Entrenando con toallas: Lucas Nervi, el campeón panamericano que estudia jazz y rechazó becas para ir a Estados Unidos

Lucas Nervi durante la ceremonia de premiación en la que recibió su oro Panamericano. FOTO: AGENCIAUNO

El chileno se colgó el oro frente a un Estadio Nacional que ovacionó su nombre. Su historia es igual de sorprendente que su logro. El reconocido compositor nacional Christian Galvez, quien ha trabajado con Joe Vasconcello y Myriam Hernández, le dicta clases.



Lucas Nervi se transformó de imprevisto en el hombre de la jornada inaugural del coliseo del Estadio Nacional para Santiago 2023. El lanzador del disco sorprendió a todos y se colgó el oro panamericano en su primera aparición como competidor adulto. Con una extraordinaria marca de 63.39 metros, Nervi lanzó el disco más lejos que todos, superando los registros del colombiano Mauricio Ortega (61.86) y el jamaicano Fedrick Dacres (61,25), quienes obtuvieron la plata y el bronce, respectivamente. Medalla que también se traduce en la esquiva sexta presea dorada para Chile en estos Juegos.

Su alegría se reflejó en cada momento de su celebración. El estudiante de ingeniería civil apostó por quedarse en Chile, pese a recibir diferentes ofertas para estudiar en Estados Unidos, con un pago de por medio. El ahora campeón panamericano avisó que no quería moverse de Chile para poder potenciar el deporte en el ámbito local.

Esto es por todos, por todos los chilenos. Poder hacer mi mejor marca en el año en este campeonato vale oro. Estoy feliz de ser parte de este proceso. Tenemos que fomentar el deporte sano y poder disfrutar de la actividad física. Si los beneficios del deporte fueran una pastilla, sería la más vendida del mundo”, dijo.

Hitos que agrandan una historia de esfuerzo y dedicación, que tiene a la música como elemento trascendental. Y es que el lanzador ha encontrado en el bajo y el jazz un elemento liberador en medio de su vida ligada al alto rendimiento. De esta pasión habla con El Deportivo, confesando sus gustos y las similitudes de dos partes de su vida que se juntan en un punto común: la sensación de estar en piloto automático, algo que encuentra tanto en sus lanzamientos como en sus sesiones de improvisación con las cuatro cuerdas.

La conversación melomana se da en San Carlos de Apoquindo, solo semanas antes que consiguiera el primer puesto en la prueba del lanzamiento del disco. Nervi aparecía en escena como uno de los embajadores en un evento de Gatorade previo a Santiago 2023. Ocasión donde tuvo la oportunidad de conversar con La Tercera sobre su otra pasión: la música. Deja en claro que gracias a su mamá llegó a ella y que tras pasar ocho años practicando piano descubrió el bajo. “Estoy todo el día tocándolo, me desestresa mucho y hace como dos años que estoy estudiando jazz”, es una de sus primeras confesiones.

De hecho, de entrada también cuenta que ha logrado unir estos dos mundos de manera total, al punto de que muchas veces ocupa técnicas de uno en el otro. “Uso ejercicios que hago cuando toco para calmarme dentro de la competencia. Es muy bonito ver cómo se han ido mezclando estas dos áreas y la verdad el mundo de la música ha sido un aporte gigante”, confiesa.

En su búsqueda por perfeccionar su relación con el instrumento, Nervi menciona a un personaje que ha sido clave: Christian Galvez. El compositor, productor y productor chileno es un icono dentro del jazz nacional, no solo por sus grandes dotes técnicos, sino por ser el cerebro detrás de varios proyectos que han repercutido en la industria. Es el fundador del sello Pez y además trabajó durante un largo tiempo como director musical de Joe Vasconcellos y Zeca Barreto, además de sesionista de Myriam Hernández. A todo eso se le debe sumar su participación en distintas agrupaciones en donde compartió escenario con Pancho Molina, Cristián Cuturrufo y Ron Carter.

Galvez además logró mezclar todo ese mundo del espectáculo con el de la enseñanza. Es ahí donde entra Lucas Nervi, ya que el referente musical es profesor del ahora referente deportivo. “Ha sido una suerte poder estudiar con él y una influencia muy grande en cómo he aprendido a tocar bajo. De hecho, ahora estamos armando cosas para poder traer más música a Chile y tener eventos, movimiento, en cuanto a la gente y el mundo musical”, menciona el atleta.

Obviamente la conversación gira en un momento a las similitudes que ha encontrado Nervi en dos disciplinas y áreas que muchas veces se ponen como antagonistas. Algo que para el atleta es algo totalmente equivocado. “Cuando yo estoy improvisando con el bajo, no ando buscando la escala o el punto especifico, sino que estoy confiando en que sé comunicarme con el instrumento y el deporte tiene mucho de eso. Yo en una competencia no estoy buscando solucionar un problema técnico, yo tengo que usar la técnica como una herramienta para lanzar lejos. Un entrenador me decía que tengo que ser una pistola, no entender cómo funciona una pistola. Buscar solo que bala salga lo más rápido posible. Ese es el punto en donde uno puede dejar de pensar lo que está haciendo y seguir siendo un experto en eso”, destaca el atleta, quien ya se ha subido a escenarios como el del Jazz Corner o el Cucurucho, reconocidos club de jazz de Santiago.

Finalmente, el nuevo oro panamericano recomienda los discos que más lo han marcado. “Tengo tres regalones, que me hicieron entrar al mundo del metal más pesado y son de Death. El Symbolic, el Individual Thought Patterns y el Human. Son una obra de arte, así que al que le gusta el metal, que se vaya para allá”, remata.

El tirador de toallas

Otra de las anécdotas más increíbles de Lucas Nervi es cómo tuvo que reinventarse en la pandemia. Sin poder salir de su casa a entrenar, transformó su hogar en un centro de alto rendimiento. Se consiguió pesas con su colegio y buscó la forma de enviarle todos sus ejercicios a su entrenador, quien recibía a través de un drive decenas de repeticiones por día.

Quizás lo más llamativo de ese proceso fue el cómo intentó replicar el trabajo técnico de su disciplina sin foso ni espacio suficiente para marcar distancias. “Lo hice lanzando una toalla a la pared. Eso me ayudó muchísimo (…) Es súper hostil cambiar la rutina de un día para otro, pero yo me tomé bien esta cuarentena”, contó en plena cuarentena a La Tercera.

Años pasaron de aquello y ahora el oro se cuelga alrededor de su cuello. Vivió el momento a tope, gritando y compartiendo con todos los que pudo. De seguro pasaron por su cabeza aquellos recuerdos con las toallas. De seguro también esas cuatro cuerdas que lo ayudaban a calmar la tensión de un día de entrenamiento.

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