Ronaldinho cumple un mes en la cárcel: cronología de una pesadilla

Foto: AP.

Dos días después de su irregular ingreso a Paraguay, el astro brasileño fue encerrado, junto a su hermano, en las dependencias de la Agrupación Especializada de la policía guaraní. Los intentos por recuperar la libertad han sido vanos.



Ronaldinho ya lleva un mes en la cárcel. 31 días de una pesadilla que, hasta ahora, no parece tener una fecha de término. Seguramente, jamás imaginó que su visita a Paraguay, país al que ingresó con un pasaporte irregular para participar en actividades benéficas, le iba a costar tan cara. Menos que lo iba a ver envuelto en una trama relacionada con fraude fiscal y lavado de dinero. Si hasta su cuadragésimo cumpleaños, que en una situación normal lo hubiese ceholebrado en una fastuosa fiesta, lo tuvo que pasar en las dependencias de la Agrupación Especializada de la Policía Nacional guaraní, donde está recluido junto a su hermano, Roberto.

Ronaldinho entró a Paraguay el 4 de marzo. Había sido invitado por la fundación Fraternidad Angelical, encabezada por la empresaria Dalia López, sobre quien hoy están puestas todas las sospechas y la atención policial: está prófuga y encargada a todas las unidades policiales. El brasileño poco alcanzó a disfrutar, salvo una sentida bienvenida a cargo de menores que vestían camisetas amarillas. Horas después, tenía que explicarle al Ministerio Público el origen de su pasaporte fraudulento. El 5 de marzo compareció durante ocho horas.

Si bien en un comienzo, la fiscalía había concluido que el astro había sido engañado, la fiscal general Sandra Quiñónez pensó lo contrario. Ahí se inicia el padecimiento: el viernes 6, después de que el lugar donde se alojaban fuese sitiado por la fuerzas policiales, Dinoho y su hermano fueron trasladados a la dependencia policial de la que no han salido más.

Privilegios, balón e incertidumbre

En la prisión, Dinho ha gozado de algunos privilegios, que ni siquiera dan para llamarlos lujos considerando la magnitud de lo que conoció y que sí son tales: le permiten ingresar su propia alimentación y cuenta con televisor, aire acondicionado y televisor. Su compañero de pieza es su hermano, Roberto.

Con los internos, en los que incluso figuran ex dirigentes de fútbol, ha procurado mantenerse cercano. Ya ha jugado futsal, aunque aún no ficha por alguno de los equipos que disputan la competencia del penal y que se pelean un lechón de 16 kilos como premio. Y perdió en un partido de futvoley.

Esos momentos le sirven al menos para distenderse, porque la libertad no parece cercana. “Se quedarán en el país todo el tiempo que sea necesario”, afirmó el fiscal Federico Delfino. La jueza Clara Ruíz Díaz había declarado al exfutbolista y a su hermano como potenciales peligros. “El juzgado considera que estamos ante un hecho punible grave porque atentó contra intereses de la República, contra el Estado paraguayo. Hay peligro de fuga y hay peligro de obstrucción. Se trata de un extranjero que entró de forma ilegal al país y permanece de forma ilegal en el país”, sentenció. Como para tomárselo en serio.

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