Hijos del absuelto doctor Patricio Silva: “Los Frei presionaron de forma indebida a la justicia”

Los hermanos Pablo y Luis Felipe Silva.

El médico cirujano Patricio Silva falleció tres meses después de que el juez Alejandro Madrid lo apuntara como el principal autor del homicidio del expresidente Eduardo Frei Montalva, condenándolo a 10 años de cárcel. Esta semana, la Corte lo liberó de los cargos y sostuvo su inocencia post mortem. Sus hijos, Pablo y Luis Silva, repasan el proceso que vivió su padre en sus últimos años de vida y apuntan sus dardos “a la ambición de un ministro que buscó a toda costa agradar a la DC para así avanzar en su carrera”.


La noticia dio la vuelta al mundo y medios como la BBC informaban a primera hora del 7 de diciembre de 2009 que el ministro Alejandro Madrid confirmaba, mediante un procesamiento, la tesis de magnicidio, es decir el asesinato planificado del expresidente y líder democratacristiano Eduardo Frei Montalva, a manos de agentes de la dictadura de Augusto Pinochet.

-Pablo, hay unos policías acá y dicen que tienen una orden de detención, que estoy procesado por el homicidio de Frei.

Eran las 9:00 a.m. y el médico cirujano Patricio Silva Garín le avisaba a uno de sus hijos sobre la resolución que había dictado el juez Alejandro Madrid y que lo sindicaba como el principal autor del homicidio de a quien sirvió como subsecretario de Salud en su gobierno y luego como director del Servicio Nacional de Salud, y a quien realizó una segunda operación luego de las complicaciones de una cirugía digestiva por una hernia del hiato en la Clínica Santa María, a fines de 1981. La decisión judicial tomó por sorpresa al exsubdirector del Hospital Militar y su familia, porque hasta ese minuto sólo había sido citado a declarar en calidad de testigo. “Queda suficientemente comprobado que el fallecimiento fue ocasionado por la introducción paulatina de sustancias tóxicas no convencionales, por la aplicación de productos farmacológicos no autorizados y por la ocurrencia de diversas situaciones anómalas que fueron disimuladas como inadvertencias o negligencias”, decía la resolución que determinaba el arresto del facultativo.

-Papá, quédate ahí hasta que lleguemos, avísale a Luis Felipe que debe estar en el Hospital mientras yo viajo de inmediato de Viña a Santiago.

Pero ya era tarde. El doctor Silva, a sus 80 años, había sido trasladado, junto a otros cinco acusados entre quienes se encontraban tres médicos más, hasta el Hospital de Carabineros para constatar lesiones y luego ser dispuestos a disposición de la justicia. Fue así como comenzó lo que sus hijos retratan como “una pesadilla”. Una década después, el 30 de enero de 2019, Madrid dictaba un fallo, pero esta vez sus presunciones eran distintas. Tras 16 años de investigación, había dejado atrás la tesis del envenenamiento con sustancias químicas y de un asesinato planificado, y culpaba al doctor Silva como autor de un homicidio simple por “haber omitido la realización de procedimientos médicos y quirúrgicos” y “la utilización de un producto médico, Transfer Factor, que se encontraba en proceso de experimentación”. Con todo, lo condenaba a pasar 10 años de cárcel.

En la familia Silva hay varios médicos y profesionales relacionados con el área de la salud. Sus hijos Luis, Felipe y Patricia son cirujanos y el mayor, Pablo, es veterinario. “En la mesa siempre se habla de medicina”, explica este último, quien asegura que pese a todo lo doloroso que vivieron con el proceso judicial que involucró a su padre en un magnicidio, siempre admiraron la fortaleza que el doctor Silva tuvo para enfrentar sus últimos años de vida. “Mi papá se reía de la ignorancia de la gente, me daba rabia incluso que lo tomara tan bien este tema, pero decía, ‘yo hice todo para salvarle la vida a don Eduardo, y aquí hay otros que no están asumiendo sus errores, mi conciencia está tranquila, hice lo humanamente posible para salvarlo, pero murió de una enfermedad en que fue imposible hacer más’”, comenta Luis, aún emocionado por el reciente fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago que el lunes 25, por tres a cero, echó por tierra las condenas de Madrid, absolviendo a los seis condenados en el caso, entre ellos, su padre. La Corte determinó que Frei Montalva no fue asesinado, sino que falleció producto de complicaciones médicas tras su cirugía y un cuadro infeccioso.

Pablo Silva confiesa que de cierta forma esperaban esta resolución. En noviembre vieron por el canal YouTube del Poder Judicial las seis jornadas de alegatos en que se jugó la honra de su padre. Por eso, coinciden los hermanos, luego de la emoción viene la rabia. “Mi papá murió tres meses después de la condena dictada por el juez Madrid, en mayo de 2019, y recién dos años después de su partida podemos decir que se limpió su honra, y se demostró lo que siempre sostuvo en vida, que era una persona inocente y que la investigación de Madrid fue sesgada, llena de errores, en que se ha marcado la vida de inocentes, pero aún nos falta, esta es sólo parte de una batalla”, sostiene el veterinario.

Presiones indebidas

Los hijos de Patricio Silva se convirtieron en verdaderos detectives. Se estudiaron las miles de fojas del caso Frei, analizaron los peritajes realizados en más de 16 años de proceso judicial y comenzaron a contratar abogados. “De mi padre se inventaron muchas cosas, que era militar, sólo por haber sido destinado al Hospital institucional, lo que le generó un grado como uniformado, pero nunca perteneció a las filas del Ejército, creo que una vez lo vi con uniforme porque no le gustaba; que era agente de Inteligencia, que se entrenó en la Escuela de las Américas, que era quien decidía a quién se torturaba y a quién no en el Estadio Nacional, que estuvo involucrado en la muerte de José Tohá y del general Augusto Lutz. Ninguno de esos hechos siquiera tuvo un proceso penal, pero con tal de manchar el prestigio de mi padre se ha dicho de todo, incluso en los alegatos ante la Corte. Lo que nadie puede negar es que mi padre era un profesional de excelencia, una eminencia en la cirugía y qué más le hubiera gustado que salvarle la vida al expresidente Frei, si fue el mismo expresidente quien lo llamó para que conformara la junta médica y él le aconsejó no operarse, por su avanzada edad y porque estaba en un estado de depresión y bajo peso, porque aquí casi se ha dicho que se operó a una persona completamente sana y se han montado una serie de historias falsas”, dice con rabia Luis Silva.

¿Por qué cree entonces que se involucra a su padre en todo esto?

Luis: El juez Madrid tenía que buscar a como dé lugar un responsable y el error de mi padre, a su ya avanzada edad, fue olvidar en los interrogatorios algunos nombres de quienes estuvieron en la operación y en reuniones posteriores. A mí me sorprende que nadie en Chile haya criticado el fallo de primera instancia, lleno de errores, faltas de ortografías, hasta garabatos se le colaron al juez Madrid. Ese fallo es una vergüenza para el Poder Judicial chileno.

¿Qué creen que pasó entonces?

Pablo: Acá actuaron poderes. La familia Frei presionó de forma indebida a la justicia, recuerda lo que pasó con el caso del ministro Juan Muñoz Pardo, que no pudo ser nombrado en la Corte Suprema por el lobby que Eduardo Frei Ruiz-Tagle hizo en el Senado, vetándolo por haber revocado los procesamientos. ¿Y ahora, qué tenemos? Tres jueces valientes que vuelven a decir lo mismo: acá no hay un homicidio, acá si hubo algo que determinó la muerte del expresidente fue lo que ocurrió en la primera cirugía, y mi padre lo único que intentó fue salvarlo. ¡Si nosotros no éramos pinochetistas! En mi casa admirábamos y sentíamos un gran cariño por el Presidente Frei, pero ahora nos ponen al otro lado de la vereda y, te lo digo, estos años han sido luchar contra verdaderos poderes políticos, es cosa de ver las reacciones al fallo de esta semana.

A juicio de ustedes, ¿el juez Madrid se dejó presionar?

Luis: A mí nadie me saca de la cabeza que él hizo un fallo para agradar a la DC, fue parte de su ambición, el quedar bien con ese sector y quizás así poder ascender en su carrera, pero lo hizo a costa de las vidas y el prestigio de otros. Yo te digo, si acá la Suprema reafirma lo que dijeron esta semana los ministros de la Corte de Santiago, esto va a seguir y se van a ir a la CIDH y va a quedar siempre como que Frei fue asesinado, pero no se pudo comprobar. Eso es lo grave de todo esto, y mientras detrás hay hijos, hermanos, nietos de personas inocentes involucradas en una historia que suena perfecta, pero que no es verdad. Yo soy médico, he estudiado el caso mil veces y conversado incluso con Augusto Larraín, el médico que hizo la primera operación y él falleció por las complicaciones que tienen estas intervenciones, no hay nada más. No lo digo sólo yo como hijo, sino que lo dijo la justicia.

Testigo clave

“Yo les digo, estuve en ambas operaciones y estoy convencido de que la muerte de Eduardo Frei Montalva fue por complicaciones médicas, si en la segunda operación el intestino se veía necrótico, era muy posible entonces la septicemia”.

Pablo y Luis no caían en sí. Al frente tenían al doctor Juan Pablo Beca Infante, de 80 años, quien fue yerno de Eduardo Frei, ya que estuvo casado más de 50 años con una de sus hijas y que en 1981 presenció ambas cirugías del exmandatario. “¿Pero por qué no ha contado esto ante la justicia?”, preguntaron los hijos de Patricio Silva. “Porque nunca me han citado a declarar”, respondió Beca y encogió los hombros. De inmediato los hermanos llamaron a su abogado José Miguel Barahona para decirle lo que tenían y el 18 de diciembre de 2018 el facultativo plasmó su testimonio en el expediente a petición de esta defensa. Sin embargo, un mes después, Madrid mantendría su convicción de culpabilidad de Silva.

“Ahí ya nos dimos cuenta de que era una pelea de David contra Goliat, o sea imagina alguien cercano a los Frei que había estado en las dos operaciones, ahí presente, y que se atrevía a decir eso, con el costo de irse incluso en contra de su propia familia, admiramos su valentía, porque por sobre todo le importó contar la verdad. Por eso estamos tan agradecidos de la estatura moral del doctor Beca y de su hijo. Lo mismo sentimos con nuestro abogado José Miguel Barahona y con el apoyo transversal que hemos recibido, incluso de algunos DC que no se atreven a hacerlo público. Nosotros no somos una familia de plata ni tenemos influencias, ni poder, por eso emociona la valentía de los jueces de la Corte que hicieron un trabajo de calidad y esperamos que esto se replique en la sala penal”, comenta Luis.

Cerrando la semana y a modo de reflexión, Luis -en tanto- sostiene que han invertido dinero en defensa y que cada hito judicial los llevó a conocer más en profundidad a su padre. “Dijeron que era agente de inteligencia en la misma época que trabajaba de forma incansable en el Hospital Militar, olvidan que le salvó la vida a un mirista que llegó con cinco balazos, incluso en ese caso lo procesaron porque era quien le dio el alta y luego de eso desapareció, pero esa vez se topó con un juez más racional como fue Carroza que luego por falta de pruebas lo absolvió. Muchas veces le pregunté a mi papá, antes de morir, cuando se refugió en el campo y cuando ya mostraba algunos rasgos de querer partir, si sentía rabia o sentimientos de venganza y me decía que no”, dijo el ginecólogo, quien recordó un diálogo con su padre.

En esa conversación, Patricio Silva le dijo lo siguiente: “Tuve el honor de trabajar para Frei, siempre fui un leal colaborador, cuando me encargó mediar ante la sublevación militar por el Tacnazo me sentí un hombre importante para él, también cuando me confidenció que pensaba operarse, no tengo rencor, porque conocí a un hombre bueno y lo que hagan sus hijos, sabrá Dios, no tengo rabia y si me voy lo haré con la frente en alto, la misma de un médico que toda su vida luchó por salvar vidas”.

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