LT Domingo

Los muros que dividen a la izquierda

En la oposición nadie se atreve a ser quien cerró la puerta a la unidad tras el masivo triunfo del Apruebo en el plebiscito, pero las diferencias y distancia de la ex Concertación con el Frente Amplio se acrecientan.

Tenemos que reunirnos lo antes posible. Ese fue el mensaje que transmitió el lunes 26 de octubre, a nombre de todo el Frente Amplio, el presidente del Partido Liberal, Luis Felipe Ramos, a sus pares de la recién creada Unidad Constituyente, bloque político que integran Ciudadanos, DC, PS, PPD, PR y el PRO.

Apenas habían pasado algunas horas del fallido intento por dar una señal de unidad entre el Frente Amplio (FA) y Unidad Constituyente tras el amplio triunfo del Apruebo y la convención constitucional en el plebiscito -gesto que fracasó debido a que los dirigentes frenteamplistas llegaron a la cita acordada con más de una hora y media de retraso-, cuando sonó el teléfono en la sede del PS. La voz de Ramos dejaba entrever la urgencia que había tras esta petición.

Pero hasta el viernes 30 aún no se fijaba una fecha para ese encuentro. De uno y otro lado, la excusa era la misma: problemas de agenda, algo que debería ser fácil de resolver si hubiera real voluntad política, reconocen desde los mismos partidos

“Cada vez se nos hace más cuesta arriba buscar entendimientos con las directivas frenteamplistas”, admiten miembros de las mesas responsables de la conducción del PS y el PPD.

Un muro invisible, el de la desconfianza y la pérdida de credibilidad, se ha ido levantando inexorablemente entre las directivas del PS y el PPD, por un lado, con sus pares de RD, Comunes y Convergencia Social, por el otro, impidiendo avanzar en acuerdos.

Lo ocurrido la tarde del 30 de septiembre pasado, cuando los dirigentes del FA se retiraron inesperadamente de la sede del PS en medio de las negociaciones para enfrentar unidos la elecciones de gobernadores, para ir al Servel a inscribir en solitario las primarias del FA, marcó un antes y un después en las relaciones entre las colectividades.

Desde entonces, aseguran en las directivas del PS y el PPD, “ya no le creen” a la timonel de RD, Catalina Pérez, a quien acusan de tener un discurso público y otro en privado -de hecho, le sacan en cara haber hecho seis declaraciones distintas en la semana previa- y se ha acentuado la molestia con el presidente de Comunes, Jorge Ramírez, por la forma en que han exacerbado las críticas en contra de las “castas políticas” y al rol de los partidos de la Concertación que están detrás del “no son 30 pesos, sino 30 años” que se escucha desde el estallido social.

Es tal el distanciamiento, aseguran fuentes de Unidad Constituyente, que el domingo 25, cuando aún las mesas de sufragio estaban recibiendo a los votantes y en la oposición se hacían esfuerzos por lograr un gesto de unidad, pese a la decisión del PC de restarse de una foto en que aparecieran celebrando todas las oposiciones, la timonel de RD trató de contactar en varias oportunidades a sus pares del PS, Álvaro Elizalde, y del PPD, Heraldo Muñoz, pero ninguno quiso recibir su llamado. El único que aceptó hablar con ella fue el presidente del PR. Carlos Maldonado.

Hoy día hay muy pocos dirigentes que quieran “jugarse el pellejo” por defender una alianza política con el Frente Amplio, reconocen en las filas del PS, uno de los partidos de la ex Concertación que en los últimos dos años había impulsado con más fuerza la estrategia de la unidad, incluso a costa de perder identidad.

Hace tan sólo un año, no eran pocos los parlamentarios y dirigentes socialistas que, molestos por el comportamiento que tuvo la DC con la administración de Bachelet II y luego por el apoyo de los congresistas de la falange a iniciativas del gobierno de Piñera, apostaban por revitalizar un polo de izquierda moderna a través de un pacto que aglutinara al PR-PPD-PS con el Frente Amplio y el PC.

Hoy, sin embargo, esos sectores guardan silencio o van quedando en solitario frente a la ofensiva por repotenciar el arco de las fuerzas que estuvieron en la antigua Concertación rearticuladas en el pacto Unidad Constituyente.

“Es un error revivir la Concertación. Si el PS es un partido de izquierda es un error el estar confluyendo con fuerzas que no están por los cambios profundos al modelo”, dijo el jueves pasado la diputada socialista Maya Fernández, durante un foro convocado por las fundaciones Nodo XXI y Rosa de Luxemburgo, al que asistió junto a la exministra y militante comunista Claudia Pascual, el dirigente de No+AFP, Luis Mesina; el timonel de Comunes, Jorge Ramírez, y el director de Nodo XXI, Carlos Ruiz, en el que analizaron los desafíos de la izquierda frente al proceso constituyente y en donde la parlamentaria socialista abogó por unidad con contenidos entre quienes comparten un ideario común.

Baile de máscaras

“Si la unidad no se logra, no será por nuestra culpa”, señala el timonel socialista, Álvaro Elizalde. Tesis que comparte el presidente del PPD, Heraldo Muñoz. Por separado, las directivas de ambos partidos ratificaron el martes 27 la decisión de realizar “todos los esfuerzos” por alcanzar una lista única de candidatos a constituyentes, que se legislen escaños reservados para pueblos indígenas y la posibilidad de que las listas de los movimientos sociales e independientes puedan ir en subpactos con los partidos, para asegurar una mayor elegibilidad. Eso como punto de partida, para luego confluir en primarias amplias de todas las oposiciones para las próximas presidenciales, estrategia que también es apoyada por el PRO.

“Les hemos dicho claramente a Fuad Chahin (presidente de la DC) y a los dirigentes del Frente Amplio que el que divida será castigado por la ciudadanía”, añade Elizalde, aún ofuscado por las declaraciones del timonel falangista, quien a sólo horas del triunfo del Apruebo, ya estaba planteando el ir separados en dos listas a la constituyente, una que agrupe a los expartidos de la Concertación hoy articulados bajo el nombre de Unidad Constituyente, y otra del Frente Amplio y el PC.

La estrategia de los dos polos opositores es mayoritaria dentro del Partido Comunista y se ha visto alentada por tener a uno de los suyos, el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, en los primeros lugares de la carrera presidencial, según todas las encuestas. Pero también por una diferencia ideológica no menor. Para el PC, el acuerdo político del 15 de noviembre pasado, que posibilitó el plebiscito constituyente, era también un salvavidas para toda la institucionalidad que ha sido cuestionada por la ciudadanía y un freno para que, a través del camino insurreccional, se constituyera un gobierno popular.

En privado, desde el Frente Amplio han notificado a las directivas de Unidad Constituyente que las dos listas serían mejor escenario, pese a la fuerte tensión que provoca al interior de ese bloque la idea de ir en una alianza con el PC.

Al menos el Partido Liberal y un sector de RD han amenazado con salirse del Frente Amplio si se da ese paso, lo que se sumaría a los quiebres que ya sufrió ese conglomerado político en diciembre y enero pasado.

Por lo pronto, RD reforzó su equipo de negociadores, incorporando al diputado Giorgio Jackson, debido a las reticencias que provoca Catalina Pérez en las directivas del PS y el PPD.

Así, las reuniones bilaterales han seguido adelante, aunque con pocas esperanzas de llegar a un pacto de unidad.

“Todos hablan de unidad, porque nadie quiere pagar los costos de ir divididos. Pero en esas declaraciones hay mucho de baile de máscaras”, admite un dirigente del PR.

El viernes 30 de octubre en la mañana, en la reunión de los presidentes de partidos de Unidad Constituyente, aunque no se cerró la puerta definitivamente a seguir explorando acuerdos electorales con el Frente Amplio y el PC, se tomó la decisión de fortalecer la articulación de Unidad Constituyente como referente político para enfrentar los próximos desafíos electorales.

Es que a muchos en la ex Concertación, con calculadora en mano, el resultado del plebiscito del 25 de octubre lo ha hecho pensar en la posibilidad de volver al gobierno.

Análisis electorales que circulan entre los negociadores de la DC señalan que una primaria presidencial entre seis candidatos de Unidad Constituyente en competencia con Daniel Jadue y Beatriz Sánchez tiene escasas posibilidades de ganarle al abanderado comunista.

Una idea que ha ido permeando sectores del PPD y del PS, debido a la desazón que les ha producido lo que han calificado como “zigzagueante” conducta del Frente Amplio hacia estos partidos de centroizquierda.

En el PS, incluso, dirigentes como el secretario general del partido, Andrés Santander, el senador José Miguel Insulza y la senadora Isabel Allende, se han mostrado partidarios de dejar solos de una vez por todas al Frente Amplio, que sean ellos los que pateen la mesa y así salir a competirles abiertamente en las próximas elecciones de alcaldes, parlamentarias y presidenciales.

En el FA -aseguran en esos sectores del PS- no han abandonado la idea de superar a los partidos tradicionales, la misma lógica que siguió en España Podemos frente al PSOE, y que permitió a la derecha española mantener el gobierno, pese a ser minoría en las elecciones. Tesis que no es compartida por Elizalde ni Escalona, ni por la directiva del PPD.

“Hay dos argumentos que apuntan a la unidad. En la elección parlamentaria pasada, la oposición fue en tres listas y, aunque sumadas daban el 62% de los votos, la derecha logró quedarse con el 46% de los escaños en la Cámara de Diputados, pese a haber obtenido sólo el 38,6% de los sufragios. Si vamos en tres o más listas, la oposición podría terminar regalándole casi la mayoría de la constituyente al oficialismo. El segundo argumento es lo que ocurrió en España. Mientras Podemos peleaba y buscaba superar al PSOE, gobernaba la derecha; sólo cuando buscaron un entendimiento con Pedro Sánchez lograron hacerse del gobierno”, señala Francisco Vidal, vicepresidente del PPD.

Alejados de las cúpulas, en los territorios las conversaciones están adquiriendo su propia dinámica. Esta semana, en Providencia, las directivas comunales de todos los partidos opositores acordaron realizar una primaria unitaria no convencional para llevar un solo candidato que pueda competir el sillón edilicio a la actual alcaldesa UDI Evelyn Matthei, quien, además, figura como precandidata presidencial de su sector. Un hecho que podría replicarse en otras comunas.

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