Más allá de la belleza: Cuerpos Pintados de Roberto Edwards

Obra de Helena Torres. Argentina, 1997.

Empresario, editor y fotógrafo, el fundador de revista Paula murió el viernes a los 85 años. En los 80 comenzó un proyecto audaz e innovador que dejó huella en el arte: invitó a un grupo de artistas a pintar sobre modelos desnudos.


Al principio fue un experimento a pequeña escala. En 1981 Roberto Edwards convocó a su taller un grupo de amigos pintores, entre ellos Carmen Aldunate y Mario Toral. Los invitó a pintar sobre el cuerpo de modelos desnudos. Usaron pigmentos no tóxicos y Edwards documentó el trabajo con sus fotografías. El resultado fueron obras de gran belleza y sensualidad, que aludían a las pinturas tribales y le dieron un nueva dimensión al body art.

“El cuerpo humano es una máquina maravillosa y fantástica”, diría. “Es tan hermoso”.

Obra de Concepción Balmes, 1989.

El proyecto creció y a mediados de los 80 Edwards creó el Taller Experimental Cuerpos Pintados: 45 artistas chilenos participaron del proyecto y sus fotografías dieron forma a un libro elegantemente editado. En 1991, las imágenes tomadas por Edwards se exhibieron en el Museo Nacional de Bellas Artes, con gran éxito.

Empresario, editor y fotógrafo, Roberto Edwards murió el viernes a los 85 años y dejó una profunda huella en el periodismo, a través de la fundación de revista Paula, y en el mundo del arte.

Nacido en Londres en 1937, el hijo menor de Agustín Edwards Budge y María Isabel Eastman, hermano de Agustín Edwards Eastman, ex director de El Mercurio, pasó por la Escuela Militar, estudió Arquitectura y Economía, pero su verdadera pasión fueron el arte y la fotografía.

Benito Rojo, 1986.

Tras fundar Paula en 1967, una de las revistas más exitosas del periodismo chileno, adquirida en 2003 por Copesa, Edwards inició el proyecto Cuerpos Pintados. La exposición recorrió 32 museos de América y Europa. Entre 1991 y 2003 se sumaron más de 100 artistas de América Latina y comenzó una nueva muestra, donde participaron músicos, historiadores y antropólogos.

Aplaudido por el público y la crítica, el proyecto estaba animado por el espíritu abierto y curioso de su creador: “Estamos experimentando”, solía decir. “Siempre es una sorpresa”.

Alfredo Pior. Argentina, 1993.

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