Autos quemados, escuchas telefónicas y un reloj espía: Auge y caída de un robo que parecía perfecto

Los 16 detenidos por el llamado "robo del siglo" planificaron el atraco concertados con los dos guardias de la empresa Esertval. Sabían donde cortar la luz, por dónde entrar, y hasta cómo eludir las alarmas de humo. Según relató el fiscal Marcelo Carrasco al tribunal de garantía, para tener la orden de detención de los sospechosos, el mismo día que declararon los vigilantes el OS-9 ya tenían sospechas sobre ellos. A partir de eso, se comenzó a armar toda la prueba para el caso.


Alejandra andaba en la feria ese 28 de septiembre del 2017. Allí trabajaba. Estaba abrumada, no lo había pasado bien la noche anterior, acomplejada por una violenta discusión con su pareja, Jesus Bravo, quien se desempeñaba como guardia de seguridad de la empresa de valores, Esertval, firma que hacia diez días había sufrido un cuantioso atraco en Independencia, donde 16 personas se llevaron cerca de $ 16 mil millones.

La mujer quería conversar con alguien, pues la discusión con su pareja tenía algunos ribetes de violencia intrafamiliar. Es asi que a las 14.03 de la tarde llamó a una amiga y le contó su calvario.

Ya se había instalado en su puesto, ese 28 de septiembre de 2017, cuando recibió un llamado, a las 14.03 de la tarde. Era una de sus amigas. Alejandra le dijo que estaba mal y le relató la discusión que tuvo la noche anterior con su pareja y su hermano. Es en este relato dijo que le había preguntado a su hermano: “¿Cuánto te van a dar en cana? 20 años por el robo del siglo”.

La frase no solo la escuchó su amiga, sino que también un equipo del OS-9 de Carabineros que tenía sus comunicaciones intervenidas, pues su pareja, Jesus, y su hermano, Eduardo, estaban en la mira de la policía por ser los guardias de seguridad de la empresa donde se había cometido el atraco.

Según el acta de entrada y registro para detener a los 16 imputados del caso, tanto Jesus y Eduardo habían dado información errónea y poco creíble al declarar como víctimas en la investigación, un día después del robo. Desde el primer día estuvieron en el radar de sospechosos.

“Las sospechas fueron confirmadas por reconstitución de escena de fecha 20 de septiembre de 2017, practicada por OS-9 con ambos guardias y donde fue posible evidenciar inconsistencias del relato. El imputado Jesús Bravo señaló que lo dejaron en el suelo trancando una puerta para evitar que se cerrara, pero las grabaciones muestran que fue trasladado directamente al patio de la empresa, donde quedó esposado. El guardia indicó haber sido esposado por los delincuentes con las manos hacia atrás, pero las grabaciones de las cámaras de seguridad lo muestran sentado en el suelo con las manos esposadas hacia adelante. Sin embargo, cuando el resto de la banda se retiró del lugar, Jesús Bravo aparece en las grabaciones incorporándose esposado con las manos en la espalda. Por estas sospechas acerca de la verdadera participación de los guardias, se solicitó autorización judicial para proceder a la interceptación telefónica” de Alejandra, dice el escrito que el fiscal envío al Juzgado de Garantía.

La reunión

Las horas después del atraco fueron fundamentales para los investigadores. El OS-9 detectó todas las cámaras de las autopistas que dieran con los autos que los ladrones usaron para el robo, hasta que en Puente Alto encontraron dos vehículos quemados. No había duda para los carabineros que estos habían sido utilizados en el asalto.

Con esa información se rescataron las placas patentes y se buscaron en el sistema de cámaras de las autopistas colindantes a Independencia. Se detectaron, pero como eran falsas no había mucho más que hacer, por eso analizaron qué otros autos seguían su misma ruta en la huída, hasta que otros dos autos los seguían.

Los antecedentes del Ministerio Público, entregados al tribunal, dan cuenta que “el vehículo Suzuki Grand Nomade empleado para cometer el robo portaba la placa patente DHZH-26 y realizó el mismo trayecto que los otros dos vehículos. Sus placas patente registraban encargo por robo de fecha 12 de agosto de 2017 en la comuna de Puente Alto. En el caso de la camioneta Kia modelo Frontier, circuló sin placas patentes por las autopistas, pero en conjunto con los otros tres vehículos. Debido a que los cuatro vehículos ya mencionados circulaban sin TAG, fue posible obtener fotografías de los mismos tomadas por los pórticos de las autopistas. Estas fotos permitieron al OS-9 confirmar que las placas patente que portaban el furgón Peugeot Boxer, y las station wagon Hyundai Santa Fe y Suzuki Grand Nomade, no daban cuenta de sus verdaderas identidades, descartando además la participación de sus propietarios en la comisión del robo a Esertval, ya que el furgón Peugeot Boxer correspondía a la PPU HVZT-54 y había sido sustraído a su propietario, al igual que la station wagon Hyundai Santa Fe, cuya verdadera patente era BKJR-21″.

Uno de estos autos entregó otro antecedente relevante para los investigadores: el Nissan, modelo Juke, a nombre de la pareja del imputado Leandro Alvarado, efectuó el mismo recorrido que la Hyundai Santa Fe, pero el día 18 de septiembre de 2017, a las 08. 38 horas y 12. 14 horas. “Por los análisis posteriores, se pudo establecer que estos recorridos fueron realizados con la finalidad de calcular los tiempos de desplazamiento previo a la comisión del robo”, expuso el fiscal por escrito al 3 Juzgado de Garantía de Santiago.

Con estos antecedentes, más los teléfonos intervenidos, los persecutores comenzaron a preparar el caso. Carabineros levantó pruebas, pidió datos bancarios, revisó tarjetas de créditos, y comenzó a preparar el contragolpe para tener los medios de prueba.

El 30 de marzo de este año declaró Jesus Bravo ante el OS-9. Lo hizo en calidad de imputado, ya no como víctima, donde partió su relato señalando que “presté una declaración falsa de los hechos a los funcionarios policiales que concurrieron a realizar diligencias en torno al robo de más de 15.000 millones de pesos”.

El guardia, quien en una primera instancia dijo que salió a comprar cigarrillos y que fue abordado por cuatro personas quienes lo golpearon en el suelo, recordó cómo se gestó el robo. “Este delito se planificó en días previos, no recuerdo la fecha exacta, hubo una reunión en la casa del Mingo, ahí además del referido estuvo el Chupita que es primo del guatón Mingo, debe tener unos 20 años, ‘el Karen Paola’ de 20 a 30 años, cercano a Leandro, era de Renca, “el Vaquilla”, “El guatón Nolo”, Leandro, “el viejo especialsita en Oxicorte, “el blaky”, “el viejo Luchín” que es cojo, “el futbolista Pino”, “el dólar”, mi cuñado Eduardo, y yo”, dijo.

La conversación ocurrió en Lo Prado, donde Jesus recordó que “se habló que ya había algunos carros de supermercado guardados para poder sacar la plata desde la empresa, se notaba que quien dirigía la operación era “el viejo Luchín”. Él llegó último y todos lo esperaron para comenzar a planificar. Además de carros de supermercado, decían que tenían guardados los autos, pero faltaba comprar las patentes para ponérselos porque eran robados, situación de la cual se encargaría el Vaquilla. También se habló de un galpón que se arrendó muy cerca de la empresa, en Independencia, no tengo claro el lugar exacto pero tengo conocimiento que lo arrendaron, incluso en el lugar montaron una especie de fachada de una empresa de limpieza”.

Pero, el guardia, dijo que esta no era la primera reunión en torno al caso, sino que esta fue la primera donde él participó. “La instrucción que yo recibí en ese momento era que el día en que se cometería el delito, debía salir a comprar para que ellos me abordaran afuera y así pudieran ingresar al lugar, esta instrucción me la dio particularmente ‘EL Nolo’, él se veía muy interesado en llevar a cabo esta operación, dijo que sí o sí lo haría porque ya tenía otra persona adentro, incluso comentó que tiempo atrás había arrendado un departamento frente a la empresa Esertval, desde donde vigilaba la entrada y salida de los camiones de valores, horario de los vigilantes, tiempo que demoraba el portón en cerrar, refirió que los vigilantes salían sin armamento cuando abrían el portón, además tenía bastante conocimiento del tema interno porque contaba con una mujer de nombre Rosa que trabajaba adentro como jefe de operaciones, ella le entregaba toda la información. Según recuerdo, ‘el nolo’ dijo que iba día por medio al departamento para vigilar lo que ocurría con la empresa”.

Además, los asaltantes tenían todos los movimientos internos de la empresa. Fotos, horarios, turnos, y el funcionamiento del lugar. Toda la información no solo la tenían de palabra, sino que también imágenes registradas a través de un “reloj espía”. “Eduardo en forma previa grabó con un reloj espía la ubicación de las cámaras de seguridad, baterías de los sensores de humo y esto lo puso a disposición de los sujetos para que pudieran actuar con más rapidez y conocimiento de la infraestructura. Hacer presente que ellos debían saber el tema de los sensores de humo, porque trabajaron bastante tiempo cortando la bóveda y con ello generaron una gran cantidad de humo”, declaró Jesus ante los investigadores.

El día del robo

Ya se sabe que el robo ocurrió a las 01.00 del 19 de septiembre, pero poco de cómo fue el paso a paso de los asaltantes esa noche. El plan comenzó un par de horas antes, según los antecedentes con los que cuenta el Ministerio Público.

Fue a las 20.00 de la tarde que comenzó el turno de Jesus y Eduardo. El primero había pedido un cambio de día para coincidir con el robo, así estaba estipulado. Alrededor de las 22.12 de la noche llegó al sector, Felipe Mateluna, quien junto a otros dos sujetos bajaron desde una camioneta blanca frente a la empresa portando una escalera, con la cual subieron hasta un poste ubicado en la vía pública, desde el que cortaron la fibra óptica vinculada al servicio de internet que conectaba con el sistema de alarma de Esertval, para luego retirarse del lugar.

Horas más tarde, cerca de las 00.45 horas, Jesús Bravo, salió con la excusa de comprar cigarrillos, y al retornar a la empresa, “de acuerdo con lo planificado en el seno de la asociación ilícita”, dice el fiscal en su escrito, fue abordado por dos sujetos: Manuel Díaz, Pablo Cordero, quienes lo habrían intimidado para hacer un ingreso violento al recinto.

Ya dentro de la empresa se encontraba Eduardo Moya, cumpliendo sus funciones de vigilante y también concertado, procedió a abrir la puerta interior, para seguir simulando todos un robo con violencia, razón por la cual le dieron golpes a los vigilantes y los esposaron. “Una vez supuestamente reducidos los vigilantes y vencidas todas las barreras de seguridad, llegaron los demás imputados a la empresa en los vehículos PPU JCSL-64, furgón, marca Peugeot, modelo Boxer, color blanco, año 2016 y la camioneta Kia modelo Frontier, color blanca, que no portaba PPU, ingresando y realizando un forado en la bóveda donde se encontraban en custodia los aproximadamente $ 16 mil millones. Tardaron aproximadamente tres horas en cargar todo el dinero, utilizando para su transporte hacia los vehículos antes mencionados, carros de supermercado”.

El patrimonio

Pasaron tres años del robo, donde la vida de los asaltantes no cambió mucho en torno al milonario botín. Tres integrantes de la banda fueron detenidos este año por Carabineros por otros robos, y el resto siguió moviéndose en el mundo del hampa, dicen fuentes policiales. Eso sí, invirtieron su dinero.

El negocio de los asaltantes giró hacia la compra de autos de alta gama y propiedades. En total, entre todos acumularon más de 100 vehículos y 37 inmuebles, además de la constitución de sociedades falsas para triangular los dineros, por lo que el Ministerio Público también los indaga por el delito de lavado de activos.

Por ejemplo, según los antecedentes de la fiscalía, entregados al tribunal de garantia, el imputado Leandro Alvarado, creó dos sociedades. “Transporte Berbey Spa2″, creada el 11 de junio de 2019, para transporte de carga por carretera; y “Mallas Prime Spa”, creada el 11 de octubre de 2019, mallas protectoras para terrazas.

Domingo Lillo, alias “el mingo”, se dedicó a comprar autos. El último, una Toyota RAV 4, dorado, en $9.7 millones, los que fueron pagados en dinero efectivo con billetes de $20.000 y $10.000 pesos, a nombre d esu pareja. En la compraventa no compareció directamente el imputado, quien fue representado por su abogado, quien de acuerdo con la declaración de la vendedora, pidió que el precio señalado en el contrato fuera de sólo de $5 millones de pesos.

Además, el OS-9 identificó una sociedad que mantiene el imputado Claudio Pino con Pablo Cordero , en la que el primero tiene participación de 25%. El primero compró casas por sobre los $ 100 millones, entregando siempre el pie del 10% en efectivo. En tanto, Cordero, a través de su pareja, según la fiscalía, constituyó dos sociedades inmobiliarias.

En las detenciones de ayer, se incautaron además $20 millones en efectivo, además de los documentos de las sociedades creadas por los asaltantes. Se espera que de ahí salga más información para rastrear el resto del millonario botín.

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