Un club manchado por el tongo vuelve a chocar contra un chileno

Sol de América, el rival de Universidad Católica, tiene una historia escabrosa en un torneo continental. En la Libertadores de 1989 se confabuló con Olimpia para dejar eliminado a Colo Colo. A 31 años, Peter Dragicevic asume como error haber contratado a Gustavo Benítez, protagonista del escándalo.



Sol de América vuelve a ser rival de un equipo chileno. Será el adversario de Universidad Católica en la Copa Sudamericana. Hace 31 años que el equipo paraguayo no coincide con una escuadra nacional en un torneo continental. La última vez fue en la Copa Libertadores de 1989. Esa vez, integró el grupo 1 de la Copa Libertadores. El bloque lo completaban Olimpia y los chilenos Cobreloa y Colo Colo.

El grupo terminó de la peor manera posible. Con uno de los principales escándalos que recuerde la historia del fútbol sudamericano. En la última jornada, que partió el 29 de marzo, Colo Colo y ambos equipos guaraníes llegaban con opciones de apoderarse de los dos cupos que restaban por definir para la siguiente ronda. El primero era para Cobreloa, que había terminado con ocho puntos. Los albos, que habían igualado 2-2 con los naranjas en Calama, cerraron su cuenta en cinco.

Sol de América, cuya banca ocupaba Sergio Markarián, quien después dirigiría a la U, llegó al duelo frente a Olimpia con cuatro unidades. El Decano, en el que era figura Gustavo Benítez, quien fue entrenador del Cacique en dos ciclos, tenía cinco.

El escándalo

El partido entre ambos se jugó en el estadio La Olla, de Cerro Porteño. Literalmente, en dos días. Los primeros 24′ se disputaron el 29 de marzo. Hasta ahí, el marcador favorecía a Sol de América por 1-0. Un apagón en el recinto llevó al juez Estanilao Barrientos a decretar la suspensión. El resto del encuentro se jugó al día siguiente. Sólo un marcador permitía que ambas escuadras guaraníes avanzaran a la siguiente ronda: la victoria por 5-4. Y fue, coincidentemente, el que se dio. Cuatro goles de Víctor Genes y uno de Hugo Brizuela, quien más tarde jugaría en la UC, le permitieron a la escuadra de Markarián cumplir con su parte. Para Olimpia anotaron Raúl Amarilla, en dos ocasiones, Carlos Torres y Alfredo Mendoza.

La federación chilena, por solicitud de Colo Colo, presentó un reclamo a la Conmebol, pero solo consiguió que ambos clubes fuesen multados en cinco mil dólares “Nosotros hicimos todas las presentaciones reclamando por el tongo. Ahí es la federación la que toma las cartas. Mandamos los videos, el material que teníamos. Al final, dijeron que no estaba claramente establecido que hubo un acuerdo. Quedó en nada. Fue tan flagrante que estimábamos que el reclamo podía tener algo de opción. Recuerdo una frase de Arturo Salah me había dicho cuando empatábamos en Calama ‘estamos fritos’. Tenía razón”, explica Peter Dragicevic, presidente albo en ese momento.

Un mea culpa histórico

La indignación alba fue total. "Nunca un protagonista de ese partido, un tongo de principio a fin, llegará a Colo Colo”, llegó a declarar Dragicevic. La historia, sin embargo, escribiría otra cosa: sería el mismo dirigente quien firmaría el contrato que llevaría al olimpista Gustavo Benítez a la banca del club popular. Los títulos que conseguiría más tarde (tres campeonatos nacionales y una Copa Chile) y una semifinal de la Copa Libertadores, en 1997, servirían como antídoto para el rencor.

“Indudablemente es un contrasentido. Es uno de los errores que asumo. No tenía idea. Cuando Jorge Vergara me plantea la idea de traer a Benítez, no hice ningún análisis en ese sentido. Solo de lo que era como técnico. Después de firmar, algún periodista me informó que había participado de esto. Lo lamenté, porque estaba consciente de lo que había dicho en esa oportunidad. Me hago cargo del tema. Pero en mi descargo lo único que puedo decir es que fui sorprendido. Si hubiese sabido, probablemente no lo hubiera traído”, admite ahora el ex timonel albo respecto de la contratación de Benítez.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.