
César Hidalgo y su veta de filántropo: “La gente no quiere dinero por ser pobre, sino porque valoren su talento”
Esta semana, el físico chileno radicado en Boston abrió -por su cuenta- un concurso para proyectos artísticos en el que entregará 4 premios de un millón de pesos cada uno. El plazo cierra el 1 de julio. "Hay gente en Chile que cree que las donaciones son más un asunto de cultura católica, de culpa y pobreza, pero hay otra orientación, que es el de darle al que tiene talento para que se desarrolle, ojalá se dedique a eso, y no se desperdicien esos talentos", dice.

Es versátil el físico chileno César Hidalgo. Cuando estalló la crisis social y política en Chile en octubre del año pasado, en vez de quedarse de espectador en Boston -donde vive con su familia hace 15 años-, decidió involucrarse. A su forma, eso sí. Y fue a través de Chilecracia, una plataforma de participación en la cual se acumularon datos sobre la percepción de personas respecto de políticas públicas.
Ya está inactiva, pero la prueba y uso en Chile les permitió lanzar plataformas iguales en El Líbano, Colombia y Georgia, todas zonas con conflictos políticos abiertos.
Ahora, con la crisis derivada de la expansión del coronavirus, lo hizo de otra forma. Esta vez, recurrió a recursos propios y a principios de esta semana abrió un concurso para aplicar a un “Premio a la Cultura y las Artes” para “promover la creación cultural en tiempos de Covid-19″. Se trata de cuatro premios de un millón de pesos cada uno, para propuestas artísticas creativas de cualquier disciplina, las que serán sometidas a un concurso y elegidas por Hidalgo y su equipo.
El plazo para postular es hasta el 1 de julio. En cuatro días -cuenta el físico chileno- ya han llegado más de cien concursantes.
“La crisis sanitaria afecta a distintos sectores de distintas maneras: afecta de manera especial a quienes son de una clase media precarizada, a las industrias creativas y de entretenimiento, que son actividades urbanas. Conozco a gente de ese espacio, y me dí cuenta de que quizás valía la pena abrir un concurso que permitiera apoyar a esas personas porque en Chile hay gente muy creativa y no tiene una oportunidad”, dice al teléfono desde Boston.
Hay de todo entre los proyectos que han recibido hasta ahora: trabajos audiovisuales, proyectos teatrales y gráficos, música. Hidalgo está empeñado en motivar a personas con recursos que viven en Chile, para que también abran sus propios fondos para ir en ayuda de personas que se dediquen al arte y la cultura.
“Parte de lo que me interesa es liderar con el ejemplo para invitar a otras personas a que hagan lo mismo. En Chile no hay cultura de filantropía, solo de caridad, y cuando hay acciones de caridad importantes, las de filantropía tienen una importancia distinta”, afirma. “La gente no quiere dinero por ser pobre sino porque valoren su talento y sus sueños. Yo no estoy dando ese dinero porque quien postule sea pobre o no, sino por su talento. En Chile hay mucha gente con talento que puede desarrollarlo, si tiene a alguien que lo apoye”, agrega.
De momento, los telefonazos desde Boston no han tenido resultados, pero hay personas interesadas. “Les parece una idea muy nueva o no tradicional, pero creo que quizás van a haber algunos que van a seguir”, relata.
Hidalgo cuenta que, al exponerle la iniciativa a una persona en Chile de buena situación económica, le explicó su visión sobre el tema. “En Chile hay gente con mucho talento y lo que quiere hacer es que alguien apoye esos sueños. Esta persona con la que hablé honestamente estaba sorprendida de esa perspectiva... ‘me abriste la cabeza, nunca había pensado en eso', me dijo. Hay gente en Chile que cree que las donaciones o contribuciones son más un asunto de cultura católica, de culpa y pobreza, de que hay que dar al que tiene menos, pero hay otra orientación, que es el de darle al que tiene talento para que se desarrolle, ojalá se dedique a eso, y no se desperdicien esos talentos”.
Los cuatro millones de pesos comprometidos esta vez, son recursos propios. “Soy profesor universitario, no soy rico, pero ese es el llamado: no tienes que tener 100 millones de dólares para ayudar a la gente. Si quizás tienes unos pocos millones en el banco puedes armar esto, y muchas familias acomodadas en Chile lo pueden hacer generando un premio a nombre de ellos... puede ser un mecenas, pero más pobre, limitado y humilde”, afirma.
Tanto esta iniciativa de filantropía como de la Chilecracia, revelan una visión algo crítica de Chile por parte del físico. “Siempre que ocurren situaciones de este tipo, lo que trato de pensar es cómo puedo contribuir, mas allá de opinar (...) En Chile hay mucho crítico y pocos hacedores, eso me complica muchas veces. Para las personas es difícil hacer, porque están en un ambiente donde no hay valoradores de la creatividad sino que hay consumidores críticos, sin ser creadores. Quiero que haya más gente que cree y no me diga si le gusta o no la canción o la plataforma de datos que hice. Eso es algo que necesitamos para poder aprender”.
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