención del gobierno era reemplazar un monumento por otro, y fue la vocera de gobierno la que posteriormente, al ser consultada por la prensa, aclaró que el plan es emplazar a ambas figuras.

Llamó la atención que el Mandatario no hubiese aprovechado el mensaje a la Nación para dar cuenta de esta novedad, y en cambio haya sido un anuncio hecho de una manera muy discreta, a pesar de que según ha trascendido la decisión de restituir a Baquedano se venía barajando desde hace un tiempo, y el anuncio definitivo había sido postergado en un par de ocasiones por distintos motivos. Con todo, no cabe duda de que es una señal alentadora que se haya tomado esta decisión, despejando la incertidumbre que se había generado en torno a dicho monumento. Cabe recordar que en febrero se produjo una intensa polémica luego de que la subsecretaria del Patrimonio dio a entender que el Consejo de Monumentos había tomado la decisión de mover el emplazamiento de Baquedano, lo que fue desmentido tajantemente por algunos de sus consejeros. Sin embargo, seguía en el limbo si acaso retornaría a su emplazamiento original, considerando que se estaban estudiando otras ubicaciones.

La Plaza Italia y el monumento a Baquedano han quedado como uno de los símbolos más emblemáticos de lo que algunos han llamado “octubrismo”, considerando que dicha zona fue el epicentro de las movilizaciones en el marco del llamado estallido social, donde a la vez de visibilizar una serie de demandas y malestar ciudadano -las que sin duda remecieron la conciencia de todo el país-, fue también el lugar donde se volcaron pulsiones violentas y destructivas del espacio público de difícil parangón y que sin duda han quedado como una postal particularmente bochornosa de aquella época.

El regreso de Baquedano debería ser entendido como una señal de que finalmente no se ha claudicado a la violencia, y que hay una voluntad de recuperar la normalidad, sin ceder espacios públicos a quienes buscan vandalizar. Sin embargo, no todos los sectores han quedado conformes con esta decisión. La presidenta del Frente Amplio, por ejemplo, manifestó que a título personal hubiese esperado otra ubicación para Baquedano, porque desde 2019 carga consigo una estela de división, y lo deseable es que la ciudad cambie en función de los hitos que ocurren.

Siendo legítimo un debate en torno a las figuras históricas y hasta dónde sus monumentos son representativos del sentir de una época, una mayoría ciudadana hoy comparte que Baquedano debe volver a su lugar de origen, ya sea porque reconoce en el militar un héroe patrio, o porque siente que con esta decisión se empieza a cerrar una etapa muy compleja para el país. Cabe esperar que a partir de estos anuncios exista una política mucho más activa del Estado para proteger nuestros monumentos y espacios públicos, de modo que estos cumplan la función para la cual fueron creados.