Un mes negro ha tenido el fujimorismo durante enero. Al fuerte revés en las elecciones legislativas del domingo, que redujo dramáticamente su número de escaños, se sumó la decisión de la justicia peruana de dictar 15 meses de prisión preventiva contra Keiko Fujimori, la líder de Fuerza Popular, en el marco del caso Odebrecht.

En noviembre, la primogénita del encarcelado expresidente Alberto Fujimori (1990-2000) había salido de prisión preventiva cuando el Tribunal Constitucional declaró fundado un recurso que interpuso su familia para que recuperara su libertad. Pero ayer un juez ordenó su reingreso a prisión en respuesta a un nuevo pedido de la Fiscalía que solicitaba que Keiko permanezca encarcelada mientras es investigada por lavado de activos provenientes de supuestos sobornos de la constructora brasileña Odebrecht para financiar sus campañas electorales de 2011 y 2016, que perdió ante Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski, respectivamente.

Pero Keiko no es la única integrante del clan Fujimori con problemas judiciales. A comienzos de mes, la Fiscalía solicitó que el exlegislador Kenji Fujimori, hermano de la líder de Fuerza Popular, fuera condenado a 12 años de cárcel por presuntamente haber intentado comprar votos para evitar la destitución de Kuczynski. Kenji, quien fue el legislador más votado en 2006, habría llegado a un acuerdo con el entonces mandatario para evitar su destitución a inicios de 2018 tras el indulto que le concedió a su padre, el 24 de diciembre de 2017.

En tanto, el patriarca del clan, quien cumple una condena de 25 años por violaciones de derechos humanos, podría ser juzgado por otra matanza cometida durante su mandato. Ello, después de que la Corte Suprema confirmó la anulación del derecho de gracia que se le otorgó en 2017. Así, Alberto Fujimori podría ser procesado como presunto autor mediato del asesinato de seis personas en 1992 por el grupo militar encubierto Colina, la llamada matanza de Pativilca, un caso por el que la Fiscalía solicitó 25 años de pena privativa.

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(Foto: Reuters) Alberto Fujimori asiste a un juicio como testigo en la base naval en Callao, en marzo de 2018.[/caption]

Al sombrío panorama judicial para el clan Fujimori se sumó el descalabro electoral de Fuerza Popular en las elecciones legislativas del domingo, donde la colectividad obtuvo un estimado de 12 escaños en la cámara de 130, muy por debajo de los 73 asientos que tenía en el Congreso anterior. En declaraciones a Reuters, Fernando Tuesta, politólogo de la Universidad Católica de Perú, calificó ese resultado como "una derrota aplastante".

El golpe pone en duda el futuro de un grupo político que ha influido en casi todos los ámbitos de la vida peruana y en la economía local en 30 años, incluso mientras el país se alista para las elecciones presidenciales del próximo año. Pero Luis Galarreta, secretario general de Fuerza Popular y exjefe del Congreso, le bajó el perfil al resultado de su partido en las urnas. "Cualquier partido frente a la persecución que hemos tenido nosotros hubiera desaparecido", dijo a Reuters. "No es la primera vez que el partido ha pasado una situación muy difícil", afirmó el dirigente.

"No es su peor momento"

El profesor de gobierno en la Universidad de Harvard y especialista en Perú, Steven Levitsky, hace un análisis similar. "El fujimorismo está en un muy mal momento. Ha sido castigado fuertemente por el electorado por su comportamiento entre 2016 y 2020, que es visto como una defensa cerrada y fea de la corrupción y la impunidad", explica a La Tercera el coautor del libro "Cómo mueren las democracias". En todo caso, el politólogo aclara que para el fujimorismo "no es su peor momento". "Estuvo muy mal en 2000-2001, después del colapso del régimen y la huida de Fujimori. Keiko todavía no había entrado a la política, y muchos creíamos que el fujimorismo iba a desaparecer", recuerda.

Pero la reciente elección mostró cómo la influencia del fujimorismo disminuyó, mientras los dos hermanos -Keiko y Kenji- permanecen separados públicamente. Respecto a los liderazgos dentro de Fuerza Popular en este nuevo escenario, Levitsky señala que "es posible que Keiko siga liderando el partido, aunque eso probablemente sería desastroso en términos electorales (un poco como el Apra con García después de 2011)". Y es que, a su juicio, "los partidos personalistas son difíciles de despersonalizar".

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(Foto: Agencia Andina) Kenji Fujimori.[/caption]

Con todo, Levitsky detalla la fórmula bajo la cual el Fuerza Popular podría sobrevivir a este mal momento. Así, lo explica: "En los últimos anos, el fujimorismo se ha convertido en el partido de conservadurismo social, el partido que más combate a la "ideología de género", etc. Ahora hay otras fuerzas que buscan ocupar este espacio. Pero si Fuerza Popular logra mantenerse como la principal voz de la derecha no liberal, o la ultraderecha, y si logra encontrar un líder alternativo con cierta popularidad, podría sobrevivir". "Fuerza Popular sigue siendo uno de los partidos más organizados de Perú. Los casos de institucionalización de partidos personalistas y populistas son pocos, pero las hay", agrega.

Para Carlos Meléndez, un politólogo que estudia el fujimorismo, "Fuerza Popular no puede mirar el 2021 siquiera creo yo, yo creo que debe mirar el 2026 o el 2031 en adelante", comentó a Reuters.