Sin derecho de autor: la Roja sigue peleada con el gol

CHILE HONDURAS VARGAS

Los delanteros de la Selección volvieron a quedar en la mira de todos por su baja producción en la gira. Apenas un gol en dos partidos, nada menos que de un defensor a la salida de un tiro de esquina, fue el pobre registro goleador del equipo de Rueda.



No hay caso. El proceso de Rueda avanza, la mayor parte del tiempo a tropezones futbolísticos, y el panorama ofensivo no cambia. La Roja sigue peleada con el gol, el arco rival le queda demasiado lejos y nadie parece hacerse cargo en el equipo, que anoche cayó ante la débil Honduras con apenas un solo remate al arco. A la Selección, desde hace un tiempo a esta parte, se le cerró el arco. Apenas 25 goles en 21 partidos disputados bajo el mando del colombiano, que ni siquiera logra empinarse sobre el 50 por ciento de rendimiento.

Lo ocurrido en San Pedro Sula volvió a ratificar el mal momento en ataque que vive el combinado chileno. Volvió a quedarse con las ganas de gritar un gol de jugada elaborada. El último fue ante Ecuador, en Salvador de Bahía, cuando Alexis Sánchez aprovechó un centro desde la derecha de Charles Aránguiz. Cabe señalar que el volante recibió un lateral dentro del área antes de hacer la asistencia. Desde aquella noche ya pasaron seis partidos donde la Roja no puede convertir un tanto que no tenga su génesis en la pelota parada. El recuento es lapidario: el descuento ante Argentina en la definición del tercer y cuarto puesto de la Copa América fue desde los 12 pasos y anoche la conquista de Parot vino desde un tiro de esquina. En total, más de 570 minutos sin armar una jugada de ataque que acabe con la pelota en el fondo de la red.

La gira por Estados Unidos y Honduras apenas dejó un grito de gol y muy pocas chances de convertir. En el repaso global, además del tanto de Parot, quedan en la retina un remate que dio en el travesaño de Pinares y un cabezazo de Valdés en el final ante Honduras. ¿Y los arietes? Ninguno dispuso de una chance clara para anotar. Todo un resumen de lo que viene ocurriendo con la Seleción en los últimos metros de la cancha.

Alexis Sánchez, Eduardo Vargas, Nicolás Castillo, Ángelo Sagal, Junior Fernandes, Jean Meneses, Diego Rubio y José Pedro Fuenzalida han sido los delanteros utilizados por Rueda en este 2019. Y a pesar de los pergaminos de algunos, resulta que hoy nadie resulta confiable con la casaquilla chilena. Sánchez apenas suma dos conquistas este año. Lo mismo Vargas. Ambos, en el torneo continental. El problema es que salvo ante Japón, en el estreno en Brasil, y ante Perú, jamás estuvieron cómodos en ataque. A los delanteros chilenos les cuesta mucho quedar mano a mano con el arquero rival. Tampoco la Selección les aporta a los atacantes variantes por los costados. Y, ya en el plano individual, ninguno parece ser capaz de generarse una situación de gol por sí mismo. El desequilibrio en el mano a mano desapareció dramáticamente del repertorio de los atacantes de la Roja.

Ante Honduras, la falta de resolución en los últimos metro fue dramática. La falta de ideas y de variantes provocó que pese a tener una posesión cercana al 80 por ciento, la Roja no dispuso de ninguna ocasión clara de gol. Además de la conquista de Parot, apenas un remate desviado desde fuera del área de Meneses fue lo más destacado en los últimos metros. Como si Chile no pudiese o no supiera aprovechar los últimos 30 metros de la cancha. Nadie apareció con la tranquilidad o la paciencia para dejar de cara al gol a un compañero. Ni hablar de una jugada individual que saliera del molde.

Rueda movió las fichas en ataque para buscar soluciones. Pero las respuesta no fueron satisfactorias. La posisión de Vargas por detrás de Diego Rubio, simulando lo que hace en México junto al francés Dignac, a ratos refrescó el ataque, pero aquello apenas duró algunos minutos. En el segundo tiempo, sin el control del balón, la Roja terminó tirando centros, sin que nadie recuperar el libreto inicial.

Con apenas 4 partidos preparatorios antes del inicio de las Eliminatorias a Qatar, lo cierto es que la falta de gol es quizás el signo más preocupante de la Selección. De poco sirve haber ganado seguridad en el arco propio o haber encontrado piezas de recambio en defensa, si el arco rival sigue demasiado lejos. El diagnóstico lleva mucho tiempo en el maletín de Rueda, pero todavía no encuentra el remedio. Porque además de no convertir, al equipo le cuesta mucho generar volumen de ataque y dejar a los arietes de cara al gol. Y así se torna imposible quebrar los partidos. Pizzi lo padeció en el peor momento, en la recta final del camino a Rusia. Ahora el colombiano lo vive en carne propia.

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