La Manada

Siempre he creído que el fútbol no es una isla ni un estanco separado del resto de la sociedad. Considerando el gran poder de convocatoria que tiene, sería absurdo que permaneciera como una suerte de gueto o una burbuja. Es más, soy un convencido de que más que nunca los tiempos demandan una participación activa de los clubes y de los distintos actores del fútbol en las comunidades en las que están insertos, tanto para atender a las demandas de quienes -para bien o para mal- reciben los impactos provenientes de la actividad futbolística como también para instalar al fútbol como una herramienta que ayude a propiciar -o propicie, derechamente- cambios sociales.
En este plan, la reacción que han tenido algunos clubes y futbolistas ante el fallo emitido por los tribunales españoles que condenaron a nueve años de prisión por delito de abusos sexuales -y no por violación- a los cinco integrantes del grupo conocido como La Manada, es digna de imitar.
Partiendo por lo hecho por el Unión Adarve, club de la Tercera División hispana, que a raíz de los últimos sucesos decidió prescindir de su apodo histórico: La Manada. "Ese nombre estará en el recuerdo vinculado durante mucho tiempo a este lamentable hecho y nos sentimos absolutamente incómodos. No nos cuesta ningún trabajo despojarnos de él. Lo retiramos", dijo el presidente del club, Luis Gómez.
Por otro lado, los hinchas de Osasuna manifestaron este fin de semana y de manera espontánea su repudio por la sentencia. Sensibilizados por el hecho de que el fallo fue emitido por la Audiencia Provincia de Navarra con sede en Pamplona y por la multitudinaria marcha que se realizó el sábado por las calles de su ciudad, los hinchas del Osasuna se convirtieron en un solo coro para gritar, durante el partido contra el Lugo, la frase más alusiva al fallo que más se ha escuchado en España: "¡No es abuso, es violación!".
A ellos se sumaron importantes voces de futbolistas y exfutbolistas, quienes a través de las redes sociales hicieron ver su punto de vista. Roberto Soldado, jugador del Fenerbahce (Turquía), escribió: "Violar, humillar, vejar ¿no es un agresión sexual? Una violación no es un abuso, es una VIOLACIÓN. No debería haber derecho que lo amparase. Manada de miserables".
Míchel, entrenador y ex seleccionado español, escribió en Twitter junto a una foto donde sale acompañado de su mujer: "Ella me gusta y mucho porque solo necesito su respeto sin abusar o violar sus derechos, excepto que seas un cobarde o una bestia salvaje. Yo juzgo con el corazón o sensibilidad del sentido común; no sólo con las leyes. Culpables e indeseables para siempre".
Borja Iglesias, delantero centro del Zaragoza, fue categórico: "Hoy los hombres tenemos que gritar que repudiamos a esta gente y esta sentencia. Muchos hombres y entre ellos me incluyo, somos muy conscientes de lo difícil que es ser mujer a pesar de estar en pleno siglo 21, así que no estáis solas. Entre todos acabaremos con esta gentuza que no debe tener cabida en nuestra sociedad".
Estén donde estén, los futbolistas no son solo deportistas que corren detrás de una pelota. Su objetivo no se reduce a ganar en la cancha semana a semana. Aunque no lo parezca, tienen un deber moral para con la sociedad que los sigue y los idolatra. Construir una sociedad más justa, igualitaria e inclusiva también es responsabilidad de ellos.
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