Un gabinete bajo presion

Rodrigo Delgado juró esta semana como nuevo ministro del Interior.

Estallido social, pandemia y la polarización política han pasado la cuenta al equipo ministerial de Sebastián Piñera. La presión llega a un punto límite entre los miembros del gabinete, donde los desencuentros internos y la molestia con Chile Vamos comienzan a asomar.


Estaba evidentemente emocionado. El martes 3, el titular de Hacienda, Ignacio Briones, se veía conmovido durante la despedida del ahora exministro del Interior Víctor Pérez en el patio de Las Camelias, en La Moneda.

Rodeado de ministros y colaboradores, el Presidente Sebastián Piñera dio el adiós a su tercer jefe de gabinete luego que éste renunciara tras la aprobación de la acusación constitucional en su contra en la Cámara de Diputados. El ánimo de Briones -que algunos lo atribuyeron a la salida de Pérez, mientras que otros a una mala semana legislativa-, era una sensación compartida de varios ministros sectoriales, entre quienes se ha instalado un sabor amargo: varios consideraban que la dimisión anticipada y sorpresiva de su primus inter pares era una constatación de que la oposición no los iba a dejar gobernar en lo queda del segundo mandato.

Poco antes y -continuaría así en las horas siguientes- el chat de ministros del gabinete se convirtió en un lugar de catarsis. Varios hicieron llamados a la unidad y a “no rendirse” en medio de un panorama que en La Moneda creen que se hace cada vez más cuesta arriba, lo que ha generado preocupación -incluso en el entorno presidencial y en el propio Mandatario- por un gabinete “estresado” y desanimado. En este escenario, le tocó asumir al día siguiente al exalcalde de Estación Central Rodrigo Delgado como nuevo jefe de gabinete (ver páginas 22-23).

Un gabinete tensionado

-Me dejaron solo.

El reproche lo hizo el ministro Briones hizo a su par de la Segpres, Cristián Monckeberg, justo siete días antes que se aprobara la acusación constitucional en contra de Pérez. El titular de Hacienda estaba molesto por cómo se llevaron las tratativas en el Congreso y no ocultó su enojo.

El martes 27 de octubre la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados aprobó en general -con votos oficialistas- tres proyectos de ley que permiten un segundo retiro del 10% del fondo de pensiones, lo que revivió las recriminaciones cruzadas con Chile Vamos de cuando se aprobó, en julio pasado, el primer retiro.

-Tú no fuiste al Congreso.

El titular de la Segpres retrucó a Briones -en el áspero diálogo- no haber asistido al Congreso en esa oportunidad y conectarse vía Zoom, teniendo que recibir las críticas en persona, además, de reprocharle que no logró proponer una propuesta concreta para desactivar la ofensiva parlamentaria.

El episodio, afirman en Palacio, da cuenta de que el propio comité político se ha visto tensionado en las últimas semanas, lo que ha generado un mayor estrés al interior del gobierno.

La disputa entre ambos generó que Evópoli -partido en el que milita Briones- criticara con dureza a Monckeberg, tensionando aún más el ambiente. Una semana después el titular Segpres fue objetivo de la ira UDI tras la caída de Pérez: se le enrostraba no haber logrado conseguir respaldos para desactivar el libelo.

En el gobierno bajan el perfil a la discusión entre Briones y Monckeberg -lo de la UDI aún es noticia en desarrollo- y afirman que el desencuentro quedó atrás y que ambos han estado trabajando para sacar adelante el Presupuesto 2021, tema en el cual sufrieron otro revés durante esta semana luego que la centroizquierda rechazara la partida del Tesoro Público, lo que terminó suspendiendo la tramitación del proyecto.

Aunque ha sufrido varias reestructuraciones desde el estallido social el comité político se ha convertido en un epicentro de tensiones. En el último tiempo -por ejemplo- el “fiato” del corazón del gobierno ha andado a trastabillones.

Si bien con el ministro Pérez había buen trato, el otrora jefe de gabinete, afirman en el gobierno, no logró generar una relación fluida con sus pares. El único que tuvo un trato más directo y cercano con él, dicen las mismas fuentes, fue el ministro de la Segegob, Jaime Bellolio.

Los múltiples flancos que debió enfrentar en los tres meses que duró en el cargo -Araucanía, paro de camioneros, caso Pío Nono y acusación constitucional- no hicieron posible, dicen, que Pérez desempeñara con relativa tranquilidad su rol de jefe de gabinete. Un estilo hermético y la reticencia al uso de las tecnologías como WhatsApp, hacían -además- más difícil que las relaciones fluyeran.

Asimismo, han existido roces entre los equipos de Bellolio y la titular de Desarrollo Social, Karla Rubilar. Esto, sobre todo al inicio cuando Rubilar implementó las vocerías sociales cuando ya había dejado la Segegob. De todas formas, en Palacio descartan que las relaciones entre ambos ministros sean malas, solo reconocen que les toca interactuar poco por el tipo de temas que abordan.

El continuo desgaste del gabinete hace que para Piñera sea crucial que con la llegada de Delgado el equipo político fluya bien. Desde que arribó el nuevo titular del Interior, quien lleva solo unos días en el cargo, el Mandatario le ha pedido a los ministros del comité político que trabajen coordinados y que se apoyen mutuamente. Así lo transmitió al menos el jueves 5 en un almuerzo que sostuvieron en Palacio, que es habitual esos días, y en la que delineó las principales tareas para el exalcalde.

La inquietud de Piñera por la recuperación del equipo para mejorar la coordinación, generar lazos y hacer una especie de “arenga” hizo que el Presidente convocara ayer, desde las 13.00 horas, a su comité político a una reunión más informal en el palacio presidencial de Cerro Castillo, en Viña del Mar (ver foto). La idea era generar un ambiente distinto para inyectar energía y enfrentar lo que viene.

No es una tarea fácil. La frustración en el gabinete crece ante un escenario en el que no pueden avanzar en sus temas, en gran parte, dicen, porque el clima en el Congreso es muy duro y no tienen margen para negociar los proyectos y sacarlos adelante y también porque ha existido desorden oficialista.

Además de la nueva amenaza por el retiro del 10% de los fondos previsionales y el Presupuesto, el gobierno tampoco ha logrado sacar adelante el proyecto de pensiones, de inhabilidades, de escaños reservados, ni ha conseguido la aprobación de los nombres de los consejeros del Consejo para la Transparencia. Todo eso ha generado que sean semanas muy duras en el Congreso. Además, han ocurrido traspiés innecesarios, afirman algunos, por ejemplo, con la polémica que la oposición generó con la solicitud de los datos personales que hizo Hacienda respecto a las personas que habían retirado el 10%.

Allí apuntó la vocería del ministro Bellolio tras la cita en Cerro Castillo. “Hacemos un llamado a que la oposición a que deje de oponerse a todos los proyectos que propone el gobierno”, señaló.

En el gobierno lo que más ha afectado, y también en Chile Vamos, es que la apuesta de La Moneda era que, una vez superado el plebiscito -donde hubo diferencias en el gabinete y en los partidos- el oficialismo iba a estar unido en contraste con la centroizquierda. Estaban tan convencidos de eso, que Piñera se encargó de que hubiera dos puestas de escena al día después del referéndum: una con su gabinete y otra en un encuentro con Chile Vamos fuera de La Moneda.

En ambas citas llamó a la unidad, a que se vea un gobierno que no está paralizado y despejar cualquier idea de que se inició el síndrome del “pato cojo”. Asimismo, reiteró las prioridades para lo que restan de su administración: reactivación económica y empleo, enfrentar la pandemia, orden público, sacar adelante la reforma de pensiones y que se desarrolle con éxito el proceso constituyente donde para el Mandatario es clave que Chile Vamos obtenga la mayor cantidad de constituyentes y poder influir en los contenidos de una nueva Constitución.

En Palacio afirman que es tradicional que cuando comienza a asomarse el fin de una administración comiencen los problemas, las desafecciones, el inicio de las carreras presidenciales, pero -lo concreto- es que el actual gobierno tuvo un frenazo en octubre con el estallido social, a ello se sumó la pandemia y se suman factores que no estaban en otros gobierno y que generan mayor incertidumbre: que el próximo año habrá más elecciones que las habituales, porque estarán las de gobernadores y constituyentes; el Covid-19 aún le resta tiempo hasta que exista una vacuna, lo que se espera que esté a mediados del próximo año; y habrá un proceso constituyente donde en la práctica, sostienen en La Moneda, estarán operando dos Congresos y no saben cómo esto terminará influyendo en el ambiente político.

El clima de frustración en La Moneda se atiza con la incertidumbre sobre los ministros y subsecretarios que saldrán del Ejecutivo para competir en las elecciones parlamentarias y de constituyentes. En cuanto a los primeros comicios, hasta ahora, serán solo subsecretarios, pero en la segunda ola la apuesta es que también salgan varios ministros del gabinete. Piñera, de hecho, dicen en su entorno, busca tener buenos candidatos para la convención constitucional y, para eso, agregan, sabe que tienen que salir secretarios de Estado.

Malestar con los partidos

Más allá de la situación interna del gobierno, en La Moneda hay malestar porque también sienten que el ambiente está “empantanado” con los partidos de Chile Vamos. En Palacio creen que las colectividades no actúan como “pararrayos” y que no son capaces de defenderlos y -peor aún- se suman a recriminaciones.

En la Segpres resienten que la UDI haya criticado al ministro Monckeberg porque, a su juicio, no hizo lo suficiente por Pérez en la acusación constitucional y que no se haya destacado que estuvo todo Chile Vamos alineado, sobre todo, luego del error que cometió la defensa del ahora exministro.

De igual manera, en Palacio hay molestia con Evópoli porque parlamentarios de la Región de La Araucanía decidieran congelar relaciones en medio del caos. “Por suerte, la oposición está peor que nosotros en cuanto a unidad”, afirma un ministro tratando de ver el vaso medio lleno. En todo caso, en los partidos la mirada también es crítica respecto a La Moneda: transmiten que falta coordinación y desarrollar estrategias que sean efectivas.

En las próximas semanas para La Moneda lo más relevante será sortear la discusión del Presupuesto, donde la Segpres apuesta a llegar a un acuerdo mañana para retomar su tramitación. Asimismo, busca que con la estrategia coordinada con los partidos de ingresar indicaciones al proyecto del 10%, éste resulte siendo “menos dañino”, aunque ya dan por descontado que será despachado. También quieren insistir en sacar la propuesta del oficialismo en cuanto a escaños reservados -un tema que les preocupa por las consecuencias que pueda tener en los constituyentes-, y aspiran a poder, en el mejor de los escenarios, lograr sacar la reforma de modernización de Carabineros y sellar finalmente un acuerdo en pensiones.

Los más optimistas en Palacio transmiten que van bien encaminados en las reformas y que van “paso a paso”. Además, recalcan que todavía tienen algo a su favor que puede ayudar a reactivar los ánimos al interior del gobierno: las encuestas -tanto internas como públicas- siguen favoreciendo a todas las cartas de Chile Vamos para ganar las elecciones presidenciales y que exista continuidad de este gobierno.

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