“Colo Colo es mi vida”: históricos albos explican su sentimiento en la celebración del centenario del Cacique
Cuatro figuras destacadas de la historia de la institución expresan su fidelidad y grafican con hechos las razones que han fortalecido sus lazos.

Para toda persona que ha pasado por Colo Colo, estar ahí es una experiencia que ha marcado un antes y un después en su existencia, algo que se acentúa principalmente en quienes han hecho historia de una u otra forma en el cuadro popular. Algunos, formados en el club; otros, arribaron luego de triunfar en otros equipos. Pero todos ellos están de acuerdo en una cosa: el Cacique es parte de sus vidas.
Toda una vida en el club
Raúl Ormeño jugó toda su carrera en los albos y fue capitán durante gran parte de la década del 80 hasta 1991, cuando comenzó alternó con Jaime Pizarro. No duda en emocionarse ante la consulta sobre lo que significa ser colocolino.
“Fueron siete años como capitán en Colo Colo. Yo creo que no hay otro. Tampoco jugué en otro equipo. Hoy es imposible. El Chano tiene 530 y tantos partidos. Yo, 500. Eso es imposible. Colo Colo es toda mi vida. Llegué acá a los 12 años. He estado toda mi vida acá. Me formé como persona y futbolista”, dice de entrada.
“Tengo grandes amigos en el fútbol. Pude lograr cosas que no todos pueden conseguir. Es parte de mi orgullo. Lo conseguí sin buscarlo. No es que buscara quedarme. Todo se fue dando de a poco. Hoy, todo lo que me atribuyen son cosas que se lograron solas. No las pensé ni las busqué”, establece.
“Soy, también, uno de los jugadores más ganadores de Colo Colo. Eso me hace sentirme orgulloso. Incluso me emociona que me llamen. Con el Flaco vamos a distintas partes del país a buscar chicos y es increíble el cariño que te da el colocolino. Esas cosas son impagables. Hoy les siento el peso, el valor. En su momento, ni siquiera lo dimensioné”, agrega.
No duda en recordar sus hitos con la camiseta alba. “Hay tantos momentos felices. La Copa Libertadores, el primer gol que hice en el Monumental, a la U. Son cosas de grandes alegrías. Estar acá, debutar a los 17 años. Ser un jugador que nació de las divisiones menores y que se logró mantener con diferentes armas”.
A sus casi 95 años, Caupolicán Peña recuerda con nostalgia su paso por el Cacique, único club al que defendió a lo largo de su carrera al igual que Ormeño, En su trayectoria como futbolista, ganó tres títulos nacionales y una Copa Chile, y al que dirigió en 1964. “La importancia para mí es indudable, Colo Colo fue el equipo en que yo participé directamente como jugador y como entrenador”, resalta.
“Yo la identificación que tengo en el fútbol chileno es precisamente porque soy colocolino”, añade el exdirigente sindical, profesor normalista y otrora director técnico de la Roja.
La visión de Chuflinga y el Pollo
Otro de los históricos es Leonel Herrera. Chuflinga fue uno de los símbolos del Colo Colo 73, que llegó a la final de la Copa Libertadores. Sin pelos en la lengua, explica qué significa dejar huella en la institución. “Yo también gané como 11 títulos. Cinco títulos nacionales y seis Copa Chile. A veces molesta que llamen históricos a jugadores que estuvieron uno o dos años, aunque hayan conseguido cosas importantes”, destaca.

“Se necesita vivir ocho o 10 años, viviendo cosas buenas y malas. A Colo Colo lo defino como mi segunda vida. La primera palabra que aprendí a decir fue Colo Colo. Lo llevo por mis padres. Fuimos 11 hermanos y los 11 colocolinos. Éramos 13 colocolinos en la familia. Escuchábamos los partidos en Tierra Amarilla y soñábamos con que alguno jugaría ahí. Se hizo realidad gracias a mi primo, Eladio Rojas. Ahí empezó otra historia”.
Su caso es sumamente especial, pues su hijo, del mismo nombre, logró vengar en 1991 esa frustración de no haber levantado la copa hace 52 años. Y lo hizo nada menos que anotando el 3-0 sobre Olimpia en esa inolvidable final.
“Yo soy bien realista. Colo Colo 91 fue campeón de América. A nosotros nos robaron la corona. Y si sale campeón es porque lo merece. Es el único título. A nosotros nos quedó el bichito de que hubo cosas raras y muy raras que nos impidieron ser campeones. Me duele más que a nadie. A mí me duele porque pudimos ser campeones padre e hijo. Cuando Colo Colo fue campeón con el gol de mi hijo fue una de las alegrías más grandes. Yo dirigía en Temuco, vivía en una pensión. Y salí gritándole a todo el mundo que mi hijo había marcado el gol de la tranquilidad”, recuerda.
Con mucho orgullo cierra esta conversación. “Colocolino seré toda la vida. Voy a pelear siempre por el club y a decir siempre cuando las cosas son malas y cuando son buenas también”, expresa.
“Colo Colo es mi vida. Es mi sueño. Estoy pendiente todos los días de lo que pasa en el club. Soy socio, me mantengo al día en las noticias. Yo vivo para Colo Colo, en todo sentido. Y feliz de hacerlo. A mi nieta la hicieron socia a los seis meses. Y seguimos yendo todos al estadio. Y ella es la primera en ponerse la camiseta del club”, cuenta.
Compañero de Herrera en ese Colo Colo 73 fue Leonardo Véliz. El Pollo se formó en Everton y luego pasó a Unión Española antes firmar en el verano de 1972. “La Tercera nos publicaba un close-up de cada jugador todos los domingos. Y ahí entendí lo que era jugar en el club. Incluso, una vez me metí a la galería para ver a quién motivaba Colo Colo. Y me di cuenta de que no era solo al pueblo, sino que también había gente muy acomodada. Entonces, ahí me enamoré de Colo Colo”, desclasifica el exdelantero.
En su análisis, el viñamarino, apunta a la transversalidad del club que termina abarcando otras esferas. “Para mí es un símbolo del deporte y también de la cultura en Chile. Colo Colo es mucho más que eso. Como dicen, es mucho más que un sentimiento. Colo Colo es amor, es fidelidad. Todo eso, porque eso lo provoca su propia historia”, sentencia.
Sigue en El Deportivo
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
2.
3.
No sigas informándote a medias 🔍
Accede al análisis y contexto que marca la diferenciaNUEVO PLAN DIGITAL $1.990/mes SUSCRÍBETE